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Zapata ¿vive?… Y la homofobia, misoginia y machismo siguen

Ayer, 10 de diciembre de 2019, fecha en que se conmemora el Día de los Derechos Humanos, fuera del Palacio de Bellas Artes, activistas LGBTTTIQA fueron agredidos por campesinos miembros de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC). La controversia entre estos dos grupos se originó por la pintura ‘La Revolución’, de Fabián Cháirez: el líder de los grupos agrarios, Álvaro López Ríos aseguró que la obra atenta contra la figura de Emiliano Zapata, razón por la que sus representados querían quemarla, mientras los activistas defendían la exposición del cuadro.

Si bien la situación da para un análisis multidimensional -el mismo día se firmó el T-MEC con cláusulas interesantes sobre el derecho laboral, existen diferencias entre el actual presidente de México con los descendientes de Emiliano Zapata- únicamente nos centraremos en un tema que veníamos denunciando con anterioridad: la homofobia y misoginia imperantes en México. Y es que a pesar de las victorias que ha alcanzado la comunidad sexodiversa, los desafíos para cualquier cuerpo que atente contra la heteronorma son amplios.

Una historia de privilegio: el arte

Probablemente para la mayoría de ustedes sea más que evidente, pero es menester recordar que las expresiones artísticas y culturales han sido producidas y promovidas por el hombre-blanco-cisheterosexual. Fueron ellos quienes decidieron desde las posiciones de poder lo que podía representarse; a nadie extrañan ya los cuerpos desnudos de mujeres-mayoritariamente blancas- que se exhiben para el consumo (principalmente masculino) en gran variedad de galerías de arte.

Así, el heteropatriarcado fue marcando los cuerpos que podían representarse, siguiendo, por supuesto una lógica de consumo: son pocas las obras en donde se abordan cuerpos diversos -gordos, delgados, con deformidades físicas o travestidos- las cuales en la mayor parte de la historia han sido relegadas. Ya ni hablar de los artistas que han buscado pintar desnudos masculinos y jugar con la masculinidad hegemónica, son atacados y se señala que su trabajo es cualquier cosa -porquería, degradación, libertinaje- menos arte.

Fuente: Reporte índigo

Tomando en consideración lo anterior, podemos comenzar a realizar ciertas aproximaciones al malestar que siente cierto sector de la población contra la pintura: no sólo pone el énfasis en un cuerpo no tradicional (moreno y delgado), sino que además es un cuerpo masculino desnudo —el del caudillo del sur, Emiliano Zapata— quien para acabarla está en una posición que cuestiona la masculinidad tradicional, de aquella de la que hablábamos en el Día Internacional del Hombre. Ahora bien ¿el problema es que es un personaje histórico al que se esta representando?

Zapata, parte de la cultura pop

Jorge Zapata, nieto del caudillo del sur, ha señalado que el problema es que se represente a su abuelo como homosexual, pues él revolucionario es un representante de lo que es un hombre, un hombre de deveras. Las desafortunadas —y a pesar de que señor diga lo contrario— homofóbicas declaraciones, ponen el énfasis una vez más en la visión tradicional de la masculinidad. Sumado a lo anterior, circulan en redes vídeos donde los agresores les dicen a los activistas sidosos, perpetuando la idea de que el VIH es una enfermad exclusiva de los homosexuales (también lamentable, pues el 1° de diciembre se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA).

Más allá de la demanda que quiere levantar Zapata contra el artista y contra el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), la situación ayudó a poner en perspectiva la homofobia que sigue imperando en México: muchas personas han declarado que se está denigrando la imagen de uno de los principales héroes de la nación. Sin entrar en una discusión lingüística de acuerdo con la RAE denigrar tiene dos acepciones: injuriar y deslustrar u ofender la opinión o fama de alguien.

Fuente: launion.com.mx

En este tenor, el primer acercamiento que se tiene que hacer viene desde la visión historiográfica. Ya Leopoldo Zea escribió sendos libros de Pensamiento Internacional Latinoamericano, donde señala como para el mexicano la historia es una eterna herida abierta en una identidad que no termina por conformarse. Por ello, después de la Revolución Mexicana en aras de favorecer el sentimiento de Nación (el que se impuso sobre los otros) se promovieron movimientos artísticos como el muralismo, que favorecieron el proceso de sacralización de la historia.

Sobre el particular no me detendré, pues el número de noviembre de Letras Libres (íntegro en línea), titulado «Contra la Mistificación de la Historia», presenta cuatro ensayos en la materia, los cuales explican de manera excelente la cuestión. Lo que si resaltaremos en este espacio son las palabras de Pedro J. Férnandez: «Deconstruir la iconografía de Emiliano Zapata no cambia su historia o su legado. El arte no debe censurarse. La historia no debe sacralizarse».

