Así como es de suma importancia el ir bien vestido a una entrevista de trabajo, el presentar un buen currículum es una herramienta fundamental en todo proceso de selección. En mi travesía laboral en las ramas de Recursos Humanos he observado cientos de currículums y es sorprendente la cantidad de errores que se suelen cometer. Es claro que no soy un experto en el área, pero basta con algunas nociones de imagen pública, redacción y un poco de sentido estético, para concluir lo que es mejor evitar al momento de escribir tu hoja de vida.
Nunca subestimes la importancia de tu currículum ya que se trata de tu proyección hacia el mundo laboral e incluso académico. Así que ponte manos a la obra escribiendo o actualizando una versión de este documento tan importante; para ello, te brindo algunas recomendaciones.
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Tips para no errar:
1. Sobre tu información personal: Son muchas las personas que vacían toda su identidad en el documento, como si se tratara de una solicitud de empleo: nombre, edad, estado civil, profesión, CURP, RFC, domicilio, dos cuentas de correo electrónico, Facebook, Twitter, teléfono, número de seguridad social e incluso hasta su ¡tipo de sangre! Evita saturar tu currículum, basta con que coloques tu nombre, correo electrónico y teléfono celular. Opcionalmente escribe tu edad y solo si lo crees realmente necesario, agrega tu municipio de residencia y tus redes sociales, en cuyo caso debería incluirse necesariamente LinkedIn.
2. Fotografía: Hoy en día con las políticas de equidad, no discriminación y competencia por mérito, está permitido que optes por un currículum con o sin fotografía. Si optas por colocar tu fotografía asegúrate de que sea una imagen actualizada, a color y en buena resolución. Evita pegar la foto tamaño infantil que te sobró de un trámite y si en verdad crees que las fotos de tu galería no te benefician, sácate unas nuevas en un estudio fotográfico y si es posible, que te la pasen digitalizada o escanéala tú mismo.
3. Objetivo: He leído tantos objetivos que mencionan las frases “salir adelante”, “superarme en la vida”, “enfrentarme a nuevos retos”, “crecer profesionalmente”… y aunque no hay nada de malo en ello, el documento se torna ordinario y desincentiva su lectura: imagina leer lo mismo en decenas de currículums. Lo mejor es prescindir de esta sección y sustituirla por un extracto profesional en el que se indique quién eres, qué haces, tu profesión, tus habilidades y tu experiencia; eso sí, resume todo en unas tres o cuatro líneas.
4. Escolaridad: Todavía hay quienes se atreven a incluir en esta sección su educación básica: “Escuela Primaria Vicente Guerrero”, “Escuela Secundaria General No. 133”, etc. Si tal vez te quedaste hasta la secundaria, no hay problema en colocarlo, está claro, pero si tuviste la oportunidad de estudiar hasta la universidad es verdaderamente ridículo enlistar tu educación desde el nivel primaria. Así que olvídate de esa larga lista y asegúrate de colocar únicamente tu último grado de estudios terminado (o en proceso, si es que ya estás avanzado). Claro que, si cuentas con posgrados, estos deberán adicionarse además de la licenciatura.
5. Experiencia profesional: Aquí el tema es más complicado ya que saber que incluir u omitir depende en gran medida de los puestos que has desempeñado, la relevancia de tus actividades e incluso la empresa o instituto en el que trabajas o trabajaste. Lo ideal es colocar el nombre de la empresa o institución empleadora, el periodo laboral (si es corto, incluyendo los meses de inicio y fin) y condensar en dos o tres líneas tus principales tareas. Evita enlistar tus decenas de actividades y concéntrate en lo primordial: está de más mencionar que digitalizabas expedientes, organizabas juntas o contestabas el teléfono, si te desempeñabas como administrador de contratos o supervisor de proyectos. Recuerda incluir solo lo esencial.
6. Cursos de capacitación o formación adicional: Está bien que coloques los cursos de capacitación que tomaste el año pasado o que actualmente estudias un idioma. Lo que no tiene cabida en un buen currículum es enlistar los veinte cursos en los que participaste desde que saliste de la universidad: ¿en verdad crees relevante incluir un curso que tomaste en 2003 o tu certificación en el manejo del inexistente Lotus (el ancestro de Excel)? A modo de guía, coloca únicamente las capacitaciones de dos años a la fecha; en el caso de las certificaciones, considera solo aquellas que estén actualizadas o únicamente las que son verdaderamente importantes.
7. Logros o reconocimientos: Ganar el torneo de fútbol de tu colonia, obtener el tercer lugar en el certamen de belleza organizado por la feria de tu pueblo o tener el mejor promedio del grupo 5° A, no son los mejores insumos para la sección de logros en tu CV. Opta por colocar una mención honorífica, un reconocimiento a la mejor ponencia o por tu productividad laboral, o incluso un premio de fotografía. Si aún no cuentas con un reconocimiento o logro destacado, omite la sección, no pasa absolutamente nada.
8. Software y otras habilidades: Es verdaderamente innecesario, a menos que la vacante así lo destaque, que incluyas que sabes manejar Power Point, Word, Outlook o incluso ¡Internet Explorer!, ya que son herramientas que todos conocemos o deberíamos conocer. Solo coloca el software del que en verdad tengas nociones. En lo que se refiere a otras habilidades, el saber fotocopiar o hablar español en modo experto (si es que no es tu lengua materna), es algo que nunca debería aparecer en tu currículum.
9. Intereses: Es aceptable incluir que te gusta la fotografía, tocas la guitarra o aprecias las artes plásticas, pero lo mejor es agregar intereses en el ámbito de tu profesión; por ejemplo, si eres arquitecto, podrías colocar que te interesas por el avalúo de bienes artísticos o las construcciones barrocas. Evita incluir intereses como “disfrutar de mi pareja”, “salir con mis amigos” o “pasear a mis mascotas”, ya no tienen nada de interesante.
10. Lo que se da por hecho, pero es mejor recordar:
- Las direcciones de correo electrónico del tipo leti_preciosa, peludo.2003 o adidas9610 deberían estar vetadas de cualquier currículum.
- Olvídate de la idea de que el currículum debe escribirse en una sola página; si así lo requieres emplea otra hoja, pero tampoco abuses y te explayes como si no hubiera un mañana.
- Revisa tu documento dos o tres veces e incluso ya impreso para detectar posibles errores ortográficos o de estilo; no hay nada peor que leer una hoja de vida con errores como Colavorar o Apollar.
- No satures tu currículum de colores, figuras o viñetas. Un diseño sencillo y con colores discretos son lo ideal para proyectar una imagen profesional.
- Es bueno ahorrar, pero invierte unos pesos más e imprime tu currículum a color.
No olvides que la primera impresión jamás se olvida y que no hay pretextos para aplicar a una vacante con un currículum de mal gusto. Recuerda que menos es más y que tú mejor sabes quién eres y como te gusta proyectarlo.