Es el año 2019, la fecha que el visionario Ridley Scott envisionó para su obra maestra de ciencia ficción, su futuro y nuestra actualidad quizá difieran un poco en el cómo, pero el resultado es el mismo, vivimos en una sociedad distópica y decadente.
Tal vez sea la nostalgia de llegar a este año lo que nos hace recordar esta cinta o quizá el reciente fallecimiento de Rutger Hauer, que sin falta de ironía murió el mismo año que su personaje ficticio, el androide Roy Batty en ‘Blade Runner’.
‘Blade Runner’ tiene a su favor la evidencia del tiempo que acentúa su trascendencia, siendo capaz de influenciar e inspirar a obras igual de importantes, como ‘Robocop’ (1987), ‘Terminator’ (1992) y ‘Ghost in the Shell’ (1995) o ‘Matrix’ (1999).
‘Blade Runner’ de Ridley Scott (1982) y su secuela, ‘Blade Runner 2049’ (2017), dirigida por Denis Villeneuve, (con Scott como productor ejecutivo) comparten además de las coincidencias obvias, una similitud muy curiosa: ambas tuvieron un pobre desempeño en taquilla, es decir una recepción desfavorable con respecto a la audiencia ante lo que nos preguntamos si hablamos de una película de tal importancia, ¿por qué fue tan incomprendida en su época?
Para entrar en el frío mundo de los números, la película del 82 costó unos 28 mdd y alcanzó a recaudar apenas 33 mdd; mientras que su continuación costó 150 mdd, y obtuvo 250 mdd; casi 100 millones de recuperación, lo cual no parecería tan malo, pero si tomamos en cuenta los gastos de publicidad y que el 65% de sus ganancias proviene de mercados extranjeros se puede considerar que tanto la cinta original como su continuación fueron fracasos monetarios para sus estudios.
Temas difíciles de digerir para las masas.
Ambas películas nos sitúan claramente ante varias de las preocupaciones recurrentes en el cine de ciencia ficción, por un lado nos enfrentamos a la amenaza del imperialismo terrestre, un concepto donde se plantea la posibilidad de que nosotros, el ser humano, seamos los malos de la historia. Un tema explorado también (pero no únicamente) en películas como ‘Enemy Mine’ (1985), ‘El Planeta de los Simios’ (1968) o ‘Avatar’ (2009) de James Cameron y que en ‘Blade Runner’ se expresa a través de esclavizar y terminar a seres que podrían o no tener alma, pero eso es algo que ni los altos mandos (Bryant, Tyrell, Wallace, etc.) ni los ejecutores (Deckard y K) se detienen a cuestionar.
Por si fuera poco, ambas películas, también nos hacen reflexionar también en la inmortalidad, el mega-capitalismo y la condición humana, ¿qué es realmente eso que nos define y qué podríamos identificar para sabernos miembros de esta raza?
Con tal densidad de temas es probable que muchos conceptos llegasen a perderse, por lo mismo no es de extrañar que allá en 1982 las críticas negativas, tacharan de muchas cosas a la película, pero principalmente de “vacuidad”. Por ejemplo el New York Times dijo: “casi nada se explica de manera coherente y la trama tiene grandes agujeros narrativos…”; el Boston Globe dijo: “La historia está plagada de agujeros tan grandes que una nave podría atravesarla…”; y el crítico Roger Ebert dijo que la parte de los humanos era un cliché y un tanto delgada.
¿Cómo acaban estas historias?
Tomemos como ejemplo tajante el final entre el Theatrical Cut y el Directors Cut de ‘Blade Runner’, ambos comparten lo siguiente: Deckard entra a su departamento, besa a Rachel, se dicen que se aman, salen hacia el ascensor, Deckard encuentra un unicornio de origami hecho por su supervisor Gaff (Edward James Olmos) quien le dijo refiriéndose a Rachel: “es una lástima que no vaya a vivir, pero otra vez, ¿quién lo hace?
Scott nos deja con la duda de lo que ocurrirá, si Rachel vivirá o le queda poco tiempo de vida como a sus congéneres no lo sabemos, es un final que alberga la tragedia inevitable de la muerte, pero tal vez con un rayo de esperanza ya que los enamorados logran huir. Un final agridulce manejado con una sutileza ejemplar.
Sin embargo en el corte para cines, a Scott también le obligaron a añadir una escena, posterior al ending del ascensor. En ella se ve a Deckard y a Rachel viajando en su auto por un paisaje idílico, en donde él emite un último diálogo en el que revela que Tyrell le confesó que Rachel no tiene fecha de caducidad, pero definitivamente morirá y él termina contentándose con decir que no sabe cuánto tiempo les quede juntos, pero lo disfrutará.
Un final feliz más burdo, que se siente bastante forzado, muy auto-justificante y que a final de cuentas no sirvió para contentar a las audiencias, si acaso fungió como anécdota para dar pie a los eventos de la secuela, pero nuevamente escapó de atinar a las expectativas y mantenerse fiel en pos de complacer a las grandes masas.
La historia y con mayor certeza el tiempo se ha encargado de darle a ‘Blade Runner’ su merecido lugar en el olimpo de la historia de la cinematografía, aquí tan solo hemos querido tratar de entender cómo una película tan influyente, pudo ser tan incomprendida en su época y quizás sea el mismo resultado con su secuela, un tambaleo en taquilla, pero que a lo mejor con el tiempo podrá encontrar su lugar en el cine de culto, lo que a final de cuentas tal vez no importe tanto ya que las películas son memorables por sus historias y no por sus desempeños en taquilla.
Cuéntenme, ¿ustedes qué piensan de ‘Blade Runner’?