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Mes del Orgullo 2020: algunos desafíos

El coronavirus definitivamente modificó la vida como la conocíamos y varios de los eventos que año con año se realizan, como las marchas del orgullo, han tenido que suspenderse para salvaguardar la integridad de los asistentes. Sin embargo, como la reivindicación de los derechos de la sexodiversidad no puede posponerse, desde diversas latitudes se han digitalizado las marchas y actividades culturales, en aras de seguir luchando por el pleno reconocimiento de todas las personas en todas las áreas.

Hace un año presentábamos en este mismo espacio los retos que enfrenta la comunidad LGBT+ en México y la verdad es que la situación no ha cambiado mucho. De hecho, como ahora la Marcha del Orgullo se llevará a cabo de manera virtual, se comprobó lo que veníamos señalando desde hace años: las marcas sólo ven a la comunidad como un importante nicho de mercado, pero son las menos las que verdaderamente son socialmente responsables y se comprometen en la defensa de la sexodiversidad.

Fuente: caribbeannewsdigital.com

Así, aquel ánimo con el que iniciábamos en 2019 por el 50° aniversario de las revueltas fuera del bar Stonewall no está presente este año, pues lejos de la ola de reivindicación y reconocimiento que se esperaba a partir de ese momento, da la impresión de que existe un retroceso importante en el mundo en materia de garantía y defensa de los derechos de la heterodisidencia. Acompáñanos en este repaso para conocer los alcances y límites del Orgullo en México y en el mundo.


El estado de los derechos LGBT+ en el mundo

La homosexualidad fue eliminada de la lista de enfermedades mentales por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1990, aunque no fue hasta el año pasado que esta agencia de las Naciones Unidas decidió eliminar también de la lista de padecimientos mentales a las personas transgénero. De entrada, estos dos datos aparentemente no relacionados nos indican que la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos no es igual para las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, queer y asexuales.

Además, a diferencia de lo que se esperaba, no todos los países han mostrado una postura abierta hacia la sexodiversidad y no han despenalizado la homosexualidad, amén de que ejercen más de un tipo de violencia contra la comunidad LGBT+. Por ejemplo, de acuerdo con  la investigación de Mohammadrasool Yadegarfard, es alarmante el número de operaciones de reasignación de sexo en el Irán, especialmente porque estas no son realizadas en personas trans, sino en hombres y mujeres que se identifican como homosexuales y lesbianas y que son obligados por el Estado a someterse a la intervención quirúrgica para preservar la vida, pues la homosexualidad está penada con la muerte. Así un 45% de las operaciones fueron realizadas en personas que no se perciben como trans.

Así, Irán se suma a la lista de los 70 países que criminalizan los actos sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo. Además, cabe resaltar que 12 países contemplan la pena de muerte como sanción a este “ilícito”. El mapa elaborado por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex —ILGA World—, presenta el estado en que se encuentra el reconocimiento de los derechos de la sexodiversidad en 2019.

Y si bien siempre es interesante detenerse en los países que aún conciben como un delito a la heterodisidencia, en esta ocasión nos centraremos en países que han sufrido un franco retroceso en materia de protección a la comunidad LGBT+. Empecemos por la Unión Americana, en donde el actual mandatario, Donald Trump (quien no izó la vadera arcoíris el año pasado), decidió que era buena idea permitir que el personal médico discrimine a la personas transgénero:  ¡sí, en pleno Mes del Orgullo! Gracias a los esfuerzos de Barack Obama, esta cuestión era ilegal desde hace unos años, pero el republicano busca la manera de apelar a su base electoral para salir airoso en las elecciones, y aparentemente su segundo mandato le importa más que negarles derechos a sus ciudadanos.

 Fuente: au.org

Otro caso mucho más alarmante es el de Polonia, pues justo en el corazón de Europa da un fenómeno bastante peligroso: desde febrero del 2019 se han creado las zonas libres de ideología LGBT+. A pesar de la denuncia y el rechazo que ha causado la existencia de esas demarcaciones —que dicho sea de paso atentan contra la legislación de la Unión Europea— la situación ha escalado bastante rápido y es momento de hacer algo.

