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La curiosa y letal atracción hacia los villanos

¿Te has preguntado él porque los villanos atraen demasiado a la audiencia?

Como bien se sabe, dentro de las historias siempre está el malo y el bueno y estos a su vez se desarrollan dentro de formatos como las películas, libros o historietas, etc.

Estos personajes suelen volverse memorables no sólo por sus maldades bien intencionadas sino por el halo de encanto que cargan que hacen que se vuelvan en los favoritos de la gente, olvidando al mismo héroe.

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Casi siempre el cómo y dónde nace un villano viene de la misma rama en la que fue forjado el héroe y por ende su antítesis suele ser un familiar, un amigo, su descendiente o misma creación.

Ejemplo de esto podemos verlo de manera muy clara dentro las trilogías de Shyamalan (El protegido, Fragmentado y Glass), donde somos testigos de un latente villano nombrado

 como el El señor Cristal, el cual poco a poco va tomando fuerza junto con sus antagonistas.

«¿Sabes qué es lo más aterrador? No saber qué haces aquí (…). Ya casi me había rendido, pero te encontré. Tantos sacrificios solo para encontrarte. Ahora que sabemos quién eres tú, sé quién soy yo. No soy un error, todo tiene sentido. ¿Sabes cómo reconocer al malo del cómic? Es el exacto opuesto del héroe. Y suelen ser amigos».  El señor Cristal 

La creación del villano en un mundo lleno de superhéroes

Se tiene registro que allá por los años 40, cuando el cómic estaba dando sus primeros pasos como principal formato de lectura para miles de niños y jóvenes adultos, se estaban creando personajes que fueran un ejemplo a seguir y tuvieran bien marcada la linea entre el bien y el mal.

Es por eso que las características físicas de estos villanos comenzaron a transformarse, teníamos asi por un lado al superhéroe que tenia algún poder especial, mientras que el villano no sólo era considera un monstruo por llevar a cabo planes en contra de la humanidad, sino que su apariencia suelen ser muy distintas a las del héroe.


Sin embargo, por supuesto hay sus excepciones donde encontramos a este nuevo concepto de “héroe” oscuro, corrupto y que por momentos parece jugar entre la línea del bien y del mal.

¿Será que eso es lo que los hace atractivos a la audiencia?

Sin saber por que podemos decir que la mayoría de nosotros nos sentimos atraídos por los villanos y otros personajes malvados de la ficción. Terminamos poniéndonos del lado del “malo” o buscamos una manera de aprobar y justificar las acciones de dichos personajes oscuros.

A medida que la historia va avanzando y vamos conociendo cada personaje nos percatamos que nos sentimos mas identificados en la piel del villano que la del héroe, la cual su imagen nos parece cada vez mas irreal.

Hay quienes terminan por memorizar sus frases e incluso los toman como modelos a seguir en algunos aspectos de la vida. 

Un estudio de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) explicaba que al no conocer al 100 por ciento los actos de estos personajes y sólo limitarnos a los que se nos muestra en pantalla, nuestro cerebro busca la manera de llenar ese “vacío” y terminamos por crear en nuestra mente nuestra propia película, provocando que no sólo que los villano se vuelvan mas interesantes sino que hacemos todo lo posible por buscar una explicación a sus actos.

También está el hecho de que los protagonistas de estas ficciones suelen tener el valor que a nosotros muchas veces nos falta, por lo que los vemos cómo aquello a los que nos gustaría aspirar a ser, claro quitándole toda la maldad que hay detrás).

Asimismo lo menciona Guillermo Fouce, doctor en Psicología y autor de Psicología del miedo. “Un cierto grado de misterio siempre llama, y mucho, la atención”. Nos intentamos poner en su lugar y comprenderles porque “hay cosas que se nos escapan”.

Otra teoría dice que de niños  nos identificamos con el héroe, pero de adultos nos sentimos mas atraídos por el villano porque nos resulta más fácil identificarnos con las dudas y con los errores del villano, que con la perfección que emana el superhéroe.

Un estudio de la doctora en psicología Maja Krakowiak para la Universidad de Colorado explica que su atractivo radica en que cuando sabemos la diferencia de que el personaje que nos están presentando no es real nos volvemos mas comprensivos que si fuera uno real.

Como es el caso de El Chapo y Walter White de Breaking Bad, los cuales se dedican al mismo negocio, sólo que al no ser real la audiencia decide justificar sus acciones, lo que hace que sea un goce para nosotros el disfrutar de los crímenes cuando son ficticios.

Pero hay que tener cuidado ya que esta fascinación puede acabar propiciando que los delincuentes reales cobren una imagen positiva, pero ese es tema para otro día.

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