Todo comenzó cuando Sylvie Facon visitaba la librería de un amigo, en una de las estanterías estaban apilados varios libros viejos y una pequeña postal de antigua de una película romántica. Ahí Facon le dijo a su amigo que la imagen era hermosa y que un día haría un vestido con eso. Pues resultó ser su día de suerte porque esos libros no tenían mucho valor y pudo llevárselos para comenzar su idea.
[Te puede interesar ‘Como serían las princesas de Disney si fueran adolescentes ordinarias‘]
Sylvie estudió tecnología y trabajo social (de ahí es que aprendió a coser), sin embargo siempre le gustó pintar, como también tenía un gusto por los corsés, pues marcaba la silueta femenina, el busto y lo hermoso que es el cuerpo femenino. De ahí, se le vino la idea de que esa silueta tan hermosa sería el bastidor perfecto para pintar o coser verdaderas obras de arte.
Se llevó los libros a su casa y luego de desgarrarlos, romperlos, cortarlos e imaginarlos, comenzó a coser un vestido hecho con los retazos de aquellos libros, el resultado quedó increíble y lo compartió en sus redes sociales. Pronto esas imágenes se hicieron virales y supo que ahí había creado hermosos diseños que debía seguir compartiendo.
De ahí comenzaron a salir increíbles paisajes en sus vestidos: naturaleza, caballeros, violines y hasta ciudades enteras, Sylvie se inspira de todo y no tiene más fuente de inspiración que lo que le gusta y la hace suspirar.
“Mi placer está en todas las fases del vestido: imaginar, concebir, dejar mensajes y verlo bien terminado. Soy muy apasionada, cada vez más, probablemente gracias a los mensajes que recibo de tantos países. Veo que sean cuales sean las nacionalidades, las emociones siempre son las mismas y eso me motivan mucho”
Uno de sus últimos diseños que convirtió en vestido fue la ciudad medieval de Arrás, en Francia. Con sus Ángeles de Saudemont, El León de Arrás, el Campanario y otros detalles plasmados en el vestido, al final, el resultado es una historia en un paisaje, en un vestido.
Checa sus increíbles diseños aquí.
-
Fotos: Sylvie Facon