Inés Arredondo es una escritora mexicana que posee una sobresaliente obra cuentística que innovó por el tratamiento de sus personajes y temáticas. En sus relatos, la sinaloense habla desde su experiencia y recuerdos, pero también hay una mirada expectante en su narrativa, la cual reconstruye sucesos propios de la sociedad mexicana del siglo XX.
Sus relatos, en su mayoría, se desarrollan a través de personajes femeninos, quienes dan cuenta de la soledad, el machismo, maltrato y abuso que imperaban en las relaciones personales y familiares. Asimismo, ahonda en tópicos como el amor, la muerte, la pasión y la locura. Así, es importante reconocer que su propuesta narrativa es disruptiva porque da cuenta de esos valores morales y tradicionales que subyacían a la sociedad, así como atentó contra el canon al hablar de esto mismo.
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“La sunamita”
Luisa, una joven muchacha, es requerida por su tío para cuidarlo en los que serían sus últimos días de vida. Tras un camino caluroso y solo, llega a la casa de quien antes había cuidado de ella como una hija. Los días pasan y cuando parece llegar el último día de vida de su tío, frente a sus familiares, vecinos y el sacerdote, el moribundo le pide a su sobrina que se case con él para recibir la herencia. Este acto que parecía inofensivo para los otros personajes, se convirtió en la desventura de Luisa, pues su tío no murió como se tenía previsto, sino que fue mejorando y exigiéndole cosas como esposa.
“La muerte da miedo, pero la vida mezclada, imbuida en la muerte, da un horror que tiene muy poco que ver con la muerte y con la vida. El silencio, la corrupción, el hedor, la deformación monstruosa, la desaparición final, eso es doloroso, pero llega a un clímax y luego va cediendo, se va diluyendo en la tierra, en el recuerdo, en la historia. Y esto no, el pacto terrible entre la vida y la muerte que se manifestaba en ese estertor inútil, podía continuar eternamente”.
En este relato, Arredondo retrata los prejuicios que imperaban en ese tiempo – e incluso hoy en día− tales como la imposición de la protección de una pureza que si es corrompida induce al pecado y te hace víctima de la malicia y pasión de los hombres. Luisa expresa al final del relato que después de lo sucedido con su tío ya no puede volver a ser quien fue, como si su destino estuviera predispuesto y en manos de la pureza o del pecado.
Soledad y sometimiento en “La sunamita”
Resulta innegable que el personaje de Luisa reproduce la violencia silenciada y oculta que rodeaba a muchas mujeres que dejaron de vivir para dedicarse a los cuidados de su esposo; a las mujeres que fueron obligadas a casarse y a las mujeres que fueron juzgadas o tachadas por no cumplir con los valores establecidos. Luisa es arrastrada a cumplir con una “obligación” a cambio de su vida, su libertad y sus propios deseos.
“y yo me siento ocasión de pecado para todos, pero que la más abyecta de las prostitutas. Sola, pecadora, consumida totalmente por la llama implacable que nos envuelve a todos los que, como hormigas, habitamos este verano cruel que no termina nunca”
“La sunamita” tiene un carácter bíblico, pues retoma la historia de Abisag −la joven que cuidaba a David en su ancianidad; a través de esto, la escritora mexicana critica ese arquetipo de la mujer sanadora y protectora, la cual sacrifica su vida por cumplir los deseos de su esposo.