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Otra mirada a la legalización de la marihuana

La legalización de la marihuana ha sido durante mucho tiempo uno de los principales dilemas a resolver por las administraciones publicas alrededor del mundo. Su prohibición tiene sus fundamentos en la necesidad de disminuir su consumo, pues son muchos los expertos en la materia y el sector salud, quienes sostienen que el uso de drogas provoca daños importantes en el organismo de quien las consume, conduce a la adicción y genera altos costos sociales.

Pero en realidad, ¿la prohibición del cannabis es la alternativa más efectiva para frenar su consumo?

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Fuente: michiganradio.org

Unos cuantos datos para entrar en contexto

Según el Informe Mundial sobre Drogas 2020 de la Organización de las Naciones Unidas, se estima que alrededor de 269 millones de personas a nivel global consumieron drogas durante 2018, es decir, una de cada veinte personas adultas en el mundo, lo que significó un aumento de 30 por ciento respecto al año 2009.  

Sin lugar a duda, la marihuana continúa posicionándose como la droga de mayor consumo a lo largo del planeta, con un estimado de 192 millones de usuarios durante el año 2018, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Fuente: vox.com

Contrario a los que muchos pensarían, buena parte de los consumidores de marihuana se localizan en países de alto desarrollo, siendo Islandia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos y Nigeria las naciones con el mayor número de usuarios, no obstante, más de la mitad de los delitos relacionados con las drogas tiene que ver con la marihuana, lo que sigue poniendo en duda los beneficios sociales de su legalización.

Lo que es un hecho es que el uso de cannabis ha registrado un aumento considerable en aquellos países que han impulsado políticas de regulación.


Un vistazo a México

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) correspondiente al periodo 2016 – 2017, México registró un total de 8.4 millones de personas de entre 12 y 65 años que señalaron haber usado drogas al menos una vez en su vida, esto es, uno de cada diez mexicanos en este grupo de edad.

Salta a la vista que del año 2011 al 2016, el aumento en el uso de drogas se aceleró más rápidamente en la fracción femenina de la población, pasando de 926 mil a 3.9 millones de consumidoras, es decir, un incremento promedio anual de 33 por ciento. Hay que mencionar, además, que el uso de drogas se concentra principalmente en los adolescentes, grupo que aumentó su consumo en un 14 por ciento anual durante el periodo citado.

Lo que resulta más preocupante es que de 2011 a 2016, se extendió en un 47 por ciento el número de personas que dijo haber usado drogas alguna vez en su vida. No es de sorprenderse que la marihuana sea la sustancia ilegal más consumida entre la población mexicana, cuyo uso se elevó alrededor de 9 por ciento al año.

Fuente: businessinsider.com

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¿Cómo van las estrategias para frenar el consumo?

No hay que ser un experto para deducir que las estrategias gubernamentales enfocadas al combate del narcotráfico y a la contención del consumo de psicotrópicos, no han logrado los resultados esperados. La ola de violencia azota cada vez más a nuestro país y el consumo de drogas se expande con creces al interior de México. 

Hay quienes todavía aseguran que la manera más efectiva de hacer frente a las adicciones y al tráfico de estupefacientes se encuentra en una mayor inversión en las fuerzas armadas, sin embargo, la evidencia demuestra que un mayor gasto en este rubro no frena en absoluto el consumo de drogas, por el contrario, lo expande y trae consigo un aumento en el número de muertes asociadas a los conflictos con el narcotráfico.

Fuente: vox.com

Para muestra de ello, el gasto militar efectuado por el gobierno mexicano pasó de poco más de 33 mil 500 millones de pesos en el año 2002 a 112 mil 400 millones de pesos durante 2016, lo que supone más de una triplicación. En contraste, el consumo de drogas avanzó de un 5 a un 10.3 por ciento en ese mismo periodo. 

Fuente: Elaboración propia con información del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo y la ENCODAT (Secretaría de Salud)

De ahí que la despenalización de la marihuana continúe siendo uno de los temas pendientes en la agenda pública nacional e internacional, posicionándose como una alternativa viable para combatir las adicciones y el narcotráfico.

Dentro de las perspectivas a favor de esta política, figura la de Jeffrey A. Miron, economista y profesor en la Universidad de Harvard, quien asegura que la prohibición de la marihuana tiene como costo la aplicación de la ley (posesión, narcomenudeo, crimen organizado, etc.) y lo que se pierde a través de los impuestos no cobrados por la producción y venta; costos que son mayores a los que habría por dar tratamiento a los consumidores de cannabis problemáticos.


La despenalización: una estrategia a favor de la paz

Desde hace algunos años la despenalización del consumo, cultivo y venta de marihuana avanzan alrededor del planeta. Un país referente en el tema son los Estados Unidos, nación que ha sido objeto de múltiples controversias y en la que más de la mitad de sus condados han dado paso a consentir el consumo legal y medicinal de cannabis.

El debate sobre la legalización ha polarizado las perspectivas y permanece latente en los círculos políticos y sociales de México. Cabe destacar que en 2017 la Cámara de Diputados autorizó el uso medicinal y científico de la marihuana en México, con lo que estableció un importante antecedente en esta materia y ha dado paso a discutir cada vez más esta propuesta. 

Fuente: americanshamanhouston.com

En definitiva, México requiere de un cambio cultural y político que permita hacer frente a muchas de las actividades relacionadas con la marihuana, tales como el crimen organizado, los enfrentamientos armados y la corrupción. Se debe optar por regular el cultivo, venta, comercialización y consumo de cannabis, a través del cobro de impuestos, el fomento a investigaciones científicas y el fortalecimiento de programas para prevenir las adicciones.  

Ante el profundo dilema de la legalización, se requiere de la participación ciudadana, de las organizaciones civiles e instituciones públicas, con el objetivo de generar propuestas innovadoras y factibles. La clave es buscar soluciones que no acrecienten el consumo ni aviven los conflictos con las organizaciones criminales; una tarea nada fácil, pero que se perfila como una alternativa a favor de la paz.

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