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Uluru: la gran piedra roja de Australia

Hasta en los rincones más recónditos del planeta, encontramos una perfecta mezcla entre la naturaleza y la cultura de los pueblos originarios.

Australia, es el país que nos regala ésta combinación, a través del monolito más alto del mundo, conocido como Uluru o Ayers Rock.

Se trata de una formación rocosa en medio del desierto australiano; con una altura de 384 metros y 9 kilómetros de contorno; forma parte del Parque Nacional de Uluru- kata Tjuta, ubicado en una zona de clima seco en el centro de Australia.

Para llegar de Alice Springs, la población más cercana al Parque Nacional donde se encuentra la gran piedra roja, hay que recorrer aproximadamente 460 kilómetros.

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Fuente: lavanguardia.com

Y aunque podría pensarse que, como se trata de un sitio creado por la naturaleza, éste no tiene dueño, la realidad es que el pueblo aborigen anangu, es el propietario tradicional de éste monolito.

Ésta tribu milenaria de Australia, cree que Uluru es el lugar donde viven seres ancestrales que tienen como cometido guiarles por la vida, por lo que lo protegen y han logrado que el gobierno australiano diera la orden de prohibición para escalarlo, restringiendo el acceso a la cima desde octubre de 2019.

Yin Paradies, un experto en asuntos indígenas de la Universidad de Deakin, en un comunicado señala que: “cada parte de la tierra y el mar tienen un significado cultural para los aborígenes e isleños del Estrecho de Torres y Uluru no es una excepción”.

“Hay muchos lugares sagrados y rutas cósmicas alrededor de Uluru formado por seres ancestrales y es un proceso continuo de recreación conocido como el Tiempo del Sueño, algo que algunas personas no entienden “porque no reconocen que todos existimos dentro de un cosmos viviente que se regenera”.

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Fuente: travindy.com

Podemos decir que, se trata de un sitio que se reconoce por su riqueza geológica y su importancia cultural para los aborígenes australianos, por lo que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO.

Uluru o Ayers Rock, se considera una montaña sagrada para los aborígenes, quienes siempre han llamado a la gran roca Uluru, pero en 1873, el explorador William Gosse, primer occidental en llegar y escalar el Uluru, lo renombró como Ayers Rock en honor al entonces primer ministro de Australia Meridional.

Pero una vez que fue devuelto a sus propietarios tradicionales, a finales del siglo pasado, su nombre oficial se quedó como Uluru.

Una de las razones para querer visitar el enorme monolito, es poder fotografiarlo, convirtiendo ésta actividad en una de las principales atracciones del Parque Nacional.

Fuente: bbc.com

Y es que no se puede dejar pasar las increíbles vistas y los colores cambiantes del Uluru a lo largo día, incluso cambia sus tonalidades en las distintas épocas del año.  La superficie de ésta formación rocosa varía de color según la inclinación de los rayos solares.

Los colores que muestra el monolito, tienen una razón de ser: el polvo en suspensión, la contaminación y el vapor de agua presente en las capas más bajas de nuestra atmósfera actúan como un filtro, limitando las longitudes de onda cercanas al azul y acentuando las de los campos rojizos. Con las primeras luces del día, un enorme monolito emerge imponente sobre una planicie oscura.

Durante el atardecer podemos observar el Uluru teñido de un rojo brillante, mientras que en días nublados, los efectos también son impresionantes.

En un día con lluvia, la roca enorme se puede ver de un gris metalizado por cuyas grietas resbala el agua en forma de riachuelos oscuros.

Fuente: nubesviajeras.com

Por todo lo anterior, es que se considera al Uluru como un icono australiano sagrado en la cultura aborigen, siendo un lugar de un profundo significado espiritual para el pueblo de los anangu, una de las tribus más antiguas del mundo.

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