Arcaica y sempiterna se ha tornado la batalla entre el bien y el mal, ángeles y demonios han luchado, entre luz y llamas, por el dominio de un mundo caótico y confundido. Día a día pisan esta sociedad, individuos que buscan ver el entorno arder, intoxicar con odio los sentidos del hombre. Afortunadamente, quedan algunos emisarios de luz, que enfrentan las llamas, en este caso, con pintura e imaginación, con verduras y muffins; y dan su tiempo y vida, para derrocar el odio entre prójimos.
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Pier Paolo Spinazzi, mejor conocido como CIBO, ha dedicado sus habilidades dentro del street art para combatir los mensajes fascistas y/o de odio, plasmados en las calles de Italia.
Melones, sandias, muffins y de más, son encargados de cubrir y desaparecer el odio plasmado en paredes; desde el 2008, Cibo se ha dedicado a difundir un mensaje de paz a través de alimentos.
“Es mi deber cívico, es un derecho. Honestamente me siento obligado a borrar estas cosas. Al hacerlo, me estoy ocupando de mi ciudad, es como si la ciudad fuera mi galería de arte. ¿Le explicas una esvástica a un niño? ¿Cómo puedes? Es imposible. Es un mensaje racista, no es bueno”.
Cibo.
Según en artista italiano, Somos lo que comemos, pues la comida es el puente que nos transporta en todo momento la a la inocencia de la niñez, a nuestras raíces. De donde soy y a donde voy, verificar las estructuras de mis valores, encontrar un camino a la paz interior, y así, compartir el camino para encontrarla.
Hemos de recalcar, que el camino del artista no ha sido bastante obstaculizado, pues la oposición Neonazi no se queda con las manos cruzadas, y vuelven a plasmar sus mensajes encima de las obras de Cibo; lo que se ha vuelto una lucha sin fin.
“El Street art se vuelve poderoso porque tiene sentido en ese lugar y en ese momento. De hecho, siempre trato de vincular este aspecto porque en un mundo efímero, la verdadera obra de arte no es el diseño, sino la interacción con las personas.”
-Cibo
Dentro de un camino oscuro se asoma un rayo de luz, en un mundo tan competido y dominante, nos damos cuenta, que siguen existiendo osados buscando la paz, la igualdad; y a perspectiva de cada uno, tal vez, un sentido de justicia.
