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Keith Haring, el máximo ícono pop del graffiti

Hace 31 años falleció Keith Haring, uno de los principales artistas del Pop Art y tal vez el más activista de su generación. Quien hiciera de Nueva York su lienzo y posicionó el graffiti como el arte más contundente.

Haring desde niño estubo expuesto al mundo de la pintura. Su padre fue caricaturista y le gustaban las animaciones de Walt Disney. Creció en Pensilvania y posteriormente se mudó al Pittsburgh (ciudad donde también estudió Andy Warhol, el artista pop más popular de la historia y uno de los ídolos de Keith) para estudiar pintura en Ivy School Art.

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El glamour de sus preferencias

Aún siendo un niño acepto su homosexualidad y descubrió que existían más personas como él de las que realmente se veía en la estadística. Esa preferencia sexual le parecía glamorosa, pues era parte de la minoría y muchos de sus ídolos también lo eran.

Más tarde se mudaría a Nueva York para estudiar en la Escuela de Artes Visuales de NY. Ahí, tuvo una visión cuando tomó el primer metro en la ciudad:

“Llegué a Nueva York en un momento en que las pinturas más bellas que se exhibían en la ciudad iban sobre ruedas, pinturas que viajaban hasta ti en vez de lo contrario”.

Así se sensibilizó sobre la profundidad e impacto del graffiti, técnica que lo capultaría al mainstream del arte.

El nacimiento de un genio

Haring empezó a dibujar en la Escuela de Artes Visuales los trazos del «platillo volador», «el bebé» y «el hombre bailarín», hoy patrones muy representativos de su obra.

Comenzó a disfrutar de la vida nocturna de La Gran Manzana y expuso muchos de sus videos y dibujos en las discotecas más famosas. El chico de los suburbios se estaba dando a conocer y poco a poco se mezclaba con la crema y nata de la época como: Bowie, Warhol, Basquiat, Madonna, etc.

Jean Michel-Basquiat y Keith Haring
Andy Warhol y Keith Haring

El metro, su lienzo favorito

Disfrutaba de sus viajes por el metro, viendo los rostros de las personas y el poder de los anuncios y la mercadotecnia de una de las ciudades más cosmopolitas del planeta. Ahí vio lo que sería su lienzo durante gran parte de su obra.

Los anuncios que debían ser reemplazados eran tapados por cartulina negra, que para Haring servían de bastidor para hacer sus dibujos con tiza blanca. Muchas veces fue arrestado pero eso no impidió que regresará a rayar en cada espacio que veía libre en los metros de la ciudad.

El consumismo de su obra como crítica

Esa y muchas intervenciones lo hicieron uno de los artistas de moda en el planeta, viajó alrededor del mundo y fue hasta que supo los costos en las subastas de sus obras que notó el impacto que tenía sobre el mundo del arte. Está idea de ser un productor de obras inalcanzables no le gustó y fue cuando fundó la firma Pop Shop, una tienda donde se vendían souvenirs con los patrones de su obra y sus dibujos más conocidos: playeras, stickers, bolsas, plumas, etc. Fueron parte de los accesorios que podías adquirir (checa la tienda aquí).

“Mi trabajo se ha vuelto demasiado caro porque es demasiado prestigioso en el mercado del arte. Los precios que alcanzan mis obras originales son casi escandalosos, por eso quise encontrar una forma de llegar con mi obra a cualquiera. Creo que los productos que vendemos en Pop Shop son accesibles a la mayoría”

La idea del arte exclusivo desapareció con el Pop Art, y artistas como Keith criticaban a la industria y los coleccionistas, por el contrario, Haring hacía ver al arte como una herramienta popular alcanzable para decir algo.

El principio del fin de un artista

En 1988, con 29 años de edad, descubrió lo que sospechaba ya hace algunos años, tenia SIDA. Fue un número más del incremento de víctimas que tuvo esta enfermedad en la década de los 70 y 80. Para entonces tener SIDA era sinónimo de muerte. No existía la medicación y el control que se tiene ahora, por lo que tampoco se pensaba en una calidad de vida en el mucho o poco tiempo que le quedaba a los millones de pacientes que existían en el mundo.

Haring terminó abatido y lo único que le quedaba era la idea de que moriría… Pero aún no, así que dedicó gran parte de su obra a concientizar al mundo sobre la niñez y la importancia que tiene cuidar y proteger a los niños del mundo; quizá por ello su estilo colorido y la intervención de paredes en lugares incorrectos, como un niño lo hace al dibujar co sus crayolas.

Keith murió un 16 de febrero de 1990 a los 31 años. Hasta la fecha se siguen comercializando artículos con su obra y muchas personas siguen disfrutando de su trabajo sin saber quien es el autor, porque el egocentrismo que el tanto criticaba convierte el arte en comercio.

Keith en la CDMX

Desde hace cuatro años podemos apreciar su peculiar estilo en la CDMX, pues un metro fue intervenido con dibujos alusivos a la obra de Ketih Haring y recorre las líneas del metro para ser admirado por peatones, automovilistas y usuarios. La ironía de quien algún muchas veces fue arrestado por pintar en el metro, hoy es recordado con un metro pintado en su honor.

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