Hace unos días, el filósofo Byung-Chul Han concedió una entrevista a ‘El País’. En ella, señaló que ahora somos infómanos y que los teléfonos inteligentes no son únicamente el artículo de culto de la dominación digital, también fungen como neorosarios —así como el «Me gusta» se convirtió en el nuevo amén— y, aunque seguimos confesándonos/desnudándonos por decisión propia, nuestra especie ya no busca perdón, sino atención.
La cuestión anterior queda muy a tono con la producción de Jean-Luc Lagarce, dramaturgo y escritor existencialista francés que apenas está siendo estudiado como se merece. En su trabajo uno de los temas recurrentes es la necesidad y el deseo de entrar en contacto con lxs otrxs, tema que alcanza su punto máximo en ‘Solo el fin del mundo’, pieza teatral que escribió en 1990. La obra obtuvo el reconocimiento internacional 25 años después, cuando el director canadiense Xavier Dolan realizó una adaptación cinematográfica que se alzó con el Gran Premio del Jurado en la 69° edición del Festival de Cannes.
La historia nos presenta a Louis (Abraham Vallejo), treinteañero que ante su inminente muerte decide volver al hogar familiar, del que salió hace 12 años y con el que sólo mantiene comunicación a través de postales. Sin embargo su regreso causará conmoción en la familia: desde su apacible, que no piadosa, madre (interpretada por la sensacional Anilú Pardo), pasando por su triste hermana Suzanne (Epy Vélez), hasta llegar a Antoine (Edgar Valadez), su aparentemente estoico hermano, que no sólo le reprocha el no haber acudido a su boda con Catherine (Florencia Ríos), sino que tiene muchas cosas que decirle desde hace años.
Ahora bien, el principal desafío al montar está obra, especialmente en tiempos modernos, es encontrar el balance perfecto entre el drama y el erotismo. En este tenor, la dirección de Carla Cantú es más que acertada y logra adentrarnos en la tensión vouyerista desde el inicio al hacernos testigos de un acto confesional que da paso reencuentro familiar en el que se desatan pasiones y tensiones. En la misma línea, destaca la labor actoral del reparto: todos mantienen el mismo nivel de energía, pero una mención especial merece el trabajo de Anilú Pardo, a quien siempre es un placer ver, y que en esta ocasión nos regala una escena en compañía de Vallejo que no le pide nada a la que realizaron Ingrid Bergman y Liv Ullman en ‘Sonata de otoño’ (1978).
Cabe resaltar que la puesta en escena tiene momentos complejos —Louis tiene que caminar por un puente de sillas con ayuda de su familia, un duelo de tenis entre Louis y Antoine que da pasó a una pelea— y el reparto resuelve de muy buena forma cualquier imprevisto que se presente. Además, otro de los puntos fuertes de la producción es la incorporación de recursos audiovisuales que suman en la construcción de la tensión, amén de que se aprovecha plenamente el espacio.
Con una reactivación de actividades que parece inminente, ‘Solo el fin del mundo’ es la apuesta perfecta para aquellos que disfrutan del teatro, que quieran ver como funciona la performatividad al interior de la familia, lo complejas que son las relaciones humanas y por supuesto, quien quiera ver una puesta en escena bien realizada de principio a fin. Y, quien sabe, tal vez después de verla te replantees tus interacciones familiares.
Dónde: Foro Shakespeare
Cuándo: miércoles y jueves a las 20:30, del 6 de octubre al 2 de diciembre de 2021
Costo: $350
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Foto portada: César Luis García / fuente cronica.com.mx