Fuente: proceso.com.mx

Lo que si debe resaltarse es que los personajes históricos son del dominio público y Zapata, en particular es una figura de la cultura pop; la muestra más clara es la exposición ‘Zapata después de Zapata’, la cual estará hasta el 16 de febrero de 2020 en Bellas Artes. En la muestra se tienen expuestas otras representaciones, como la de su cara en el cuerpo de Speedy González. Lo mismo puede decirse sobre las representaciones que existen en la estación de Metro Zapata.

Entonces ¿cuál es el problema con la representación de Fabián C.? Pues que se atreve a presentar a Zapata no sólo como homosexual, sino como uno afeminado, un doble pecado y mayor causa de discriminación y segregación dentro de la matriz de privilegios -aquella que mencionamos cuando Halle Bailey fue confirmada como la nueva sirenita-, pues parece que lo femenino es considerado como denigrante por la sociedad machista mexicana.

Machismo, sexismo, misoginia y homofobia: ¡La lucha sigue y sigue!

Tal vez si se hubiera presentado un Zapata masculino -aunque no necesariamente heterosexual- en el cuadro de la discordia, como el encarnado por el Alejandro Fernández en ‘Zapata, el sueño del héroe’ (2004), otra cosa habría sido. O tal vez, si lo mismo hubiera aparecido en un medio poco popular como el libro -les recomendamos ‘Morir de pie’, de Pedro J. Fernández- no se habría suscitado tanto revuelo.

Pero al machismo, sexismo y homofobia les molesta que se presente un Zapata afeminado y homosexual, que no es el gran conquistador ni el Pancho Villa con sus dos viejas a la orilla, sino uno que se presenta sensual y erotizado, pues no es un cuerpo de consumo tradicional. Y para aquellos que dicen que los tacones, el sombrero rosa y la delicada pose denigran el legado zapatista es menester recordarles que su legado no es la masculinidad hegemónica o el machismo, sino agrario.

Ya entrados en la materia y habiendo aclarado que Zapata es parte de la cultura popular, cualquier colectivo puede retomarlo y reapropiarlo para generar una revolución de conciencia. Se aplaude la denuncia que han realizado las autoridades —la jefa de gobierno de la CDMX, el mismo presidente— sobre los ataques cometidos contra los activistas, pues la heterodisidencia en México es prácticamente causa de muerte.

Hace menos de un año presentamos algunos de los desafíos que enfrenta la comunidad sexodiversa en México: discriminación, bajos salarios y una vez más resaltamos que México es el país con más asesinatos a personas transexuales. Desde 2016 diversos informes de organismos internacionales no gubernamentales destacaron que la nación mexicana, sólo después de Brasil, es el territorio donde se priva más de la vida a estas personas en América Latina. La situación se mantiene: de acuerdo con informe de Letra S: Violencia extrema. Los asesinatos de personas lgbttt en México: los saldos del sexenio (2013-2018), se estima que aproximadamente 76 personas pertenecientes a la sexodiversidad son asesinadas anualmente. La cifra se queda corta, pues en la mayoría de los casos no se cataloga a la privación de la vida de estas personas como crímenes de odio en contra de este sector. Por supuesto, el grupo más vulnerable es el transexual. ¿Si notan la relación que hay entre estos asesinatos y el repudio del cuadro de Fabián Cháirez?

Fuente: noticierostelevisa,com

Pero la comunidad sexodiversa no es la única afectada en México, el 16 de agosto ya denunciábamos la violencia contra las mujeres en este país. Y desde entonces la situación se mantiene: continúan las desapariciones, violaciones, la ciudad sigue sin ser un ambiente seguro para ellas, amén de que los garantes de la seguridad púbica siguen sin ser capaces de resolver los casos y brindar seguridad a este sector poblacional.

Entonces, como penúltimo punto, es necesario evitar que se continúen reproduciendo los discursos de odio, los cuales fueron principales en el Genocidio de Ruanda. No se debe permitir que bajo un patriotismo deshilachado o la libertad de expresión se reproduzca un discurso de odio contra la comunidad LGBTTTIQA. Desde aquí siempre respetamos su libertad de expresión, pero pedimos que se haga la siguiente pregunta cuando opine en contra de reconocimiento de derechos: ¿el que se garanticen los derechos del otro me resta derechos a mí? Si la respuesta es no ¡sorpresa!, su opinión es una reproducción de discurso de odio disfrazado de libertad de expresión. Una vez que haya asimilado lo anterior pregúntese: ¿El que se exhiba el cuadro “La Revolución” le resta derechos o lo invisibiliza en las reproducciones artísticas?  

Zapata fue un revolucionario, eso no esta en duda. Por eso desde aquí apoyamos su resignificación y su imagen de revolucionario, ahora en la lucha contra la misoginia, machismo, sexismo y homofobia. Y mientras estos sigan siendo comunes en México: ¡La lucha sigue y sigue!

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