Crea Cuervos

Lavarse las manos es un descubrimiento que incrementó la expectativa de vida humana

Lavarse las manos hoy en día es algo tan común, necesario y conocido que, de hecho, no lo hacemos. Una de las principales recomendaciones ante la prevención del Covid-19 es de hecho, lavarse las manos ya que, si lo hacemos correctamente, hablando del frotado de manos, el tiempo y con los ingredientes necesarios, es muy probable que matemos a los microorganismos que durante nuestras actividades cotidianas se pegan a la superficie de nuestras manos y que al llevarlas a nuestra nariz, boca, orejas y ojos, nos pueden enfermar.

Correcto lavado de manos
Fuente: ss.puebla.gob.mx

Pero ¿alguna vez te has preguntado cómo es que en la historia de nuestra existencia se llegó a esta conclusión? Está es una historia muy interesante ya que el tan solo comenzar a hacer esta actividad tan rápida e importante a la vez, subió la expectativa de vida de los humanos. No fue si no, hasta mediados del siglo XIX que los seres humanos pusieron atención a la higiene que “se puede” llevar en las manos.

[Te podría interesar: ‘La creciente realidad de encontrar gente borracha por las calles de Tokyo‘]

Según un artículo de History, una de las primeras personas en proponer este maravilloso habito fue el doctor Hungaro Ignaz Semmelweis, quien trabajó en el Hospital General de Vienna entre los años 1844 y 1848. El contexto data en que entre 1840 y 1846 la mortalidad materna atendida por parteras, era de 36.2 por cada 1000 nacimientos, mientras que la atendida por médicos era de 98.4 por cada 1000 nacimientos. Este último por la llamada “fiebre de cama” que ahora se sabe es causada por una bacteria de la familia Streptococcus.

Durante este tiempo, Semmelweis se preguntaba la razón de la muerte de las madres. Llegó a pensar que era porque cuando un médico asistía el parto, generalmente lo acompañaba un sacerdote que hacia sonar una campana y este sonido las horrorizaba; Semmelweis prohibió este hábito, pero no marco ninguna diferencia, las mujeres seguían muriendo. En 1847 murió un colega de Semmelweis que se había cortado un dedo durante una autopsia, que después se convirtió en una fuerte infección y desencadenó en su muerte. Semmelweis argumentó entonces que la muerte la había causado por “materia cadavérica”.

Fuente: infobae.com

Los médicos generalmente asistían un parto después de realizar una autopsia, por lo tanto esa “materia cadavérica” era la causante de estas muertes. Semmelweis comenzó a proponer a los médicos que lavaran sus manos con cal clorada después de hacer una autopsia; lo que de hecho disminuyó la muerte materna asistida por lo médicos a la misma cantidad de la asistida por parteras.

Y aunque le costo trabajo a Semmelweis convencer a otros doctores que al no lavar sus manos eran culpables de las muertes que presenciaban. Después de escribir un artículo, las muertes disminuyeron cada vez más. Posteriormente en 1860 la considerada fundadora de la enfermería moderna, la británica Florence Nightingale, en una de sus tantas publicaciones, mencionó que cada enfermera debe poner cuidado al frecuente lavado de manos durante todo el día.

Hoy en día sabemos que no es “materia cadavérica” la que nos enferma, si no, microorganismos que viven en todas las superficies y que incluso hay tipos de ellos que pueden vivir en condiciones extremas de presión, temperatura o medios de cultivo. Por otro lado, todos sabemos que lavarnos las manos no nos lleva más de 2 minutos y aún así nos reusamos a hacerlo después de ir al baño, ir a la calle, agarrar algo sucio o simplemente hacerlo para estar limpios.

Fuente: istockphoto.com

Es importante tomar conciencia de que gracias a este descubrimiento la expectativa del ser humano incrementó y que además se dejó de enfermar tan frecuentemente. La próxima vez que te de flojera gastar 2 minutos de tu tiempo, piensa que asistir al doctor y comprar tus medicinas será mas caro y más tardado  que si tan solo lavas tus manos.

Salir de la versión móvil