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De acuerdo con Claudia Ciobanu, las zonas libres de ideología LGBT+ representan más de un tercio de la totalidad del país y ya superan en extensión a Hungría. Un análisis minucioso sobre el tema escapa a los caracteres destinados a este espacio, especialmente porque requiere que revisemos la historia de este Estado nación que en más de una ocasión ha desaparecido del plano internacional, y a riesgo de simplificar la situación, el asunto se resume en lo siguiente.

Fuente: codigonuevo.com

Frente a la propuesta del alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, en 2019 de atender las derechos de la comunidad sexodiversa, el líder del partido de la oposición —Jarosław Kaczyński— comenzó una serie de ataques, señalando que se importaba ideología que atentaba contra los valores polacos. Así, los líderes políticos más recalcitrantes de la oposición han adoptado resoluciones <<pro-familia>>, por las cuales no sólo se invisibiliza a la diversidad, sino que se crean estas zonas libres de ideología LGBT+.

¿Qué no es para tanto? La percepción de la homosexualidad en Polonia ya era un tema complicado, pues la religión jugó un papel preponderante cuando se revivió al Estado y bajo esa verborrea sin sentido que le gusta lanzar a los que se consideran defensores de la sociedad, pero que en realidad son negacionistas de derechos y promotores de odio, una vez más se esta mandando el mensaje de que el <<modelo natural>> de familia es el heteronormado, las personas heterosexuales se muestran más reacias a respetar la diversidad sexual y se han reportado ataques violentos en las protestas de la comunidad LGBT+ en Polonia, que incluso han sido suspendidas para preservar la seguridad de los participantes.

Fuente: expansion.com

Todos los que están a favor de este odio territorializado se olvidan de que la identidad europea, y eso incluye por supuesto a su país, no esta definida por el cristianismo, que la orientación sexual y la identidad de género no son ideología, y que la diversidad no representa una amenaza para la seguridad nacional de Polonia. Además, existe más de un modelo de familia —homoparental, padre o madre soltera, menor a cargo del cuidado de otros familiares—, y que las personas LGBT+ van a seguir existiendo e incluso viviendo en las zonas donde la <<ideología de género>> esta prohibida. Lo único ocasionado por su discurso de odio es poner en peligro a sus ciudadanos.

Y podría escribir más sobre el tema, o de los campos infames  campos de concentración para homosexuales en Chechenia, de cómo las personas LGBT+ tienen que escapar de África del Este para preservar la vida, de Brasil como el líder mundial de crímenes de odio contra las personas trans —el año pasado fueron cometidos 124 crímenes de odio contra el colectivo—, pero no tengo el estómago para seguir hilando en oraciones coherentes tantas atrocidades. Así que antes de que la nausea me traicioné pasemos al caso mexicano.


Los desafíos de la comunidad sexodiversa en México

Los defensores de los derechos LGBT+ se esperanzaron bastante con la toma de protesta del actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pues este señaló “El Estado representará a todos los mexicanos, ricos y pobres, de todas las corrientes de pensamiento y preferencias sexuales”. Lo anterior no es poca cosa: fue la primera vez en la historia que un presidente mexicano hizo mención abiertamente a la sexodiversidad.

Así, parecía que el político quería romper con la imagen conservadora que se le había asociado al momento de debatir temas que la opinión pública califica de escabrosos y los cuales básicamente se resumen al reconocimiento de todos los derechos para todas las personas —aborto legal, seguro y gratuito, protección a la comunidad LGBT+. Además, no pasó desapercibido que durante su campaña, el ahora mandatario mexicano propuso someter a votación pública temas como el matrimonio igualitario y la adopción homoparental.

