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Father John Misty

Father John Misty y ‘Pure Comedy’, el soundtrack para esta cuarentena

“Afanan nuestras almas, nuestros cuerpos socavan, la mezquindad, la culpa, la estulticia, el error; y, como los mendigos alimentan sus piojos, nuestros remordimientos, complacientes nutrimos” Baudelaire, Las flores del mal

Tres años atrás Joshua Tillman, mejor conocido bajo el seudónimo (o nombre artístico) Father John Misty, lanzaba, a mi parecer, el mejor disco de la década pasada: ‘Pure Comedy’. Una década que, entre varias cosas, nos dejó un entrópico ambiente político-social, un ambivalente ánimo colectivo con la idea de progreso y, claro, un tiempo marcado por la violencia, el consumo, la explotación y el espectáculo.

En ese entorno rodeado de malestar y una, cada vez más, marcada incertidumbre, FJM lanza ‘Pure Comedy’ (que podría entrar en la categoría de álbum conceptual), el cual nos narra la situación actual con vistas a un futuro no lejano de nuestra condición como mortales y sociedad. Sí, quizás en este punto suene gastado el argumento «nuestra sociedad es así» pero, en verdad, el disco de FJM no se resigna sólo a señalar estas carencias evidentes dentro del cuerpo social. Entre líneas, inclusive, podría percatarse una crítica antropocéntrica del cantante: hace un constante señalamiento a los estragos que hemos ocasionado al concebirnos como la corona de la creación, los reyes (soberanos) que rigen en la biosfera.

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Father John Misty – ‘Pure Comedy’ (2017)

Pero, ¿por qué Pure Comedy es el soundtrack ideal de nuestra cuarentena? Un enorme motivo serían los mensajes y reflexiones que se realizan en el transcurso del disco. Un ejemplo de ello, y que rescata El País, es, justo, el track que le da nombre al disco: ‘Pure Comedy’. Tiempo atrás el mismo medio había catalogado a Tillman como un «nihilista tierno» y podría concordar con ello; en: ‘Pure Comedy’ se puede apreciarse este lado nietzscheano. Es un disco con tonos lúgubres, toscos y que a varios podría incomodar por la brutalidad de sus letras.

Father, en ese track, demuestra su más cruda, crítica y realista faceta como artista y compositor; una canción que hace una total narración de los tiempos en los que vivimos. Sí, muchos ya lo han comparado con Dylan pero siento que ello es algo precipitado.


En ‘Pure Comedy’ FJM se burla de los avances científicos, de nuestras creencias («And how’s this for irony, their idea of being free is a prison of beliefs, That they never ever have to leave». «Y cómo es esto por ironía, su idea de ser libres es una prisión de creencias, que nunca tienen que irse».) y nuestras costumbres como «hombres de la sociedad industrial avanzada». También nos habla de los políticos (haciendo referencia a Trump), lo cual traza una correlación entre la decadencia de los usos/costumbres heredados por la religión (un tema recurrente durante el disco debió a la educación recibida por parte del artista durante su infancia) y retomados por el mundo semiótico del capitalismo-político.

 

A este punto, sin necesidad de adecuarla a la canción, FJM nos adentra al pensar nihilista: “El nihilismo representa un estado patológico intermedio, una locura en transición”. Una locura que ocupa, con violencia y absurdo, el vacío que radica entre nosotros y el mundo, entre el simulacro y la “verdad”, la confusión entre la apariencia y la presencia.

En sí, Father, hace un reclamo a nuestra situación ensimismada por lo banal, nos preocupan y nos ocupan asuntos, prácticas, que se podrían catalogar como superfluas. Pero lo que nos llama a platicar sobre el track en cuestión es una oración que contiene: “They build fortunes poisoning their offspring, And hand out prizes when someone patents the cure” («Construyen fortunas que envenenan a su descendencia, y reparten premios cuando alguien patea la cura»). ¿No nos recuerda a cierta situación actual? Claro, nos remonta a la reciente polémica que envolvió al presidente Trump y la icónica respuesta de un político alemán ante la petición del norteamericano de comprar la cura potencial al nuevo virus: “el capitalismo tiene sus límites”. Y, hasta ahora, es el mayor descubrimiento que nos ha dejado esta pandemia.

