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Los gatos, seductores de grandes escritores

Gatos, gatos, gatos, parece que estos adorables felinos se han apoderado del amor de la mayoría de los seres humanos a través del tiempo, estos peludos con fama de huraños, convenencieros y egoístas (nada mas alejado de la realidad que esto) nos hacen compañía en el hogar desde hace más de 5000 años cuando el hombre comenzó a desarrollar la agricultura, atraídos por los roedores que merodeaban por los campos de cultivo.

Se sabe del gran respeto y veneración que los egipcios profesaban por los gatos, al creer que eran la encarnación de la diosa Bastet y asociarlo principalmente con la protección, el respeto que recibían tras su muerte refleja el que inspiraban en vida. El historiador Heródoto escribió que, a la muerte de un gato, las familias egipcias se afeitaban las cejas en señal de luto y tristeza. Los centenares de momias de gato encontradas en los cementerios para gatos nos hacen saber que era un animal muy popular y con un status particular en el antiguo Egipto.

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El gato es amado y admirado por muchas culturas, por ejemplo, en la antigua Grecia consideraban que poseer un gato era señal de tener un buen nivel económico, en China estos hermosos felinos eran tan preciados que se utilizaban para cambiarlos por seda, su elegancia y habilidad para cazar los hizo posicionarse como un símbolo de amor, paz, fortuna y serenidad en el país asiático, en la India es asociado con la diosa de la fertilidad Sati, los budistas tienen la creencia que los gatos alejan los malos espíritus, por eso no es raro ver a uno que otro paseando por sus templos.

Su elegancia y aire de misterio también ha llegado a seducir a célebres escritores, cautivados por su belleza inamovible les han abierto un espacio en su corazón y sus textos tomándolos como fuente de inspiración de sus diversas creaciones literarias.

Es así que podemos encontrar fotografías de un Hermann Hesse (Nobel de literatura en 1946) levantando en brazos a su amado y consentido Lowe.

Al escritor argentino Julio Cortázar con su gato Teodoro W. Adorno, con el que parecía tener una íntima relación amistosa, y al que hizo protagonista de sus obras literarias “Rayuela” y “El último Round”

El escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway quien profesaba un enorme amor por los gatos de quiénes decía “Un gato es absolutamente honesto emocionalmente: los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero un gato no lo hace”

Era tan conocido su cariño hacia los felinos que la periodista estadounidense Carlene Fredericka Brennen escribió el libro “Los gatos de Hemingway”, en el que relata la relación del escritor con estos animales.

El escritor y poeta estadounidense Charles Bukowski, influyente escritor símbolo del “realismo sucio” que a pesar de su dura apariencia y sus brutales textos fue un adorador de los gatos a los cuales llego a dedicar algunas de sus letras.

«Caminan con una dignidad sorprendente, pueden dormir veinte horas al día, sin duda y sin remordimiento: estas criaturas son mis profesoras».

Jorge Luis Borges uno de los literatos más influyentes del siglo XX, quien tenía por compañero un hermoso gato blanco de nombre Beppo.

Y el reconocido escritor mexicano Carlos Monsiváis quien vivió rodeado de felinos, llegando a tener hasta 20 gatos en su casa a quienes ponía nombres inusuales como, Caso Omiso, Catástrofe, Fray Gatolomé de las Bardas, Voto de Castidad o Miau Tse Tung por mencionar algunos.

Estoy segura que esta lista puede superar la docena de escritores seducidos por estas bellas y enigmáticas criaturas, pues hasta el día de hoy son una de las mascotas más apreciadas en el mundo. ¿Cómo no amarlas? Si la libertad, energía y misticismo que proyectan en su elegante andar cautivan la pupila de quien les observa pasar.

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Lo cierto es que estos animales transmiten calma y armonía, pareciera que están iluminados por alguna especie de aura que los dota de ese brío que no cualquier ser vivo posee y que solo es percibido por aquellas almas sensibles que están conectadas con su inconsciente. ¿Será por eso que estas adorables criaturas se convirtieron en compañeros de escritores tan prodigiosos?

La nobleza que refleja su mirada, la elegancia de sus movimientos, su perfecto equilibrio y la gallardía que tienen al caminar nos hace creer que estamos ante auténticos dioses sobre la tierra, dioses vivientes cuya existencia ha propiciado la creación de grandes obras literarias.

Y tú ¿ya caíste rendido a sus patitas?

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