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Pablo Picasso y su lado oscuro

Uno de los artistas considerados como más creativos e ingeniosos ha sido el español Pablo Ruíz Picasso, esto debido a su manera de plasmar en sus obras lo que veía, desde diferentes perspectivas y transformar la creencia de lo que la comunidad artística llamaba estético, así que, junto con Georges Braque, creó el famoso movimiento artístico llamado cubismo.

El pintor y escultor es uno de los más reconocidos y aclamados a nivel mundial, como artista claro está, pero hablemos más sobre la persona que fue Picasso, lo que hizo en vida pero al parecer nadie recuerda o de lo que pocos hablan.

Nacido un 25 de octubre de 1881 en Málaga, Pablo creció rodeado de artistas, ya que su padre, José Ruíz, también lo era y frecuentaba a otros más, así que estuvo bastante apegado a este mundo desde siempre; cuando cumplió catorce años logró entrar a la Academia de Bellas Artes de Barcelona y comenzó su trabajo.

Años más tarde se va de España hacia Francia, es en este momento donde todas las obras que creaba eran de tonalidades azules, ya que cayó en una depresión debido a la muerte de su amigo Carlos Casagemas, esta etapa de su vida es más conocida como periodo azul; y no fue sino hasta que conoció a Fernande Olivier, que logró salir de esa profunda tristeza.

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Fernande Olivier fue su primera musa, la inspiración con la que comenzó un nuevo capítulo en su vida denominado periodo rosa. Pareciera que con el nombre de esa nueva etapa, desbordaba amor hacia aquella mujer, sin embargo no fue así. En 1911, Picasso se muda y comienza su vida con otra mujer llamada Eva Gouel. Mientras tanto Fernande, subsistía ejerciendo distintos oficios e incluso daba clases de dibujo y escribía.

Es en el año de 1930, en el que Pablo ya era reconocido mundialmente, que Fernande publica en un periódico belga, llamado Le Soir, seis capítulos de memorias de aquella relación. Eran parte de un libro llamado “Picasso et ses amis” (Picasso y sus amigos). Lo que quedaba de la historia, los abogados del artista impidieron que lo publicara, sin embargo, hoy se puede encontrar a la venta con el nombre de “Recuerdos íntimos (escritos para Picasso)”.

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En ellas narra cómo fue la vida al lado del artista antes de su fama, el carácter impulsivo y agresivo que tenía cuando alguien lo molestaba, o lo extremadamente celoso que llegaba a ser, cuenta que no le agradaba discutir debido a que Pablo la amenazaba con usar su arma en su contra.

La relación con Eva marcó una nueva etapa en la vida de Picasso, reflejada así en sus obras, etapa que nombró: cubismo alternativo. Cabe aclarar que en los últimos momentos que estuvo con Fernande, la engañaba con Eva. Pero el amor duró poco porque se enfrentó con la repentina muerte de su nueva musa, el cáncer apagó su vida en 1915, cosa que dejó nuevamente destrozado a Pablo.

Para 1917, Picasso radicaba en Roma, donde encontraría de nuevo el amor, en una bailarina rusa llamada Olga Khokhlova. Fue su primera esposa y la primer mujer con quien tuvo un hijo: Paulo.

Al inicio de su relación, Picasso retrataba a Olga de una manera amable y amorosa, dando pie al periodo neoclásico del pintor, más tarde esto cambió y comenzó a reflejar en sus pinturas el hartazgo que sentía por su mujer, con motivo de que había encontrado el deseo por otra chica. Le era infiel a su esposa con Marie-Thérèse Walter, que contaba tan sólo con diecisiete años, mientras él ya era un hombre de 45.

Después de las infidelidades, la horrible manera de plasmar a la mujer que un día amó y el maltrato que, según la biógrafa, Françoise Gilot, sufrió Olga por parte de su marido al darle sedantes para calmarla o tirarla al piso en sus arranques de ira, decide abandonarla en 1935, pero jamás se divorciaron porque se rumoraba que él no deseaba compartir sus bienes; ella quedó con secuelas psiquiátricas después de la partida de Picasso.

Con Marie-Thérèse lo que hubo fue una obsesión sexual, cosa que se reflejó en los retratos que le pintaba, donde abundaban los órganos sexuales, femeninos o masculinos. A Marie la quemaba con cigarrillos y se dice que estaba con ella sólo por el “fetiche” de amar a una menor. De esta aventura nació Maya, segunda hija de Picasso. Pero como tenía una insaciable sed de atención, sucedió lo mismo que en sus anteriores relaciones: tuvo una amante llamada Dora Maar, una fotógrafa que capturó el proceso en el cual Picasso creaba el “Guernica”.

Françoise Gilot narró que en determinado momento, Marie y Dora se encontraron en el estudio del artista, el cual las hizo golpearse mutuamente, diciéndoles que sólo una pelea definiría quién era la que se quedaría con su amor. Muchos años después Marie-Thérèse se suicidó porque jamás logró hacerse a la idea de estar sin Pablo.

La relación que tuvo con Dora Maar duró casi nueve años, y a pesar de ser una mujer inteligente e imponente, Picasso terminó de apagar su brillo teniendo varias amantes y golpeándola de manera brutal hasta dejarla inconsciente, mientras que ella seguía perdidamente enamorada de él. Finalmente decide dejarla por Françoise Gilot, y Dora jamás pudo reponerse de su partida, cayó en profunda depresión internada en un hospital psiquiátrico, nunca volvió a estar con un hombre y consagró su vida a dios.

Dora Maar sentada (

Françoise Gilot es una escritora, pintora y crítica de arte, fue la primer mujer que se atrevió a abandonar al malagueño y la madre de sus otros dos hijos: Claude y Paloma. Odia el término de “musa” y no soporta que se le conozca sólo por su relación con Picasso. Se sentía atrapada y con necesidad de ocultar su personalidad, después de haber tenido a sus hijos, el temperamento del artista empeoró, dejándola sola y teniendo aventuras con sus amantes (nada nuevo). Él le dijo en una ocasión: “Nadie deja a un hombre como yo”, a lo que Gilot respondió: “Espera y verás”.

A su vida siguió la relación con Jacqueline Roque, su última musa y su segunda esposa. Jacqueline lo alejó de sus hijos y nietos, incluso negándole la entrada a uno de ellos a su funeral. Pablo Picasso murió un 8 de abril de 1973, y en 1986 Roque decide quitarse la vida disparándose en la sien, porque al igual que sus examantes, no quería una vida sin él.

En una ocasión, Marina Picasso, nieta de éste, declaró cuál era el patrón que su abuelo seguía cuando encontraba a una nueva mujer: «Las sometía a su sexualidad animal, las domesticaba, las hechizaba, las devoraba y las aplastaba en sus lienzos. Después de pasar muchas noches extrayendo su esencia, una vez desangradas, se deshacía de ellas«.

Todo un artista al cual admirar, pero si nos enfocamos meramente en su persona, no hay mucho qué rescatar de él.

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