reality-musical

¿Realmente se obtiene fama al ganar un reality musical?

 

primera generacion e1669150072292

Para nadie es un secreto que los reality shows son más show que realidad, pero en el caso específico de los que tienen que ver con el canto, surgen ciertas interrogantes: ¿verdaderamente son una plataforma donde se da a conocer el talento?, ¿en realidad gana quien se lo merece o quien puede ser un producto mediático rentable?

¿Talento, carisma o generadores de rating?

En el entendido de que este tipo de programas son productos de entretenimiento, es lógico pensar que más allá de presentar nuevos talentos musicales, se busque generar rating, por ello, es común ver en dichas emisiones gente que no canta, pero que en lugar de ello, son figuras mediáticas que generan expectativa semana a semana.

Tomemos como referencia a La Academia, programa que le dio batalla a Televisa y le robó mucha atención de la gente durante los primeros años del nuevo milenio, sin embargo, desde que Lolita Cortés llegó al panel de críticos, se encontró una fórmula donde el talento es desplazado por la polémica, exhibiendo a determinados participantes que logran una fama temporal,

Es cierto que de las primeras generaciones de este formato nacieron cantantes que hoy día se han consolidado como Yahir, Víctor García, Carlos Rivera o Yuridia, pero de ellos, solamente Carlos Rivera resultó ganador, los demás llegaron a la final de sus respectivas temporadas pero nada más.

Yahir                      yuridia                                    carlos rivera

Yahir y Víctor se quedaron a un paso del triunfo y la ganadora de esa primera temporada fue Myriam Montemayor, una cantante que no contó con el apoyo de la televisora del Ajusco y que más temprano que tarde vivió el ocaso de su carrera, la cual nunca terminó por despuntar a pesar que a lo largo de los años ha tratado de seguir vigente, cosa contraria a sus compañeros, quienes consiguieron hacerse de un sitio en la música.

En la temporada donde Yuridia participó, el ganador fue Erasmo Catarino, un joven de origen humilde, quien se hizo de público por manejar una historia de superación, lo cual vende muy bien en los medios. Tras ganar dicho concurso, la televisora le dio proyección por un tiempo, pero luego se apagó y aunque sigue dentro de la industria musical no ha hecho una carrera tan importante como la de su compañera de generación.

Ahora, si volteamos a ver a Televisa, la situación es similar, en La voz México (que después pasaría a las filas de Azteca),  los participantes trabajaban durante un tiempo con un coach, y semana a semana se presentaban, hasta llegar a un momento culminante en donde se daba a conocer a un ganador. En esos momentos se anunciaron con bombo y platillo los nombres de Óscar Cruz (quien hasta antes de entrar a la emisión era conserje de una escuela) o Luz María, ganadores de las dos primeras emisiones, pero con el transcurso del tiempo esos nombres se fueron borrando del firmamento artístico.

A pesar de  contar con talento, la mayoría de los participantes de estos programas viven una ilusión pasajera, tanto ellos como el público puede creer que al ganar se obtiene una llave que abre la puerta del éxito, pero esto se diluye rápidamente e incluso, muchas veces, se prefiere dar proyección a quienes no tienen el talento suficiente, pero que en cambio garantizan polémica.

El talento debería ser el factor principal en este tipo de concursos televisados, sin embargo, al priorizar otros aspectos como darle proyección a aquellos participantes que venden historias, las cuales van desde casos de superación como ya se mencionó hasta elaborar una variedad de storytellings pasando por problemas familiares hasta romances que surgen en medio de la competencia.

Pero a pesar de ser quienes acaparan las miradas en lugar de los talentosos, esa fama que obtienen igualmente se borra una vez que acaba el programa, así que el ser polémico o carismático tampoco asegura tener éxito en el medio artístico.

Casos como el de Carlos Rivera o Yuridia destacan de quienes concursan en estos programas porque supieron moverse por otros medios y no necesitaron de una televisora para hacer una sólida carrera de cantantes, muy a diferencia del resto, quienes eran “premiados” cantando el tema principal de una telenovela  como pasó con el ganador y el segundo lugar  de La Voz México 2011 Óscar Cruz y Alejandra Orozco respectivamente.

Peor aún, lo que sucede con otros personajes que independientemente de que hayan sido ganadores o no, van de programa en programa buscando obtener visibilidad para su talento, pero que lamentablemente no porque sean vistos 2, 3 o 10 veces obtienen fama. 

De tal forma, que podemos ver que aparecer en un reality no es sinónimo de alcanzar fama y éxito, pues, se cuentan con los dedos de una mano aquellos que en verdad destacaron, pero la inmensa mayoría pasó sin pena ni gloria, tuvieron sus cinco minutos de fama, los cuales se consumieron más rápido que el saldo de una recarga de celular si llamas al extranjero sin tener un plan de datos.