Fuente: aciprensa.com

Por ello, fue grato ver al académico Genaro Lozano señalar en la mañanera del 17 de mayo del 2019 —Día de la Lucha en Contra de la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia— que la transformación que se pretende ejecutar desde Palacio Nacional no se logrará si seguimos pensando en consultas para reconocer los derechos humanos de la comunidad LGBT+. Y es que si bien es un absurdo suponer que depende únicamente del Estado el acabar con todas las formas de violencia que enfrenta la sexodiversidad, al menos es su labor garantizar su seguridad.

Por eso, resulta alarmante leer la nota de Letra S, en donde se señala que en el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador al menos 117 personas LGBT fueron victimas de crímenes de odio. No por ello estamos romantizando las administraciones pasadas; de hecho la misma organización reportó que de 2015 al 2019 al menos 441 personas parte de la sexodiversidad fueron asesinadas. Sin embargo, es necesario hacer la puntualización de que el 2019 fue el año más violento, pues en promedio con los años anteriores, donde el promedio de muertos es de 88 personas, encontramos un aumento del 27%. Veamos cómo se resuelven estos casos, pero desde aquí parece que la defensa de la diversidad sexual es sólo retórica, al igual que muchos otros temas,  para la presente administración.

Fuente: mvsnoticias.com

Ahora, es necesario adentrarnos un poco en la dinámica social para identificar los desafíos que enfrenta la sexodiversidad en el país. Él ahora defenestrado Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha creado varios instrumentos para medir la discriminación, la segregación, la exclusión y demás formas de violencia que enfrenta la comunidad LGBT+. El primero de ellos es la Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México (Enadis), que en 2017 arrojaba datos bastante interesantes, especialmente en la coyuntura actual.

Dentro de la sexodiversidad, la comunidad trans es la que más sufre de la violencia, estructural y sistémica, y no extraña que México se encuentre sólo detrás de Brasil, como el segundo país donde más crímenes de odio se comenten contra estas personas. Tras diez días desaparecida, el cuerpo de María Elizabeth Montaño, mujer trans, doctora y activista, (y que por sus publicaciones en Facebook parecía una mujer increíble). Y es que el odio, especialmente la transfobia, no descansa ni siquiera en el Mes del Orgullo.

Fuente: noticieros.televisa.com

Probablemente te estés preguntando a qué viene todo esto si estábamos hablando de los resultados de la Enadis en 2017. Bueno, pues que el instrumento arrojó que 7 de cada 10 personas creen que los derechos de las personas trans son los menos respetados. Entonces ¿qué está pasando en la sociedad mexicana que es capaz de reconocer la discriminación que enfrentan las personas trans pero no modifica las estructuras para crear comunidades verdaderamente incluyentes?

Como dato adicional, las personas trans han señalado que es en el sector salud donde enfrenta más discriminación: siete de cada diez sufrieron algún tipo de experiencia discriminatoria durante la atención médica. Ahora bien, la dependencia que el actual mandatario dijo no conocer es la que ha impulsado el Protocolo para el Acceso sin Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las Personas LGBTTTI. Y es que al Conapred le podemos criticar varias cosas: no levantó la voz en 2010 cuando se levantó una acción de inconstitucionalidad contra la ley Razú de Matrimonio Igualitario o como ese mismo año se aceptó que el Día Nacional contra la Homofobia se nombrara Día Nacional por la Tolerancia, pero es de las instancias gubernamentales que intenta hacer valer los derechos de todas las personas.

Como segunda herramienta interesante encontramos una colaboración entre el Conapred y el Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH): la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig). En 2018 los datos resultaron más que reveladores, pues seis de cada diez personas parte de la comunidad LGBT+ reportaron el ser víctimas de la discriminación en el último año. Además, hay un tema que siempre resulta revelador: la discriminación en el seno de la estructura familiar, esa que en los productos culturales han enseñado a la sociedad mexicana que se le tiene que perdonar todo, simplemente por compartir la “misma sangre” o algo así.