Para rematar dicho pensamiento FJM nos deja, de igual forma, esta línea en otra de sus canciones: “Let the seven trumpets sound as a locust sky grows dark, And we say it’s just human, human nature, This place is savage and unjust, We crawled out of the darkness” (Deja que las siete trompetas suenen mientras un cielo de langosta se oscurece, y decimos que es solo humano, naturaleza humana, este lugar es salvaje e injusto, nos arrastramos fuera de la oscuridad). Pareciera que se invoca una parte de un pasaje bíblico del cual se hace mucha referencia los últimos días: los jinetes del apocalipsis. Father ya daba cuenta de este inevitable atropello a la humanidad y su forma-de-vida caracterizada por vivir en un constante des-tiempos, se le teme al apocalipsis porque no hemos aprendido a vivir, a cerrar los ojos. El manejo del tiempo y su obstinada tarea de juzgar con la palabra de un Dios como otra característica “humana”.

 

Pero, a mi parecer (y como oyente de FJM) el track en el que encuentro mayor semejanza a esta situación actual, como calzador, es el extenso título ‘Things It Would Have Been Helpful to Know Before the Revolution’. En dicho nos habla sobre un mundo pos apocalíptico, un mundo después del desastre, uno que, bajo la narrativa de Tillman, parecía inevitable. Aquel título podría relacionarse con el otro track, del mismo disco, llamado ‘Ballad of the Dying Man’ el cual aborda los patéticos problemas que hemos estado gestando los últimos años en las redes sociales, problemas en suma banales y que alimentan el vago uso de la vitalidad.

¿En qué momento comenzó la revolución y en qué momento se abandonó?

“Industry and commerce toppled to their knees
The gears of progress halted
The underclass set free
The super-ego shatters with our ideologies
The obscene injunction to enjoy life
Disappears as in a dream
And as we return to our native state
To our primal scene
The temperature, it started dropping
The ice floes began to freeze”

«La industria y el comercio cayeron de rodillas
Los engranajes del progreso se detuvieron
La clase baja liberada
El súper ego se rompe con nuestras ideologías.
El mandato obsceno para disfrutar la vida.
Desaparece como en un sueño
Y a medida que regresamos a nuestro estado natal
A nuestra escena primaria
La temperatura, comenzó a bajar
Los témpanos de hielo comenzaron a congelarse»

 

Un mundo que ya no contiene pálpito alguno de revolución, de vida o, siquiera, de emoción por el encuentro. Una vida desgastada al igual que el planeta y su alrededor. Nos dibuja (mediante las palabras) las consecuencias de un entorno resuelto bajo la violencia (aquello nos podría, inclusive, remontar a las reflexión de Butler) como máxima expresión de vida. Una violencia que no sabemos manejar.

Lo más sorprendente de esa canción es la producción que va ligada en demasía con la letra; la parte clímax de la misma radica en cómo, poco a poco, los violines, batería, trompeta y demás van subiendo de volumen adquiriendo una dimensión desesperada, gritos ahogados y una violencia palpable. Es ahí donde FJM narra, nos sitúa en, aquel mundo utópico que varios han trazado, pero, después de este punto álgido arriba la calma, el vacío, la depresión. Es ahí donde el autor narra que es demasiado tarde porque ‘la temperatura comienza a bajar’ una referencia clara hacia el cambio climático y la indiferencia hacia la humanidad.

La pandemia es ello, es aquel vacío en el que nos encontramos. Un hueco en la historia dejada a merced de un ente ‘invisible’ y una idiosincrasia arrodillada frente a los grandes templos del consumo y el frenesí.