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Sylvia Plath, la poeta que escribía sobre la naturaleza, la vida y la muerte

Sylvia Plath, la escritora que escribió novela, cuentos, ensayos y sobretodo, poesía; comenzó por escribirle poemas a la naturaleza y terminó dedicándole sus letras al dolor, la enfermedad y el miedo.

Morirse es un arte como todos los demás, escribe Sylvia Plath en uno de sus poemas, ‘Lady Lazarus’, título que retoma de Lázaro, el hombre bíblico que resucitó de entre los muertos, si morirse es un arte, es entonces un arte que conoce muy bien y del que se sabe hábil. Sylvia Plath comienza a escribir poemas sobre la naturaleza desde que era muy pequeña. Su madre fue profesora de inglés y alemán. Su padre, un destacado entomólogo con gran experiencia en el estudio de abejas, murió en 1940. Su temprana muerte fue un golpe duro para Sylvia ante una difícil realidad de la que quizás nunca se pudo acostumbrar.

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Sylvia siempre destacó por ser una excelente estudiante, entre los años de 1950 y 1955 asistió al Smith College de Northampton. Al poco tiempo consiguió una beca fulbright y viajó a Inglaterra para estudiar en la Universidad de Cambridge. Fue en Inglaterra donde conoció al también escritor, Ted Hughes, se casaron en 1956 y tuvieron dos hijos: Frida, nacida en 1960; y Nicholas, en 1962.

En vida únicamente publicó dos libros, ‘El coloso’ (1960) y ‘La campana de cristal’ (1963), novela semi biográfica firmada bajo el seudónimo de Victoria Lucas. En esa novela, Sylvia Plath narra la vida de Esther, una mujer con depresión y a la cual la vida se le va delante de sus ojos,  temerosa del peso de las decisiones que caen sobre sus hombros. Años después de su muerte, es publicada su obra más conocida, ‘Ariel’, colección de poemas, de los cuales resaltan ‘Daddy’ y ‘Lady lazarus’.  Entre versos evoca el acechamiento de la soledad y la enfermedad. Otra de sus obras apremiantes, aunque quizás menos conocida es su poema ‘Soy vertical’.

Soy vertical, pero preferiría ser horizontal.
No soy un árbol con las raíces en la tierra absorbiendo minerales y amor materno
para que cada marzo florezcan las hojas
ni soy la belleza del jardín de llamativos colores que atrae exclamaciones de admiración
ignorando que pronto perderá sus pétalos.
Comparado conmigo, un árbol es inmortal…

Escribe Plath y hace uso de las metáforas para plantear problemas: su propia existencia, para ella la solución es tan fácil: la muerte o la locura. El poema está lleno de metáforas relacionadas con la naturaleza, la vida y la muerte. Es una reflexión de sí misma sobre sus deseos y pensamientos más profundos. Hace una comparación entre ella, los árboles y las flores. Para Sylvia, la naturaleza tiene más sentido de existencia que su propia vida, parece también que la envidia por no tener conciencia de que están vivos e ignorando que algún día morirán.

Sylvia Plath se ha convertido en un referente de la literatura confesional del siglo XX y además, también de la literatura feminista. Desde entonces, numerosos lectores se han interesado en su obra, en su vida, quizás de una forma curiosa. Cientos de artículos, ensayos, y poemas se han escrito en su honor. En el 2003 , la directora de cine Christine Jeffs, llevó  a la pantalla ‘Sylvia’, una película biográfica, protagonizada por Gwyneth Paltrow, aunque  la cinta no recibió aclamadas críticas del público, mucho menos por su hija, Frida. Pues la historia se centra de forma dramática al estilo Hollywood en la relación entre Sylvia y Ted.

Plath mostró ser una artista total, con una gran gama de talentos, aparte de la escritura y el estudio, también dibujaba y pintaba. Durante su luna de miel viajó a Europa y comenzó a ilustrar poemas. La editorial Nórdica publicó una colección de sus dibujos, en los cuales captura su visión del mundo.

Fue el frío invierno de 1963, el 11 de febrero, que decide terminar con su vida metiendo la cabeza en el horno. Pasó sus últimos días sola, incomprendida y enferma. Una mujer que comenzó por escribirle poemas a la naturaleza, a las flores, al sol y que terminó dedicándole sus letras al dolor, la enfermedad y el miedo.

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