Desde que somos niños, nuestros padres nos dicen que no tengamos miedo, esto ha sido un estigma de la sociedad desde hace muchísimo tiempo, el ser humano por naturaleza y para sobrevivir debe temer, huir de muchas cosas y afrontar muchas otras, en este artículo, podrás conocer datos importantes, rumores y teorías que rodean este controversial tema, además, juntos descubriremos si es posible morir de miedo.
El miedo es un mecanismo de defensa del cerebro ante una situación de estrés o ansiedad, un miedo extremo, irracional y que deja de ser controlado, se transforma en una fobia y según menciona la OMS, un 20 por ciento de la población mundial, sufrirá en toda su vida un trastorno de ansiedad que posteriormente se convertirá en fobia, por lo general, causado por una situación del peligro o estrés, sin embargo existen casos en los que las fobias se desarrollan de manera hereditaria, es decir que la carga genética de los padres, pasan al hijo, provocando el desarrollo de una fobia desde su nacimiento.
Una situación de miedo normal, puede darse por cualquier motivo de la vida diaria, desde ver a un insecto en la pared, hasta enfrentarse a un examen en el colegio, los síntomas más comunes son: dificultad respiratoria, vértigo, palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado, sudor, náuseas, dolor de estómago, sensación de irrealidad, sensación de adormecimiento, miedo a morir o a perder el control, estos síntomas comúnmente no duran más de 10 minutos.
Las fobias por otro lado, se enfocan en un solo objeto o situación, otra derivación del miedo, son los llamados ataques de pánico, estos son provocados por cuadros psiquiátricos y de psicosis, además de que pueden ser provocadas por enfermedades cardiacas u hormonales, si en dado caso, nos encontramos con un ataque de pánico sin padecer alguna de las enfermedades anteriormente mencionadas, tenemos un caso de un ataque de pánico secundario, llamado así por no tener razón aparente.
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El miedo como emoción
En psicología y como se menciona anteriormente, a pesar de que se cataloga como una emoción negativa, el miedo nos ayuda a adaptarnos al entorno y a reaccionar ante el peligro, el miedo se activa cuando detecta una amenaza, para de inmediato huir de esa situación, nos aleja de peligros a nuestra integridad física o nuestra vida, nuestra reputación, nuestra autoestima o nuestra seguridad, el miedo se manifiesta según nuestros filtros mentales, esto para alejarnos de una situación para la que no estamos preparados.
Aún con la mala fama que tiene el miedo, moriríamos si no lo tuviéramos, las personas no tendrían temor a nada y actuarían de manera temeraria, arriesgando su vida con acciones peligrosas que atenten contra su integridad.
La psicología divide el miedo en dos, el miedo funcional que se activa ante un peligro real y permite que nos adaptemos a la situación de peligro, permite que estemos alerta y nos hace actuar de manera racional, mientras que el miedo disfuncional no se activa ante un peligro real, no es adaptativo y entorpece nuestra vida ya que se activa por medio de nuestras creencias e ideas que distorsionan la realidad.
El doctor Robert Glatter, especialista del hospital Lennox en Nueva York, confirma que el morir de miedo sí es posible, al ser una respuesta natural del cerebro y actuar a nivel nervioso y cardiovascular, la adrenalina en el cuerpo sube de manera exorbitante, el ritmo cardiaco se incrementa, las pupilas se dilatan y el flujo sanguíneo que va directo a los músculos incrementa.
“Cuando se libera la adrenalina los canales por los que el calcio penetra en las células cardíacas también se abren de forma excepcional y si penetra una cantidad excesiva de calcio, los músculos del corazón cada vez se tensan más, y pierden la capacidad de relajarse. Esta situación puede acabar provocando algún tipo de arritmia que haga que el corazón lata de forma anómala” explica el doctor Glatter.
El corazón soporta un cierto nivel de tensión, sin embargo, ante este tipo de escenarios en los que la presión sanguínea aumenta, una liberación de adrenalina repentina y extrema, podría acabar en un fallo cardiaco total, desembocando finalmente en la muerte de la persona.
Un ejemplo de esto, es el súbito incremento de muertes durante los terremotos, cardiólogos expertos en el tema, informaron que, durante los sismos, las muertes por fallas cardiacas incrementan casi 5 veces, los síntomas son una repentina y fuerte opresión al pecho y luego caer muerto de inmediato, según estadísticas, las personas que mueren en este tipo de circunstancias, presentaron anomalías cardiacas anteriormente, además de padecimientos como obesidad, diabetes, Hipertensión, entre otras.
Es importante señalar que el miedo no se puede superar ya que es un reflejo natural del cuerpo, sin embargo, podemos hacer algo para detener el malestar que sentimos, según los expertos, el mejor método es afrontar la situación, las técnicas de exposición también son una opción eficaz, estas consisten en exponerse a los que nos causa miedo de una forma controlada, para de esa forma, modificar la percepción del cerebro hacia ese estímulo.
El miedo es algo que todos tenemos y es algo natural, no debemos avergonzarnos y mucho menos tratar de evitarlo, lo mejor es aprender a vivir con ello y manejarlo en la medida de lo posible, evitar las sorpresas repentinas y sobre todo cuidar nuestra salud, pues si bien, un susto no es mortal para muchas personas, padecimientos cardiacos y/o enfermedades congénitas podrían aumentar el riesgo de morir en cualquier momento.