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MEXICANAS DESTACADAS. 3. Guadalupe Vélez, la actriz

Una carretera al desenfreno, un torbellino funesto.

La industria cinematográfica nacional tuvo un portentoso auge en el período de 1934 a 1958, que se denominó «Cine de Oro Mexicano«, cuya calidad fílmica despuntó dentro y fuera del país. Las tramas citadinas y rurales que conviven en un mismo entorno, la liberación fémina, el pueblo, las mujeres fatales, la familia clásica posrevolucionaria, los grandes problemas sociales, políticos y culturales fueron plasmados en la pantalla grande.

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Fuente: spanish.fansshare.com

Emblemáticos directores históricos como Roberto Gavaldón, Ismael Rodríguez, Fernando de Fuentes, Emilio «el indio» Fernández, Luis Buñuel, encaminaron la maquinaria del maravilloso cine de la época.

Sus icónicas estrellas: María Felix, Pedro Infante, Luís Aguilar, Dolores del Río, Blanca Estela Pavón, los hermanos Soler, Joaquín Pardavé, Katy Jurado, Sara García, entre muchos otros, lograron colocar la producción nacional en las pantallas mundiales.

No obstante, antes de esta atmósfera de éxito, una fiera mujer, de carácter bravo e indómito, brillaba en Hollywood, antes que nadie, María Guadalupe Vélez de Villalobos, la «dinamita mexicana», «el torrente mexicano», o simplemente Lupe Vélez, ya era conocida y reconocida en el país vecino por su gran capacidad histriónica.

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Infancia rebelde

Irreverente y prodigiosa, Maria Guadalupe Vélez de Villalobos, nació en San Luís Potosí el 18 de julio de 1908;hija de un recio militar Jacobo Villalobos Reyes y madre cantante de opera profesional, Josefina Vélez.

Foto: especial

Adolescente, fue mandada a estudiar a un convento católico, en San Antonio, Texas, posteriormente desempeñó tareas en una tienda de zapatos, sin embargo, su vocación estaba en el teatro.

Participó es espectáculos de variedades y shows de cabaret; su talento y belleza fue descubierta por Richard Bennet, quien la invitó a realizar la obra «la Paloma», proyecto que no se pudo montar.

El nacimiento de la «dinamita mexicana»

Su carrera despegó con el pequeño papel que interpretó en Sailors, Beware!, protagonizada, por más ni menos que por ‘El Gordo y El Flaco’, iconos de la comedia norteamericana.

Fuente: correcamara.com.mx
Fuente: debate.com.mx

Fue con Douglas Furbanks en «El Gaucho«, donde su gallardo carácter la lanzarían al estrellato.

Guadalupe Vélez tuvo un éxito internacional, ya que de la mano de grande directores protagonizó filmes destacados dentro y fuera del país.

Años prolíficos

Trabajó con Tod Browning en «Oriente» (1929); Victor Feming «El canto del lobo» (1929), «La tormenta» (1930); con Henry King en «Puerto infernal» (1930), «El prófugo» (1931).

Fuente: larepublica.pe

Con el afamado y mítico David W. Griffith, protagonizó «Melodía de amor» y «la mujer del pavimento«, ambas durante la efervescente depresión estadounidense, la última le valió buenas críticas por su gran capacidad histriónica por parte del New York Times.

Fuente: todocoleccion.net

Irreverente

La Vélez, poseyó una carácter verdaderamente bravo, característico de la tierra potosina, no encajaba con la sociedad moralista y conservadora de los tempranos años 30; gustaba de maratónicas fiestas y borracheras bohemias, era fan del pugilismo, asistía a peleas de box, se dice que no usaba ropa interior. Totalmente irreverente.

Foto: especial

Esta actitud liberal y desenfrenada incomodó a las buenas conciencias de la época.

Se pronunció en contra de la dictadura franquista y a favor de los republicanos de la guerra civil española.

No tuvo pudor, su fama oscura y escandalosa la llevó a ser vetada en varios lugares de Hollywood.

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Indomable

La indomable Guadalupe, de brava personalidad y ojos fieros y hermosos, prendía con su sensual belleza al público masculino, le bastaba 1.50 de estatura para volver loco a cualquiera.

Fuente: lacanciondelasirena.wordpress.com
Fuente: lagacetadevalencianacampaycos.blogspot.com
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Entregada a los brazos del amor

Era bien sabido su gusto por los hombres. Su primer gran amor fue Gary Copper, con quien mantuvo una relación de dos años; este amorío no era bien visto por los managers y la madre del actor, quien veían en Vélez una amenaza para la carrera de Cooper. Culminando en la ruptura.

Triste, continúo trabajando y así conoció al Tarzan por excelencia, Johny Weismuller, estuvieron casados seis años de 1933 a 1939.

Foto: especial

Un torbellino emocional fue este matrimonio, escándalos públicos, celos al por mayor y agresiones físicas de la actriz a Weismuller, concluyeron en la separación de esta pareja; un golpe más a la irreverente potosina.

En este contexto participó en «Una mujer endiablada» (1938) y 8 títulos cómicos, material que logró estabilizar su carrera tras su divorcio.

Narcóticos, tranquilizantes y nuevos amantes fueron la solución para el fatídico desgaste emocional de la estrella hollywondense, desconsolada y rota emocionalmente. En el set de «Zandunga» (1938), compartió créditos con Arturo de Córdova con quien también mantuvo un romance mal visto en todos los sentidos ya que el actor era una hombre casado.

A su lista de enamorados también se sumo Harold Ramond, último hombre con quien compartiría su vida antes de fallecer.

Foto: especial

Mitos

En cuanto a la muerte de Vélez, existe un halo de misticismo, se dice que, estaba gestante producto de la relación con Córdova, quien le planteó la posibilidad de casarse con Ramond para evitar la vergüenza pública.

Por otro lado, también se sabe, que Guadalupe le propuso matrimonio a Ramond, este dudó sobre el futuro con la fiera actriz, quien al sentirse desairada, se sumió en una profunda depresión.

A pesar de eso filmó su última película «Nana» de 1944, basada en la novela homónima del escritor Émile Zola.

Fuente: gsestilismo.blogspot.com

El Ocaso de la dinamita mexicana

Así como su vida, su muerte ha estado cargada de teorías, sin embargo, lo cierto es que esta gran actriz, la primera en colocar el nombre de México en Hollywood; decidió terminar con su turbulenta vida, el 13 de diciembre de 1944 a la edad de 36 años.

Antes, ofreció una pletórica fiesta, una cena mexicana; su habitación ataviada con flores distintas y 64 pastillas de senocal. Solo la muerte pudo controlar el indómito carácter de la potosina.

Gallarda, aguerrida, liberal, mujer destacada por su excelente desenvolvimiento histriónico; primera en conquistar suelo norteamericano; puso en jaque a la conservadora sociedad mexicana; dueña de un carácter tenaz y digno; de una asombrosa belleza que cautivó a nacionales como extranjeros. Trabajó con icónicos directores heredándonos obras emblemáticas de talla internacional; enamorada y apasionada, admirada por Copper hasta Arturo de Cordova; Guadalupe Vélez, una carretera al desenfreno, un torbellino funesto.

Fuente: sectorcine.com
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