El nuevo etiquetado, con la modificación a la NOM-051, entra en vigor en octubre de este año. Aunque algunas marcas ya comenzaron a poner etiquetas con las frases, alto en azúcares, alto en sodio o algún tipo de grasa, según sea el caso. Sumadas a estas, existirán etiquetas indicando que los productos contienen cafeína o edulcorantes y no se recomienda para niños. Por otro lado, si los productos contienen una o más de estas etiquetas, su publicidad se restringe al no poder usar personajes, dibujos animados, etcétera. Restricción que entra en vigor en abril del 2021. Otro cambio importante que sufrió la norma es que incluso en los productos mini se aplicarán las etiquetas necesarias. Ya que la industria usaba el recurso de hacer productos “mini” para evitar regulaciones y así venderlos en las escuelas.
Desde julio del año pasado cuando se dio a conocer la aprobación a las modificaciones que sufrió la NOM-051, salieron a relucir distintas críticas que argumentaban que en otros países latinoamericanos con la misma técnica de etiquetado no habían disminuido el consumo de comida chatarra por la población y menos por los niños. Así como ese, existen otras opiniones pesimistas que argumentan que mientras los mexicanos no tengamos una real conciencia de lo que significan las palabras en las etiquetas y de la nutrición, estas nuevas estrategias tampoco servirán de nada. Aunado a esto se tienen los argumentos de que toda la comida mexicana es chatarra por su alto contenido de calorías y es de fácil acceso. La llamada “dieta T”.
Un verdadero problema es que la población está muy acostumbrada al sabor dulce que produce el exceso de azúcares, no solo por los productos de las grandes industrias, si no, por los postres que se elaboran en casa y puestos callejeros como son, arroz con leche, fresas con crema, gelatina con crema, entre muchos otros. Además de un perfil crujiente y sabroso que otorgan los alimentos consumidos con alto nivel de grasas. Todos esos argumentos son ciertos, ¿pero qué hay del engaño que el consumidor siempre ha sufrido?, ¿qué hay de pensar en un nuevo intento para que la población pueda de a poco hacerse consciente?
El camino a recorrer para que la población comience a preocuparse por su salud no será fácil. Pero se puede argumentar que con pequeñas acciones se logrará un conciencia y entendimiento en cuanto a la alimentación se refiere. Esta estrategia se puede comparar con la campaña de nuevo etiquetado que salio hace años para las cajetillas de cigarro. Lo cierto es que cualquiera sabe que “fumar mata”, se sabe que es nocivo para la salud y que se puede morir de cáncer entre otras enfermedades. Pero ¿qué hay de la comida?, ¿cómo podemos argumentar que “comer mata”?
Una demostración de que “comer mata” cuando no se tiene una conciencia de la nutrición, son las 300 mil muertes anuales que existen por obesidad en México. Además de que 96 millones de los 126 millones de habitantes que existen en México, tienen sobrepeso. En cuanto a la obesidad infantil se refiere, la UNICEF informa que 1 de cada 20 infantes menores a 5 años y 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años padecen obesidad, lo cual coloca a México en los primeros lugares de obesidad infantil en México. Sabiendo esto, la obesidad es un padecimiento “normal” en México, por lo tanto no nos suena alarmante, pero realmente se considera una pandemia.
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La obesidad puede realmente ser una condición de ideología, ya que en cuanto a precios se refiere, comprar lo necesario para hacer una ensalada no es más caro que comprar más de una garnacha para cenar. Además decir que las frutas y verduras “no llenan” es un mito, ya que la mayoría de ellas contienen fibra, la cual causa saciedad por su incapacidad de ser digerida por el cuerpo humano. Otras causas importantes, son la vida sedentaria que se tiene principalmente en las ciudades, argumentos de falta de tiempo para preparar almuerzos saludables, ya sea para los niños o los trabajadores y por el mismo argumento de falta de tiempo y “estar siempre a las prisas” se encuentra la pérdida de horarios establecidos para comer, además de no hacer las comidas necesarias al día.
Lo cierto es que la condición nutrimental en México es deplorable, ya que además de que los alimentos no son nutritivos, no se tiene un manejo de higiene en los puestos callejeros. Y por si fuera poco, la población no conoce con exactitud el nombre de los aditivos dañinos, no sabe como calcular su índice de masa corporal y no sabe las consecuencias de tener una vida sedentaria sin comer frutas y verduras. La información del exceso de calorías, azúcares, sales u otros ingredientes en los productos procesados, se encontraban en las etiquetas pero disfrazadas con números y porcentajes confusos que no toda la población está relacionada con ellos. Por ello es que la implementación del nuevo etiquetado puede tener más beneficios que desventajas.
Ya que, “poner la verdad en las etiquetas” puede representar una pérdida considerable para las grandes industrias, a partir del nuevo etiquetado, las grandes industrias se obligan a crear alimentos seguros para el consumidor, para que poco a poco y con nuevas formulaciones quiten las etiquetas. Además de que las etiquetas negras, son el inicio del cambio, porque al poco tiempo las empresas estarán obligadas a quitar personajes llamativos de sus empaques para que no atraigan a los infantes tan solo por el dibujo; como lo hizo la industria del tabaco, implementando cigarros de sabores para atrapar consumidores jóvenes. También es importante mencionar que pronto podremos ver la composición nutrimental en base 100 (todo en porcentajes) y así comprenderla mejor.
Es un argumento trampa decir que “la información siempre estuvo ahí”, ya que es difícil hacer el cálculo de calorías que se deben consumir a diario, si la mayoría de los alimentos que se consumen son procesados y muchas veces no se sabe las cantidades ingeridas. Ahora con la información clara y sin letras pequeñas se podrá de a poco lograr una conciencia por el consumidor.
