Horacio Quiroga fue un escritor uruguayo muy conocido por las múltiples narraciones fantásticas que surgieron y provinieron de la selva misionera, así también como por el libro que le daría fama y consagración en la cuentística latinoamericana: ‘Cuentos de Amor de Locura y de Muerte’. En este libro podemos encontrar una serie de relatos bien logrados, con un final inesperado.
Quiroga siempre fue fiel creyente de que las primeras tres líneas del cuento importaban tanto como las tres últimas, y aunque algunos autores latinoamericanos creían que en la narrativa del escritor uruguayo sobraban algunos remates, logró sobresalir y renovar la forma del cuento en Latinoamérica, creando finales con cierto suspenso e incluso terror.
[Te puede interesar ‘‘El Hijo del Vampiro’, una historia de terror y romance de Julio Cortázar‘]
Es importante mencionar que Horacio Quiroga fue un ferviente lector de autores como Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant, Fiodor Dostoievski, Antón Chéjov, Jospeh Conrad y Rubén Darío, y fuertemente influenciado por ellos, su estilo narrativo se tornó parecido, quizá Quiroga nunca imaginó que al igual que sus grandes maestros de la literatura, él también se convertiría en uno.
Algunos de sus cuentos más conocidos son: ‘El almohadón de plumas’, ‘La gallina degollada’ (del cual hablaré más adelante), ‘Anaconda’, ‘Yaguaí’, ‘A la deriva’, ‘El alambre de púa’, ‘El síncope blanco’, ‘Los Mensú’, entre otros que no han sido tan divulgados entre la multitud literaria.
Quiroga fue un escritor lleno de misterios, y sobre todo de muerte, sus letras estaban repletas de misticismo y de cierto encanto lúgubre.
¿Por qué ‘La gallina degollada’ es un cuento realmente espeluznante?
La historia comienza con un matrimonio que deseaba tener hijos, y en cuanto tuvieron al primero, todo fue felicidad absoluta hasta que este se volvió un poco lento de aprendizaje, un poco tonto. El matrimonio quedó desesperanzado y angustiado porque no sabían que era lo que sucedía con su primogénito; después de un tiempo decidieron tener otro hijo y desafortunadamente ocurrió lo mismo que con el primero, y lo intentaron otra vez más, pero lo mismo sucedió. Las peleas no tardaron en aparecer a causa de los hijos tontos y descuidados, volvieron a tener fe en que por fin lograrían coincidir un hijo sano, que no tuviera el mismo retraso que los anteriores. Al fin nació Bertita, una niña rubia que creció sana y salva.
Los cuatro niños tontos se dedicaban a imitar los actos que llamaran su atención, desafortunadamente un día vieron a la cocinera degollar a una gallina y quedaron impactados por el color rojo de la sangre.
Al observar a Bertita le apretaron el cuello y la arrastraron hasta la cocina.
Entonces tenemos cuatro elementos diferentes, que causan extrañeza porque aparentemente no son normales; a veces cuando el otro no es igual a nosotros nos causa cierta sensación de miedo, de terror, de incertidumbre e incluso de agonía. En múltiples ocasiones lo diferente en la literatura ha sido sinónimo de terrorífico, por ejemplo tenemos a Frankstein que era un monstruo, Drácula, Penywise, Cthulhu, Berenice, el gato negro, el horla, todos ellos son seres distintos a nosotros, tenebrosos y malvados.
El contraste que logra Quiroga al colocar a Bertita con sus cuatro hermanos retrasados, es lo que causa cierta extrañeza, porque como ellos no están en sus cabales, ni tienen uso de razón, podrían hacer cualquier tipo de acción que involucrará la salud y en este caso la vida de la pequeña; los hermanos retrasados, creyeron que su hermana era una gallina a la que le tenían que cortar el cuello.
Elementos como el contraste entre lo enfermo y lo sano, la vida y la muerte, gallina o niña, crean la atmósfera perfecta para que el horror y la sorpresa sucedan, tanto como para el lector como para el matrimonio Mazzini-Ferraz. Su única hija sana había sido aniquilada por las manos de sus hermanos. La descripción final es interesantemente aterradora y desgarradora. Definitivamente un cuento para leer en estas fechas.