¿Cuál es la Filosofía de Nintendo? A lo largo de la historia de la industria de los videojuegos, nos hemos percatado de que esta ha evolucionado de manera muy significativa. Nuevas propiedades intelectuales se crean, nuevas historias son contadas y cada nueva mecánica de juego cuidadosamente pulida. Esto último, en los años 80 o 90 hubiese sido impensable; los videojuegos como medio de entretenimiento, pensaban, eran simplemente una tendencia que terminaría tarde o temprano. No fue sino hasta que Nintendo, compañía de videojuegos por excelencia en Japón en esos años, logró lo impensable: salvar la industria después de la crisis que sufrió por culpa de la sobreexplotación y malos manejos del control de calidad por parte de ATARI.
La filosofía de Nintendo logró hacer un giro de tuerca en la industria, abrigándola, cuidándola y posicionándola nuevamente como un medio de entretenimiento sumamente redituable. Pero ¿es que acaso logró hacer esto con simples cúmulos de pixeles y programación básica que en combinación dieran como resultado juegos entretenidos?
Entendamos una cosa, la filosofía de Nintendo pone como prioridad una cosa: innovación. Si bien es cierto que sus primeros juegos no destacan por tener historias complejas, sí que fueron ejemplos a seguir por diferentes desarrolladoras de aquel entonces. Hubo una cantidad de juegos significativa para la compañía en aquellos años, en su mayoría juegos casuales, pero sumamente entretenidos. Sin embargo, fueron dos juegos los que destacaron entre la mayoría antes dicha: Mario Bros y The Legend of Zelda. Si bien el primero fue una innovación para los juegos de plataformas, el segundo perfeccionó un género ya trabajado por el medio: acción y aventura. Así, la segunda mejor franquicia creada por Miyamoto en aquellos años figuraría como uno de los paradigmas más emblemáticos dentro del género y, por supuesto, dentro de la industria.
Pasaron 36 años. En ese lapso, aquella entrega tuvo una cantidad considerable de secuelas logrando así la creación de una saga sumamente extensa y exitosa, aun con sus altas y bajas, pero siempre respetando aquella filosofía que Nintendo mantiene hasta el día de hoy. Finalmente, el 3 de marzo de 2017, la empresa lanzaría junto con su nueva consola, la Nintendo Switch, un nuevo título que sería nuevamente paradigma emblemático y un parteaguas dentro de los juegos del género: The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Es cierto que este título es, de algún modo, un receptáculo de todo lo innovador que figuró dentro del género para antes de su lanzamiento, también es un ejemplo de cómo tomar lo más relevante y fructífero de los títulos más destacados dentro del género de acción y aventura y apropiárselo de tal forma que logres un producto fresco y lleno de vida.
Sin embargo, estamos en pleno 2022, su secuela (la cuál ha tomado como título provisional ‘La secuela de Breath of the Wild’), cuya fecha de lanzamiento estaba prevista para 2022, ha sido nuevamente retrasada para la primavera de 2023. ¿Es acaso esto una estrategia de marketing? ¿Realmente es necesario retrasar el juego sabiendo que es uno de los más esperados de los últimos años? No hay duda alguna que la segunda entrega de este nuevo arco dentro de The Legend of Zelda es una de las más esperadas no sólo por sus fanáticos, sino también por gran parte de la industria. ¿Cuál es el motivo? Que Nintendo vuelva a innovar con un título que fresco, lleno de vida, nuevas mecánicas y que logre en el usuario final una inmersión completa. Breath of the Wild creo diferentes bases; Nintendo probó suerte en el terreno de los sandbox y, por primera vez en la historia de Zelda, la libertad de acción en un enorme mundo abierto fue total desde el primer minuto. El propio mundo fue una mazmorra repleta de misterios por resolver y que, a su vez, pone a prueba a los jugadores. No es para menos que la secuela de Breath of the Wild tienda a crear algo más allá.
En palabras de su propio director, Eiji Aonuma:
“La aventura de esta secuela se desarrollará no solamente en el suelo como en el juego anterior, sino también en los cielos. Sin embargo, el mundo expandido va más allá de esto, e incluso habrá una amplia variedad de funciones que podrán disfrutar. Para hacer de este juego algo verdaderamente especial, el equipo de desarrollo está trabajando arduamente en esta experiencia, así que por favor esperen un poco más.”
Con esto, tenemos una justificación muy bien dada por parte del director del equipo de desarrollo. Si bien es cierto que hay innumerables rumores respecto a la salida de esta secuela con un nuevo hardware por parte de la compañía (pudiendo ser esto una estrategia de marketing más que justificable), también es cierto que a Nintendo no le gusta entregar juegos sin algo innovador; algo que realmente destaque de entre todo lo que ya está dado en esta industria. No por nada cada patente que surge entorno al desarrollo de este título nos da pistas de que el equipo desarrollador está aprovechando de muy grata forma todo lo que puede realizarse en un nuevo mundo abierto en donde se toque el cielo (e incluso un poco más). El trato y cariño que Nintendo ha dado y le da todavía a The Legend of Zelda puede que no sea muy cercano al que esta compañía le otorga a Mario Bros. Pero, sin duda, buscan que cada uno de sus videojuegos tomen su tiempo y tarden lo que se tengan que tardar respetando, sin duda alguna, aquella filosofía que la compañía a demostrado durante toda su vida.
«Estas “formas únicas de juego” están incorporadas en nuestros sistemas de juego dedicados, que se consiguen desarrollando e integrando hardware y software de la mano. De esta manera, podemos brindar experiencias que todos puedan disfrutar, independientemente de su edad, género o experiencia de juego anterior, y crear siempre productos y servicios únicos que sean intuitivos y divertidos de jugar.» Shuntaro Furukawa