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Miroslav Tichý, el fotógrafo vagabundo que construyó su propia cámara

Con latas, madera, cartón y tubos de PVC unidos con hilos de diferentes procedencias hizo su cámara fotográfica en 1960. Miroslav Tichý fue un vagabundo que vivió la mayoría de su vida en las calles de Praga retratando mujeres; con una mirada sensible y voyeur, la belleza femenina quedó plasmada en sus impresiones, desde su subjetividad «precaria» nacida del despojo y de vivir el arte con y para su cuerpo.

Nació Diógenes

Miroslav Tichý nació el 20 de noviembre de 1926 en República Checa. Desde pequeño destacó por sus habilidades en el dibujo y el dominio de diversos idiomas.

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Su formación artística complementaria e instrumental la inició en la Academia de Bellas Artes de Praga. Sus dibujos y pinturas lo habían hecho sobresalir entre sus compañeros.

Sin embargo, en 1948, tras el golpe de estado en su país, perdió toda su producción artística al no seguir el nuevo régimen impuesto, ya que en la Academia los obligaron a dejar de dibujar modelos mujeres para ilustrar a hombres en trajes de trabajo.

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Ante esta situación, Tichý se negó a contribuir con aquellos ideales contrarios a los suyos, por lo que dejó la Academia. Esta postura negativa provocó que lo señalaran como enfermo mental, así que lo trasladaron a la clínica psiquiátrica de Opaya.

Surgió Diógenes

Después de un ‘tratamiento’ en la clínica de Opaya, y de pasar por otros hospitales y clínicas mentales, Tichý volvió a su hogar en Kyjov. Ahí continuó con su postura antagónica al régimen: comenzó a usar un traje negro, se dejó el cabello y la barba largos, y abandonó el obligado aspecto «pulcro» de los trabajadores.

Las autoridades checas lo arrestaron en varias ocasiones por vagancia, ya que se había convertido en un rebelde, un enemigo del gobierno, así que le arrebataron sus pertenecías, su hogar y sus creaciones artísticas. Estas acciones tomadas en su contra lo orillaron a vivir como vagabundo por las calles de República Checa.

Fotos generales de la sala de exposiciones del Museo del Romanticismo

Su aislamiento, despojo y pobreza obligados no lo amedrentaron. En 1960 construyó su famosa cámara fotográfica con la que comenzó a retratar las calles por las que vagaba. Su mirada quedaría plasmada en papeles que recogía de las banquetas para revelar sus tomas.

Escaló a la ¿fama?

La mayoría de sus fotografías incluyen mujeres. Aproximadamente, Tichý hizo 90 capturas diarias, ritmo que mantuvo entre 1960 y 1980.

En 1994, Harald Szeemann, un crítico de arte suizo, encontró algunas de sus fotografía en su hábitat natural: las calles. Él observó aquel talento oculto y relegado por las autoridades en tiempos del golpe de Estado. Lo maravilloso y honesto de su mirada lo cautivó tanto que invitó a Tichý a participar en la Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla. Sus obras se hicieron famosas a raíz de ese empujón no solicitado.

 

Harald Szeemann

¿Abandonó su ideología anti-sistema de Diógenes para obtener ganancias por su trabajo? Nadie lo sabe, pero se cuenta que jamás aceptó dinero por alguna de sus fotos, pero sí realizaba intercambios con otros artistas.

Cayó Diógenes

El 12 de abril de 2011 falleció Miroslav Tichý, el fotógrafo vagabundo, quien capturó, a su manera, desde su ojo y cámara, las calles de su país, a las mujeres de su país, desde una posición alejada y cómoda para evitar cualquier malentendido con ellas y con las autoridades.

Alguna vez, Roman Buxbaum, compañero de Tichý en la Academia de Praga lo describió así:

«El fotógrafo de la Edad de Piedra era la encarnación de un insulto a la élite comunista de la pequeña ciudad. La antítesis viviente del pensamiento progresivo, de la teoría marxista de la historia moviéndose en línea recta»

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