Ambos son polémicos. Michael Jackson, era Peter Pan; Marilyn Manson, el Reverendo del rock. Sin embargo, para ambos y con más de 20 años de diferencia, una sola cosa cambió el ritmo de las cosas.
«Polémica» puede ser la primera palabra que se te venga a la mente por la que se que ligue a estos dos artistas, cada uno a su muy peculiar manera. Uno fue la estrella más grande del pop de los últimos años; el otro, el anticristo superestrella, sin embargo, y a pesar de los años y la innegable bahía que separa estos dos mundos, hay mucho más en común de lo que piensas.
De Michael Jackson se dijo mucho: que dormía en una cámara hiperbárica o que compró los huesos del famoso Hombre Elefante, e incluso se dijo que había fingido su muerte para salvarse de la bancarrota allá por 2009.
Sobre Marilyn Manson, hay más tela que cortar: satanismo, drogas, sexo, abusos, violencia, e incluso el influir en la juventud a través de su música para dar pie a dos de las tragedias estudiantiles más grandes de los Estados Unidos.
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Sí, ambos son polémicos. Uno era Peter Pan y el otro, El Reverendo del rock. Sin embargo, para ambos y con más de 20 años de diferencia, una sola cosa cambió el ritmo de las cosas: una acusación. Una sola voz que se alzó, tuvo el poder de terminar con sus carreras artísticas.
Michael Jackson fue acusado de pederastia por primera vez en el año de 1993 por Evan Chandler, padre de Jordan, uno de sus bailarines infantiles.
Marilyn Manson fue acusado a través de redes sociales los primeros días del mes de febrero de 2021 por la actriz Evan Rachel Wood de violación y violencia doméstica.
El objetivo del presente texto no es defender o atacar, mucho menos entrar en la disyuntiva de si son «culpables o inocentes» es más bien el cuestionarnos, ¿es esto justo para quien es acusado? Mas allá de cualquier dilema moral o discurso ideológico.
Porque el ojo público no perdona y no cuestiona, ese es el problema. El ser un presunto culpable no te hace responsable del delito hasta que la ley lo dictamine, sin embargo y con el avance de los años, parece que la justicia social tiene más peso que la jurisdicción, y en pos de la defensa de la víctima, siempre creemos a esta —en muchos casos— sin cuestionar o indagar más allá de lo evidente. Toda historia tiene dos versiones y ambas tienen derecho a ser verdaderas hasta que se demuestre lo contrario.
Es como esa vieja frase: «Si le preguntas a Caperucita, el Lobo siempre será el malo».
Sí, sé que quizá puede resultar una opinión polémica, pero la considero justa. Porque creo que de eso se trata: de ser justos. No cargar la balanza mas de un lado que de otro.
Porque antes de que se les permitiera defenderse, la carrera de ambos sufrió caídas estrepitosas de las que difícilmente podrán recuperarse: Jackson canceló las últimas presentaciones del ‘Dangerous World Tour’ para poder acudir a los tribunales, y de ahí, el centro de su carrera fue ésta polémica y no su talento. Incluso Sony Music, casa productora de su último álbum inédito, cuarteó la promoción del álbum ‘Invincible’, trayendo consigo mas pleitos y demandas legales. Después de todo aquello, fue prácticamente imposible resurgir la carrera del Rey del Pop, dejándole secuelas psicológicas y de conducta.
Por su parte, Manson ha sido expulsado de las series televisivas en las que tenía participación confirmada para este 2021 y la casa productora de su último disco ‘We are Chaos’, le ha dado la espalda dejándolo fuera de la firma.
Muchos pensarán: «Se lo merecen» pero, ¿hasta qué punto es cierto si no se les ha permitido defenderse y probar su inocencia —si es que existe— o confirmar su culpabilidad?
Creo que lo que intento decir es que todos tienen derecho de nadar para llegar a la orilla, antes de ahogarse.
A pesar de los muchos pleitos legales que llevaron a Jackson a los tribunales por mas de una demanda de abuso sexual infantil, el cantante nunca fue declarado oficialmente culpable a pesar de las búsquedas y allanamiento a su privacidad. ¿Fue culpable o inocente? Eso sólo lo sabrán los involucrados.
Por su parte, Manson dejó una memoria musical de este ahora polémico romance —que comenzó con su divorcio de Dita Von Teese para poder comenzar una relación con la entonces actriz de 19 años de edad— en dos discos: ‘Eat Me, Drink Me’ (2007), dedicado enteramente a Evan Rachel Wood, y ‘The High End of Low’ (2009), que relata el final de esta relación y uno de los periodos más oscuros del cantante.
Hoy su futuro parece incierto.
Otro ejemplo claro del alcance y poder de una acusación es el caso de Johnny Deep y Amber Heard que aún se apela en las cortes americanas.
Así pues, ¿qué opinas que debería pasar en estos casos? ¿Crees que una demanda pública en redes sociales sea el camino correcto para exponer casos tan delicados —dentro y fuera de la farándula—?
Es un tema difícil de abordar, pero quizá como sociedad, nuestro trabajo es encontrar ese ideal de justicia e igualdad del que tanto se habla. Estamos en el camino, pero aún queda mucho por recorrer.
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Fotos portada: fuente / edexlive.com y garajedelrock.com