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‘Perfume de Mujer’: integridad, valor y romance

‘Perfume de Mujer’ (1992). Dirigida por Martin Brest, protagonizada por Al Pacino y Chris O’Donell es una película que cuenta la historia conmovedora de cómo surge la amistad entre un hombre con problemas de ceguera y recuerdos rotos por su pasado plagado de malas desiciones, y un joven, quien con paciencia y serenidad le dedica su amistad. Así, el viejo sale de esa oscuridad, esa ceguera del alma para renovarse, y, el muchacho, sigue sus convicciones, afianzándose en integridad pese a las duras pruebas.

Esencia de Mujer, portada


Un viejo con recuerdos rotos

La historia de un teniente coronel ciego, llamado Frank Salde (Al Pacino) se entrelaza con la adolescencia de Charlie Simms, un joven de escasos recursos que tiene una lucha moral por decidir qué hacer. Frank, un viejo pendenciero y arrogante, sería la imagen del resultado de todas las malas decisiones que cualquiera pudo haber tomado. La mirada de Charlie, es compasiva y noble, pues es un joven de valores, que a pesar de la actitud reacia de Frank, se mantiene junto a él.

Esencia de Mujer, frank y charli en la mesa

Al final de cuentas, el viejo lo necesita, ¿para qué? Más allá de que le sirve como guía, está la cuestión de ayudarse a sí mismo. ¿si alguien hubiera intervenido en su vida, como él lo hizo al final en la del joven en un momento crucial, hubiera cambiado su destino? Posiblemente. Ambos se encuentran en los extremos de la vida; uno viejo y ciego, acabado y derrumbándose por el peso de las malas acciones del pasado; y del otro lado, un joven que comienza a decidir cuestiones vitales que podrían marcar su vida.

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Esencia de Mujer, frank y charli caminando

¿Que zona mas común a ambos, que la de las acciones que los han de definir? Así, entre el viejo ciego y el joven universitario, crece la amistad, no sin antes pasar por pruebas. La actitud del veterano de guerra, ese autosabotaje constante, sería apaleada con la dedicación serena del muchacho. La conciencia de éste vendría a arrojar luz sobre la oscuridad en la que el teniente coronel estaba inmerso. La ceguera biológica sería como la maceración de una vida de errores, ¿de qué le sirvió poder discernir si nunca tomaba la elección correcta? ¿De qué le sirven los ojos a alguién tan negligente consigo mismo?


Tango; romance, sensualidad y amor.

La cadencia de ese ritmo de erótica refinada, en la cual se posa la juventud de Donna, la bella fémina que se encontraba esperando a su pretendiente, florece en delicioso aroma cuando baila tango con Frank. El viejo, aún tiene pasos que sacar, tiene deudas con la vida, así como con su pasado, necesita vivir. Pero su intención, en esta ocasión, no es la conquista, es el simple placer del romance.

Esencia de Mujer, Frank y Donna I

La sensualidad se baila, se degusta en el ambiente como quien se cumple un antojo, el cual se lo va acabando poco a poco. Porque lo sensual tiene tu propio matiz, su tempo. Es manera en que los cuerpos dicen mucho pero conservan todo. Sueltan pero no se desprenden, se hablan pero no se invaden. Esa el contacto de las intenciones en juego, bailando al ritmo del romance. El amor en las notas musicales es sentirse reanimado. No es de extrañar que Frank haya querido bailar con Donna.

Esencia de Mujer, Frank y Donna

Una gran lección

¿Integridad? Así es, al final de cuentas, lo que nos trae a escena por encima de las demás cosas, aún de las cuestiones febriles de conquista de Frank por las mujeres, es la decisión vital como punto definitorio. Sentir el peso del pasado, ese monstruo de multiples mascaras, pues cada una de ellas es un error, y que tiene además, una voz latente que le susurra lo miserable que es; Frank se encuentra a sí mismo, pero del otro, ese joven recto y con principios es el valor que el nunca tuvo para tomar el camino difícil.

Esencia de Mujer, amigos cobardes

Lo ha incriminado, el sistema académico se ha abalanzado contra el joven. De escasos recursos, becado, y sin contactos ¿no es el chivo expiatorio perfecto? Así hubiera sido, si no fuera por Frank. quien ha decidido intervenir en el juicio. ¿el crimen? haber manchado de pintura el auto del rector. ¿el castigo? la destitución. ¿Qué opción le dejan a un hombre cuando lo ponen contra la pared? ¿Hablar? ¿Decirlo todo para liberarse de la presión? ¡No! Charlie ha decidido callar. Pero por eso mismo lo incriminan. Los verdaderos perpetradores tienen dinero y se esconden detrás de papá.



Charlie no se esconde, pero tampoco delata, él ha sido testigo y sabe quienes son los culpables. Pero, ¿de qué sirve ser un soplón? Su propio código le dicta que es mejor callar. Frank habla, sí, habla la voz ya renacida de un intento de suicidio, ya no es ese viejo rancio y pendenciero. Ahora, tocado por la amistad de Charlie, es un amigo que va al auxilio. Sabe que todo es injusto, así que, por primera vez en su vida, hará lo correcto.

Esencia de Mujer, Frank y Charlie en el juicio II

Después del discurso conmovedor, todos le aplauden, el consejo académico ha decidido: «Charlie queda exento de toda culpa». Ha ganado la justicia. La presión, la amistad, la decisión, todas esas mezclas de desesperación y frustración, sentirse traicionado y al final liberado. ¿Para qué? Para seguir el camino duro pero justo.