‘Los girasoles ciegos’ de Alberto Méndez es una novela que se divide en cuatro capítulos o derrotas, las cuales nos darán una visión diferente de este conflicto armado que resultó muy doloroso para España.
Durante 1931, en España se decidió cambiar el régimen autoritario en el que se encontraban, por uno democrático, de tal forma se constituyó la II República Española, la cual buscaba modificar muchos aspectos sociales; entre ellos, garantizar derechos a los ciudadanos. Sin embargo, para 1936, el ejército inconforme se levantó en contra de la República y desencadenaron una serie de conflictos bélicos que terminaron en la victoria del grupo sublevado, así como la imposición de la dictadura de Franco.
Los diversos enfrentamientos bélicos que sucedieron entre los dos bandos dejaron una gran cantidad de muertos, y posteriormente a la victoria de Franco, la represión a quienes se opusieron a su ideología. Como sucede en estos casos, la gente vivía con miedo y muchos salieron exiliados por esta razón. Así, ante estos sucesos dolorosos y hasta traumáticos para los afectados, lo que el gobierno dictatorial buscó fue dejar en el olvido estos hechos y ocultar la cifra de muertos. Es decir, silenció los recuerdos y la memoria de los afectados.
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‘Los girasoles ciegos’ de Alberto Méndez es una novela que se divide en cuatro capítulos o derrotas, las cuales nos darán una visión diferente de este conflicto armado que resultó muy doloroso para España. En la primera derrota se rescata la memoria del capitán Alegría; un militar que formó parte del ejército sublevado que estaba en contra de la República, el cual, unas horas antes de que Franco se convirtiera en el vencedor, se rindió ante el ejército republicano.
En la segunda derrota la memoria que se restituye es la de un poeta; se narra la historia de un joven poeta llamado Miguel Hernández, el cual huía junto con Elena de los fascistas, quienes después de la guerra civil persiguieron a quienes se opusieron a su régimen. La huida la hicieron cuando su esposa tenía ocho meses de embarazo, por lo que al encontrase en una montaña en esta condición, le ocasionó posteriormente su muerte. Así, a lo largo de este relato el poeta va contando la forma en que trató de sobrevivir con su hijo a los embistes del frío, la escasez de comida y a la propia naturaleza.
En la tercer derrota la memoria que se recupera también es la del vencido. Juan Senra, un masón, organizador del presidio popular, comunista y criminal de guerra, es llevado a la cárcel, lugar donde le dictaran una sentencia de muerte. Sin embargo, a lo largo de esta narración el personaje crea un engaño que le permite ir aplazando su muerte. En la última derrota se recupera la memoria del vencido. En este caso se entrecruzan los recuerdos de dos personajes acerca de un mismo suceso: el ocultamiento de Ricardo, su padre, en un armario de su casa para no ser descubierto; su posterior suicidio al sentirse descubierto y la vida de una familia que siempre tiene que andar escondiéndose:
«Ahora ya puedo hablar de todo aquello, aunque me cuesta recordar, no porque la memoria se haya diluido, sino por la náusea que me produce mi niñez. Recuerdo aquellos años como una inmensidad vivida en un espejo, como algo que tuve la desdicha de sufrir y observar al mismo tiempo. A este lado del espejo estaba el disimulo, lo fingido. Al otro, lo que realmente ocurría. Hoy, lo que recuerdo del niño que fui sigue asustándome porque con los años se impone la convicción de que, si yo no hubiera sido un niño, nada de lo que ocurrió habría sucedido».
La memoria como forma de vida
Enfrentarse al olvido se convierte en algo imperativo después de un suceso traumático y doloroso. Sin embargo, la memoria de los vencidos siempre prevalece, incluso ante las diversas formas de intentar callarlas. Y en esto recae la importancia de la obra de Alberto Méndez, pues configura sus relatos, mediante la reconstrucción de momentos y tiempos específicos que a él no le tocaron vivir, pero que impregnaron a la sociedad española. En las cuatro derrotas la memoria de los vencedores y vencidos confluyen de tal forma que sabemos que la Guerra Civil no sólo significó una derrota para los republicanos, sino también para algunos opositores.