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Panteón Civil de Dolores: el lugar de los hombres ilustres y los olvidados

En el Panteón Civil de Dolores en la CDMX, el más grande y el más viejo, existe un contraste que deja orgullo y vergüenza en la misma tierra. La historia del panteón se remonta a la necesidad por conferir a las personas que fallecían un lugar digno a las afueras de la ciudad, fuera de la administración de la iglesia y que fuera un servicio para todo público y que cubriera la demanda de la ciudad.

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El panteón inicio sus servicios en 1875, entonces Sebastián Lerdo de Tejada fungía como presidente del país y había dispuesto un año después un lote para crear la Rotonda de los Hombres Ilustres. El lugar tiene 24 hectáreas y más de 720 mil lotes individuales con tres o cuatro niveles, además de contar con el servicios de fosa común de una ciudad inmensa, la CDMX.

En 2003, por orden del Presidente Vicente Fox Quezada, el lote de la Rotonda de los Hombres Ilustres cambió su nombre a Rotonda de las Personas Ilustres. Este espacio es una lugar realmente especial y hermoso, que lejos de esa estampa tétrica que nos remite un panteón, es un bello jardín que parece un museo por lo increíble de sus mausoleos. Muchas de esas tumbas están diseñadas asemejando el trabajo de los que están ahí cuando vivían, por ello vemos un átomo, un rayo, un edificio o hasta obras de arte.

La rotonda tiene una bandera de México que da la bienvenida a sus visitantes y de inmediato demuestra el orgullo que siente un país por esas personas que hicieron algo importante por la nación en política, ciencia, cultura o labor cívica. Toda esta zona administrada por el Gobierno Federal, es simplemente hermosa. Vemos un pequeño Anahuacalli en la tumba de Diego Rivera o la réplica de la obra ‘Prometeo’ en la tumba de David Alfaro Siqueiros; la tumba en forma de rayo de Carlos Ramírez Ulloa, fundador de la Comisión Federal de Electricidad; o una escultura de la pintura ‘Sueño y Presentimiento’ de María Izquierdo.

Mausoleo Diego Rivera
Mausoleo David Alfaro Siqueiros
Mausoleo María Izquierdo
Mausoleo Carlos Ramírez Ulloa

El Panteón Dolores lleva 145 años en operación, por lo que la administración del cementerio ha dado rienda suelta a la corrupción. No hace mucho se ventiló un problema por los supuestos títulos vitalicios que vendían a los familiares de los fallecidos, aún cuando estos nunca han existido en el panteón. Pero además de la pésima administración, también está el desinterés de cientos de familiares que olvidan a sus seres queridos o los que nunca se supo quiénes eran.

Mausoleo Ricardo Flores Magón
Mausoleo Dolores del Río
Mausoleo Amado Nervo
Mausoleo Francisco González Bocanegra y Jaime Nuno

Los olvidados de la ciudad

Dentro del Dolores existe el único sitio autorizado para albergar la fosa común, a la cual ingresan todas esas personas que murieron, ya sea de forma natural o por accidente y no fueron reclamadas por nadie, ya sea identificados o no; todos esos cuerpos pasan por un proceso de espera en el forense para después ser transportados a la fosa común, donde con otros cuerpos son literalmente amontonados y registrados para que se tenga constancia de dónde están y si es necesario exhumar un cuerpo.

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La fosa está hasta el fondo del Panteón (donde nadie tiene una razón para visitar salvo los curiosos), allá deambulan drogadictos, gente de calle y parece un basurero; hay señalamientos con las letras L y F que nombra el número de línea y fosa para localizar cuerpos. Nadie pasa por ahí, hay perros callejeros que sí pueden ser peligro para cualquiera que no sea reconocido por los animales.

Apesta a carne muerta, hay fosas abiertas, los procesos sanitarios no existen. Junto a las fosas hay chatarra de antiguos puestos de comida de la ciudad y ya casi al fondo, donde los arboles y la vegetación se come el camino se ven algunas cruces, muchas tumbas están inmersas en la vegetación.

Existe una especie de «monumento» que nadie sabe de su existencia porque se desconoce el nombre de los que están abajo. Es un círculo de piedra que tiene una base para una placa que ya no está. Ahí están enterrados los cuerpos de los fallecidos en el temblor de 1985. Todas las personas que no fueron reclamadas yacen ahí abajo, nadie los reclamó y seguramente nadie lo hará porque no hay registro de esos cuerpos.

Fosa común de los muertos del temblor de 1985

En las líneas y fosas hay algunas tumbas, pues algunos familiares sí reconocieron un cuerpo después de enterrado, pero por falta de recursos para su exhumación y entierro, prefirieron dejarlos ahí y solo poner una placa, cruz o losa encima.

La Rotonda tiene un registro de quiénes están abajo, aunque en la parte referida arriba no hay, porque nadie sabe quiénes son.

Nadie pone en duda que los mexicanos que dieron su vida y trabajo por el país merezcan ser recordados y venerados como héroes de la Nación; sin embargo el Panteón Dolores parece una tétrica analogía del país: la corrupción gobierna también en el mundo de los muertos y mientras por un lado hay orgullo, por otro invade un sentimiento de tristeza.

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