En la Ciudad de México existen desde hace más de 500 años lugares de intercambio de alimentos, flores, muebles, antigüedades, artesanías y uno que otro chisme. Pero hay algunos donde se pueden encontrar productos importados, carnes exóticas y hasta pócimas especializadas para atraer el amor o uno que otro trabajito de «amarre» de brujería: el mercado.
¡Checa, checa, la pacheca!
Los mercados han sido tradición desde la época prehispánica hasta nuestros días. Se tiene registro que el mercado Tlatelolco, a un costado de la Plaza de las Tres Culturas, brindaba un espacio de intercambio de mercancías de todo tipo, desde perros que podían pasarte al mundo de los muertos, hasta piedras curativas y ajuares dignos de un Tlatoani.
La perfecta organización del mercado de Tlatelolco hizo que tuviera un auge muy importante en la época. En él se concentraban todos los comerciantes para realizar trueques.
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¡Ahí va el Tameme! ¡Ahí va el Tameme!
La figura de los cargadores que hoy los conocemos como diableros, han estado presentes desde la antigua Tenochtitlán, eran los tamemes, quienes llevaban en sus cabezas una cinta que sostenía una canasta para llevar su mercancía o la de otros compradores.
La proliferación de la ciudad hizo que los mercados se fueran especializando en la oferta de sus productos. Durante el porfiriato, abrió sus puertas el Mercado de la Lagunilla, ofreciendo a las personas los más variados productos de aquella época.
Debido a la gran demanda que tenía, a las condiciones poco salubres de sus alrededores y a los problemas que representaba este mercado , se decidió construir el Mercado de Sonora , nombre que acuño debido a la cercanía que tenía con el cine del mismo nombre.
Mercado de Sonora, el de la santería
Amarres, esoterismo, hierbas, limpias, sapos negros y hasta cocodrilos, son algunos de los productos que se pueden conseguir en el Mercado de Sonora. A un costado del mercado de La Merced , en las cercanías del Centro Histórico , este peculiar mercado es visitado por una gran cantidad de compradores al día.
Se pueden encontrar disfraces para ‘jalogüin’, recuerdos para bodas, artesanías, juguetes y productos para todo tipo de festividades. Lo que hace una visita especial a este mercado son sus productos de herbolaria (tés, remedios naturales, esoterismo y brujería) y una gran variedad de amuletos, muñecos vudú, animales para sacrificios (que generan olores y colores de las limpias) y tratamientos de curanderos para aliviar cualquier mal.
Mercado de San Juan, el exótico
Ubicado a un costado del Eje Central Lázaro Cárdenas, el Mercado de San Juan ofrece una de las mas amplias variedades gastronómicas exóticas de la ciudad. Se pueden encontrar carnes de todo tipo: de león, jabalí, faisán, venado, armadillo, búfalo, avestruz y hasta de tepezcuintle, un roedor bastante rico.
Sus locatarios ofrecen, además, cocina gourmet para diferentes paladares. Existen locales gastronómicos que brindan platillos de muchas partes del mundo. Mariscos , tapas, ceviches, carnes frías, paellas y una gran variedad de vinos de acompañamiento.
¡ Saben a Chicharroncito!
El Mercado de San Juan se ha caracterizado también por la oferta de insectos comestibles y unos no tanto. Los insectos han estado presentes dentro de la gastronomía mexicana. Los más comunes han sido los chapulines , los gusanos de maguey, las hormigas chicatanas, los acosiles, los jumiles , sólo por mencionar algunos.
Ya para los comensales más aventurados y poco convencionales, las brochetas de alacranes y los tacos de tarántula eran de los platillos más vendidos. Este último fue decomisado por la PROFEPA, ya que su comercialización se daba por fuera de norma.
Mercado La Merced, el más popular
De sus más de 4 mil locales, el Mercado de la Merced es el mayor expendio minorista de la Ciudad. Fue construido a finales del siglo XIX y reconstruido a mediados del siglo pasado por el arquitecto Enrique del Moral, ¿la razón? Era tal su apogeo que muchos de sus locatarios tuvieron que mudarse a la Central de Abastos de Iztapalapa, debido en gran parte a los problemas de movilización en sus alrededores.
¡Pásele Güerito!!
En este mercado se pueden encontrar productos como: chiles secos, hojas de maíz y de plátano para la preparación de diferentes platillos, semillas, hortalizas, frutas y legumbres. Entre los susurros de Doña Esperanza Goyeneche de García Ruiz que deambula por los pasillos, se ofrecen dulces de todo tipo, productos no perecederos, confitería y frituras a granel.
Mercado de Jamaica, el de las flores
Flores para carnaval, centros de mesa, tocado y hasta coronas para adornar la muerte, son los productos que te puedes encontrar en el Mercado de Flores a las afueras del metro Jamaica.
La mercancía principal de este establecimiento y los arreglos para distintas ocasiones hacen de este mercado el centro especializado para decirlo con flores.
Muy temprano en la madrugada, los locatarios se preparan para ofrecer a sus visitantes la mas amplia variedad de arreglos florales e ideas que van desde un simple pero elegante bouquet hasta una corona para enchular la muerte de un ser querido.
¡La rosa, la reina de las flores!
Desde hace mas de 60 años el Mercado de Jamaica recibe poco mas de 24 mil toneladas de flores al mes, siendo la rosa la flor mas vendida entre los locatarios. Es por esta razón que diseñadoras como Tita Dupeyron nunca pierden la oportunidad de darse una vuelta por este florido centro.
“Cada florería tiene su estilo, sin embargo, no todas conocen lo que hay detrás. Una flor es historia y conocimiento” Tita Dupeyron
Mercado de la Ciudadela, el de las artesanías
Creado en el marco de los Juegos Olimpicos del ’68 y reafirmando su importancia en el Mundial de México ’70 , el Mercado de la Ciudadela fue considerado el establecimiento de mayor importancia en la ciudad.
Ubicado frente a la Biblioteca México, escenario y testigo de hechos históricos trascendentales como el encarcelamiento de Morelos y la Decena Trágica, el entorno del mercado provee el marco ideal para la venta de artesanías de todo un país.
Sus mas de 350 locatarios ofrecen trabajos genuinos y únicos característicos de sus pueblos de origen. El entonces presidente, Díaz Ordaz , convocó a grupos de artesanos del norte hasta el sur del país para que enaltecieran los trabajos manuales que se realizaban en México, el resultado, que quedara fijo el establecimiento que ahora administra el Gobierno de la CDMX.
Los productos de sus pasillos son muy variados, puedes encontrar trabajos de talavera poblana; utensilios de cocina hechos de cobre del Bajío; máscaras y productos de madera tallada de Guerrero y Oaxaca; y hasta una que otra chuchería de China.
¡Mal comida , pero bien vestida!
Los mercados populares han sido y son parte de las tradiciones del folklore y la cultura popular en México. Su visita y adquisición de productos no sólo enriquece las costumbres y la identidad del país , sino que también fomenta el comercio local y preserva la economía nacional. Cambiar este hábito por la cotidianidad y el uso de los Supermercados deteriora y empobrece los usos y costumbres de nuestro pueblo.