De acuerdo con la Endosig una de cada cuatro personas enfrentó discriminación por parte de madre o padre al momento de hacer pública su orientación sexual. Lo anterior toma una luz mucho más siniestra en la coyuntura actual, pues de acuerdo con It Gets Better México, la pandemia sirvió de pretexto para que la juventud LGBT+ sea expulsada de sus casas: en los primeros diez días de la emergencia sanitaria recibieron solicitudes de 15 personas parte de la sexodiversidad que se quedaron literalmente sin techo.

Fuente: jornada.com.mx

Ahora, para redondear, aumentar la complejidad, indignarse y todo lo que se quiera, la Coalición Mexicana LGBTTTI+ indica que el 72% de las víctimas de crímenes de odio había convivido en más de una ocasión con su agresor. ¿Cuántas personas LGBT+ no habrán perecido en manos de familiares y cuyos nombres no conocemos?  ¿Cuántos más habrán sido sometidos a  esfuerzos para corregir la identidad sexual e identidad de género (ECOSIG)? ¿Se puede hacer algo para cambiar la situación?


Alerta por nuestros derechos ¡No al retroceso!

Estas últimas reflexiones llevan el lema de la XLII Marcha del Orgullo de la Ciudad de México. Y es aunque a más de uno le parezca una exageración que la comunidad LGBT+ sea visibilizada por un mes, amén de que arrebate el espacio público, la situación no es para menos. Aunque la pandemia nos impide reunirnos en físico, no detiene la lucha por la reivindicación de los derechos humanos de la sexodiversidad: #ElOrgulloPermanece.

En pleno 2020 encontramos que la serie  ‘Love, Victor’ a pesar de todo lo heteronormada que es, no se encuentra disponible en Disney+ sino en Hulu, pues la compañía del famoso ratón no la considera como un producto apto para toda la familia —aunque qué se puede esperar de una empresa que hasta hace poco hacía queer coding. O, para el caso mexicano, Master Card rechazó incluir la historia de José Manuel López Velarde —que escribió por invitación directa— solamente porque la protagonista tiene una familia homoparental y no se considera que sea contenido apto para niños. Y es que las marcas creen que con poner en su perfil la bandera arcoíris ya hicieron más que suficiente… Ojalá que la comunidad LGBT+ tenga memoria.

Y los desafíos son muchos y más de los que me caben en este espacio, pero como siempre me he rehusado a sumarme a los reportajes de pornomiseria, aprovechemos algunas líneas para reconocer los grandes avances que se consiguieron en materia de defensa y garantía de derechos LGBT+ en fechas recientes. En Estados Unidos la Corte Suprema prohíbe la discriminación laboral de las personas parte de la sexodiversidadAlemania prohibió las terapias de “conversión sexual” —los ECOSIG—se llevó a cabo la primera adopción homoparental en Guanajuato, amén de que las representaciones positivas de la sexodiversidad en  cine, televisión y en la literatura son cada vez mayores.

Claro, todavía falta mucho, pero la nueva normalidad se presenta como la oportunidad para favorecer la interseccionalidad entre los movimientos sociales que buscan el pleno reconocimiento de sus derechos; en Estados Unidos, las protestas raciales y el Mes del Orgullo se unieron en más de una ocasión para luchar por la reivindicación de sus derechos. En este espacio ya no pudimos abordar la discriminación que existe dentro de la misma comunidad LGBT+ (pero siempre estamos abiertos al diálogo) y que en ocasiones parece prima sobre cualquier cosa, incluso el presentar planes de acciones conjuntos, para el cuidado y apoyo de todos.

Esperemos que en el mundo post pandemia lo importante —la articulación de esfuerzos de toda la comunidad LGBT+, la interseccionalidad, la construcción de sociedad incluyentes y resilientes, y un larguísimo etcétera— predominé sobre lo “urgente” —protagonismos, revanchismos, rencillas, botines políticos, pseudo activismo…. Y mientras tanto aquí se sigue existiendo, no sólo en junio, y se te invita a sumarte al movimiento de este año: Alerta por nuestros derechos ¡No al retroceso!

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