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Pamukkale: un castillo de algodón en Turquía

No hay nada tan poderoso y fantástico como la naturaleza, porque así como puede destruirnos de un momento a otro, puede sorprendernos con la belleza de los paisajes que no regala en cada rincón del planeta.

En esta ocasión, Turquía es el protagonista,  pues en su territorio se encuentra un lugar con un panorama inimaginable que parece irreal; se trata del famoso “Castillo de Algodón” en la ciudad turca de Pamukkale.

Es una de las ciudades más visitadas de Turquía junto con Estambul y Capadocia; Pamukkale  se encuentra en el valle de Menderes en la Provincia de Denizli.

La belleza del paisaje en el lugar se debe a una formación geológica, producto de las aguas termales del lugar, originadas por los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la cuenca del río, ocasionando la aparición de numerosas fuentes de estas aguas.

Gracias al alto contenido de creta (roca caliza de la que se extrae la tiza), bicarbonato y calcio de las aguas termales, es que el monumento natural luce el particular color blanquecino, y su singular forma.

Los minerales arrastrados por el agua han creado esta formación de piedra caliza y travertinos blancos que desde la distancia aparenta ser nieve.

Corrientes de agua subterránea, rica en minerales han ido horadando la piedra caliza del valle, creando un sistema de terrazas de piedra del color blanco.

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Fuente: hola.com

Ante los ojos de los visitantes el lugar luce un blanco impoluto bajo el sol, pero ni es nieve, ni hielo, ni sal, ni tampoco es algodón aunque lo parezca y sea la razón del nombre.

La montaña Pamukkale tiene una altura de 160 metros y una extensión aproximada de 2700 metros; cubierta de blanco dando el aspecto de ser nieve.

En turco Pamukkale significa literalmente “castillo de algodón”, lo que el sitio es nombrado así debido a la apariencia del lugar, y quienes han estado allí se darán cuenta que es un nombre que hace justicia al paisaje que ven a su alrededor.

La curiosa montaña con aspecto de blanca cascada congelada está formada por múltiples “piscinas” de aguas termales color turquesa que hacen contraste con el blanco creando una imagen agradable para quien se encuentre allí.

Las aguas azules que reposan en terrazas naturales de piedra caliza formadas a lo largo de los años caen en cascada.

Anteriormente las piscinas estaban llenas de aguas termales que salían de manera natural de la montaña. Pero desgraciadamente con la llegada del hombre, esto dejo de suceder y tuvieron que llenarlas de agua artificial.

Se tuvo que recurrir a lo anterior debido a que empezaron a  construirse hoteles, por lo que todos querían ofrecer a los visitantes las mejores piscinas con aguas termales, ocasionando que gran parte de las piscinas naturales comenzaran a secarse.

Fuente: terrenotravel.com

Además se construyó una pista asfaltada que destruyó gran parte de los travertinos, a eso sumémosle el jabón que utilizaba la gente así como la gasolina de los coches y motos que tenía acceso libre al parque, dañando aún más el recinto.

Ante la situación crítica de Pamukkale, el lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad  por la UNESCO en 1988, creando así un plan de rescate de este icono natural.

Llegar hasta allí no es fácil, lo más cómodo es volar hasta Denizli, al oeste de Turquía, pero hay que tener en cuenta que ésta un poco en medio de la nada, por lo que quien vista Pamukkale debe de poner mucho de su parte para tener una experiencia agradable.

Una vez situados en la entrada del Parque Natural Pamukkale, los visitantes deben descalzarse, pues no está permitió caminar con zapatos, ya que el suelo del lugar es muy débil y puede deteriorarse si se pisa con calzado. Los zapatos pueden guardarse en las taquillas o en la mochila por si se quiere continuar el recorrido hacia las ruinas de Hierápolis.

El primer pensamiento que se tiene al quitarse los zapatos es si el suelo esta resbaloso y si se puede caminar por el terreno sin tener un accidente.

Da tranquilidad saber que no pasará nada, pues el suelo es rugoso y no resbala; se puede caminar con tranquilidad; sobre la superficie corre una fina capa de agua y no se debe pisar fuera de las zonas indicadas, como por ejemplo en las piscinas que son naturales.

Una vez dentro del parque, el recorrido consiste en ir subiendo poco a poco los travertinos que no son más que las peculiares terrazas que se suceden en forma de cascada, formando a su vez las numerosas piscinas de agua, que desafortunadamente en su mayoría son artificiales.

Fuente: caminitoamor.com

Al llegar a lo alto de Pamukkale, se puede tener la oportunidad de entrar en la “piscina cleopatra”. Se trata de una piscina hecha a base de aguas minerales construida sobre las ruinas de una antigua ciudad balneario llamada Hierápolis de la que se pueden ver sus restos.

Justo encima del “castillo de algodón”, se encuentran las ruinas de Hierápolis, otro de los atractivos turísticos de Pamukkale.

Hierápolis, fue una ciudad helenística erigida en la parte alta de Pamukkale, que terminó por convertirse en territorio sagrado por la gran cantidad de templos que en ella se levantaron. En la actualidad Hierápolis es un auténtico museo al aire libre.

 Por lo que el sitio donde se encuentra la montaña con aspecto de algodón de azúcar es llamada Hierápolis –Pamukkale.

Desde la cima de Pamukkale, se disfruta un gran atardecer. El color blanco de los travertinos comienza a desaparecer y da paso a un sinfín de ocres y anaranjados. Un espectáculo que vale la pena ver.

Por si fuera poco a la puesta del sol, la roca comienza a teñirse de rosa; en ese momento, más que nunca Pamukkale parece un castillo hecho algodón de azúcar.

A la hora de planear conocer el lugar, es necesario tomar en cuenta que hay dos entradas para visitar las piscinas, una al sur, la más cercana al pueblo de Pamukkale, en la que se entra a las terrazas de travertinos; y la otra al norte, la cual dará paso a los restos arqueológicos de Hierápolis.

Fuente: turismodeobservacion.com

La entrada al Parque Natural de Pamukkale cuesta aproximadamente 25 liras (8 euros) e incluye la visita a los travertinos y a las ruinas romanas de Hierápolis.

Para bañarse en la piscina de Cleopatra hay que pagar 35 liras extras (15 euros aproximadamente), ya que el ticket de acceso al complejo termal no está incluido en el ticket de Pamukkale.  El parque abre todos los días de 8:00 a 0:00 horas (la taquilla cierra a las 20 horas).  

El paisaje único de Pamukkale y su gran historia han hecho del sitio uno de los lugares turísticos más relevantes en Turquía con miles de visitantes cada año subiendo la cima de la montaña blanca para contemplar desde su altura la belleza del valle.

Viajar hasta allí permite experimentar nuevas sensaciones y emociones; pisar descalzo el manto blanco del recinto da esa oportunidad.

Pamukkale es un lugar espectacular y único;  en el mundo solo hay dos lugares que ofrecen un paisaje con apariencia de cascadas petrificadas, uno es aquí en Turquía y el otro se encuentra en Hierve el Agua, Oaxaca, en México.

Turquía nos regala este sitio asombroso, siendo Pamakkule el lugar donde la naturaleza y los restos de poderosas civilizaciones interactúan.

traveler.es

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