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Historias de arte, política y revolución alrededor de Notre Dame

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En 1163 comenzaría la historia de una -señora- con mucha historia, hoy es nuevamente mártir de un país y del mundo entero, y a pesar de que no ha muerto, son ya muchas las cicatrices que tiene en su historia.

Es gracioso pensar que las catedrales son edificaciones, que de nos ser por el obispo, serían una iglesia más, un hombre designa que tiene más nivel de divinidad en los edificios. Cuando el obispo ocupa una sede para impartir misa (y orden social y político, aunque no sea «políticamente» correcto decirlo y aceptarlo), ese lugar comienza a servir para que se de cátedra, por ello el nombre catedral.

Desde el siglo XI la catedral de Notre Dame siempre fue un símbolo religioso, político y social, es uno de esos estandartes mágicos que puede tener aceptación en el pueblo, la religión y la política, se ha convertido en bandera de todas las partes, y al mismo tiempo, ha sido zona de guerra entre esas tres hasta parecer un mártir de la historia.

 

La historia de Francia en una construcción

Notre Dame simboliza el punto de partida para entender la historia de Francia (literalmente, pues desde ahí se hacen las mediciones de distancia del país, desde una placa con forma de roseta en su explanada), su historia abarca la auto coronación de Napoleón cuando le arrebato la corona la papa Pio VII en 1804, la beatificación de Juana de Arco en 1909 y hasta inspiración para el famoso Jorobado de Notre Dame, quien por cierto sí existió y fue uno de los escultores del edificio, la historia no es fidedigna de cómo la escribió Víctor Hugo, pero el jorobado sí trabajaba en Notre Dame y era vecino del autor.

Por estadística puede ser uno de los lugares más visitados del planeta, París ya lo es y la Catedral es un lugar imperdible si vistas la capital francesa. Pero no por ello pierde grandeza su diseño y arquitectura, uno de los representantes más icónicos de la arquitectura gótica, ese estilo que lució en el romanticismo y que es característico por sus arcos apuntados, que según los primeros informes, fue la razón de que no colapsara por el incendio.

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Coronación de Napoleón en Notre Dame

 

La Catedral, fuente de inspiración de artistas y políticos

Notre Dame también ha sido inspiración de infinidad de artistas, muchos de ellos retratando la belleza de su arquitectura, pero hubo uno que retrató ese símbolo que representaba la Catedral.

Eugène Delacroix fue un pintor francés del siglo XIX, un emblema de la pintura romántica en Europa, su estilo estuvo plagado por cuadros que denotaban lo que se vivía en la época. Se consideraba ateo, sin embargo tuvo muchos cuadros de índole religioso, uno de sus cuadro más famosos que habla concretamente de la lucha política en las Tres Jornadas Gloriosas del pueblo francés en 1830, también habla de religión, usando a Notre Dame para ello.

Liberty Leading the People. 1830. Oil on canvas, 260 x 325 cm.

El cuadro de Delacroix se titula ‘La libertad guiando al pueblo’, su ejecución y técnica ha sido opacado por el simbolismo que tiene. Considerado el primer cuadro político moderno; en el se presentan una lucha con varias personas, y cada una representa una fuerza clave en la sociedad de Francia y se reconocen así:

El cuadro proyecta un escenario de 1830, ficticio pero probable si se considera lo que habría de pasar Notre Dame en su historia.

Historias y leyendas en sus paredes

Notre Dame es un signo de liberación, restauración y resurgimiento en París, es el edificio que vio pasar la historia contemporánea de Francia y en ella se han inspirado para muchas historias y leyendas.

Se dice que la Basílica más importante de París cuenta su historia desde la Catedral de Notre Dame. Esa historia la podemos ver en una de sus muchas estatuas que adornan la fachada de la Catedral y en varios de sus retablos.

En cada costado de las 3 puertas principales podemos ver 4 estatuas de diferentes santos, la primer línea de lado izquierdo presenta un santo que tiene la cabeza entre sus manos, no está muerto, solo la sostiene. Ese santo es San Dionisio de París, un obispo que fue condenado a muerte y decapito a un costado del Río Sena. La leyenda cuenta que cuando cayó su cabeza al piso, el se agachó, la tomó entre sus manos y comenzó a caminar; los verdugos se quedaron atónitos y no hicieron nada por detenerlo. Caminó muchos kilómetros hasta que cayó y por fin murió.

En el sitio donde San Dionisio murió fue que se erigió la Basílica de Saint-Denis en su honor, lugar donde están enterrados los reyes de Francia.

No es el mismo París sin Notre Dame

Cuando pensamos en Francia de inmediato vienen palabras como Louvre, Eiffel, francés, vino, arte y por su puesto Notre Dame. Contemplar esa ciudad es contemplar historia, belleza y modernidad. La mejor postal de París sin duda está en lo alto de las dos torres de la Catedral, ahí se aprecia un horizonte con la Torre Eiffel en el centro, los tejados grises, el paso del Sena, el Palacio de Luxemburgo y Les Invalides.

Arriba, en esas torres, se convive con las gárgolas y quimeras que adornan toda la Catedral. En los costados hay dos gárgolas muy representativas; de lado izquierdo está la gárgola Estirge, la más famosa del mundo, es una pieza que muestra un demonio que está a la defensiva, tiene sus brazos posadas en la barandilla lista para atacar de ser necesario. Es una vigilante de la ciudad, mira al horizonte, justo hacia donde esta la Basílica de Sacre Coeur, al norte de la ciudad. Quizá porqué allá empezó la invasión vikinga en el año 885 y su primer golpe fue justo en la torre que estaba en la Isla de la Cité, lugar donde se encuentra la Catedral.

De lado derecha está la otra gárgola: pasiva, pensativa, contemplativa. Lleva sus manos a la barbilla solo mirando el horizonte, tranquila y en paz. Está gárgola mira al interior de la ciudad, mirando una de las ciudades más hermosos del mundo desde lo más alto de Notre Dame.

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