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El odio en internet y el «límite» de la libertad de expresión

Durante ya varios años, se ha peleado y debatido incansablemente para que a través del internet, todos podamos tener una opinión y un derecho de expresión. Jamás en la historia se había tenido antes un medio de comunicación que pudiera ser utilizado por casi cualquier persona, y por el cual, se pudiera hacer llegar información a casi cualquier parte de una manera tan eficaz y extensiva. A como fue planeado por sus desarrolladores, el internet debería vincular y ofrecer acceso de información para que los usuarios pudieran navegar a voluntad. De ninguna forma debería quedar restringido el acceso a nadie.

Parecería ser que con el tiempo, el propósito del internet y sus servicios se transformó en algo mucho más complejo que servir como una simple red de comunicación a distancia. Y pues bien, conforme al avance de todos nuestros desarrollos tecnológicos y de comunicación, el ser humano como usuario empezó a proyectar otros intereses suyos para resolver en estos. Así es como hoy en día se puede encontrar afortunada y desafortunadamente de todo en este medio que poco a poco se ha transformado en una herramienta de idealización, desinformación, control y odio; que podría atribuirse a esta falsa libertad que hemos de pensar que se tiene.

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Sobre la libertad «en línea».

Aquella libertad de expresión y uso garantizadas en los medios online ha contribuido a un crecimiento masivo y exponencial de información de todo tipo en la web. Esto sin embargo, ha provocado que con el paso de tiempo, acciones de tipo ilegal o no apropiado para muchos tipos de público sean publicadas con completa libertad en millones de sitios web. Esto ha derivado que los gobiernos tanto nacionales como internacionales, así como asociaciones e incluso empresas hayan tomado cartas en el asunto y haya iniciado una regulación y un control sobre los usuarios del internet y sobre su información.

Es bastante relativo considerar si estas acciones en práctica han sido correctas o incorrectas, ya que cada una de estas asociaciones actúa bajo sus propios intereses y rige con sus propias leyes. Esto ha derivado constantes luchas entre usuarios y autoridades que involucran temas como el libre uso de material e información, el derecho de anonimato, el libre acceso a sitios web, o el libre comercio. Con todas estas situaciones, muchos gobiernos y asociaciones han tenido que ser más específicos y cuidadosos respecto a lo que es ilegal y a lo que no es. Mientras que otros, han tomado acciones más generales e incluso autoritarias sobre sus usuarios.

La libertad en internet siempre ha sido un tema de polémica dentro y fuera de este / Fuente: timesofisrael.com

Sobre la desinformación

Uno de los temas más sensibles y complicados a tocar en cuanto a legalidad en los medios en línea es la «libertad de expresión», ya que es un tema que desde siempre ha sido bastante debatido. Muchos navegadores, buscadores y mismas páginas web cuentan con un filtro especializado para la información que desean mostrar y la que no. Temas y asuntos que claramente entran o rozan en la ilegalidad son automáticamente eliminados del alcance de los usuarios, haciendo aplicar leyes universales de seguridad y las leyes de cada país. Aunque todo esto no significa que al final, estas cosas desaparezcan del internet por completo.

Sin embargo, hay información que ronda por diversas páginas web de gran peligrosidad y potencial dañino para la mayoría de los usuarios, que de alguna forma, no se le considera como tal «fuera de la ley». La mayoría de las veces, esta información se encuentra disfrazada de opiniones simples, de puntos de vista, o de mensajes indirectos que en el fondo buscan crear desinformación y desconcierto acerca de un tema, que puede crear en los usuarios sentimientos de miedo, pánico y por supuesto, odio y rechazo hacia ciertos temas. Estas cosas a veces pueden pasar desapercibidas por las autoridades que regulan los sitios web o los buscadores, pero otras veces son dejadas a propósito por estas mismas, todo bajo ciertos fines ocultos, disfrazados de «derecho de libre expresión» y de neutralidad.

Las redes sociales se han vuelto un blanco constante de desinformación / Fuente: ft.com

Sobre el odio

Algo que hay que saber es que la libertad de expresión, como comúnmente se define, no es infinita, y se determina por ciertos límites basados en responsabilidades, normas y las libertades de las otras personas. Una opinión, no por el simple hecho de ser solo eso, se convierte en algo verdadero e inamovible cuando ha rebasado esos límites. Tal como explica este artículo del sitio web de la revista Time, una opinión y un punto de vista no pueden ser respetables cuando agreden la integridad de un cierto grupo de personas, y buscan crear desinformación y un ambiente de odio y hostilidad hacia estas.

Hoy en día, han aparecido miles de sitios web, así como millones de usuarios en sitios como redes sociales que elaboran desde bloques de información parcializados y politizados, hasta completos discursos de odio que siguen perdurando de forma un tanto discreta. Aunque pueda parecer como un fenómeno nuevo derivado de la globalización y la masividad de los medios, en el fondo solo es una extensión de la misma intolerancia y discriminación que siempre han existido. Y mientras miles de usuarios protegidos por un relativo anonimato siguen lanzando mensajes racistas, clasistas, machistas o xenófobos, los moderadores y autoridades de estos sitios permiten su desarrollo de forma discreta por fines políticos y económicos, así como permitir acciones en contra de otros usuarios ajenos al tema con estos mismos fines, como fue el caso de Facebook y Cambridge Analytica en el año 2016.

A estas alturas, es bastante difícil controlar el esparcimiento de este tipo de datos e información en el internet, el cual ya pareciera estar fuera del completo alcance para ser del todo regulado. Hoy en día, este fenómeno se ve acompañado de una fuerte polarización social y política, así como un aumento de problemáticas sociales como la violencia, al menos aquí en México. El problema implica un contexto más grande de lo que parece, y a como se sigue viendo, quienes realmente pueden tomar cartas en el asunto, parecen no interesarse mucho en el esparcimiento de este odio.

El internet se ha vuelto una herramienta de influencia para el esparcimiento del discurso del odio / Fuente: theverge.com