Este año se conmemoran 51 años de los disturbios fuera del Bar Stonewall Inn, en Nueva York, Estados Unidos. Si bien la lucha de las comunidades sexo-diversas por sus libertades ha alcanzado grandes logros ¿qué desafíos enfrentan?
No es extraño ver en la televisión o plataformas de streaming contenidos donde están representadas personas y/o parejas que son lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgéneros, intersexuales, queer y/o asexuales (LGBTTTIQA). Así, la colectividad sexo-diversa ha logrado conseguir representación, situación que no es del agrado del espectro conservador.
Es increíble el avance en materia de derechos que ha conseguido la comunidad LGBTTTIQA en los últimos 51 años (despenalización de orientaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad, aprobación del matrimonio igualitario, posibilidades de adopción, creación de organismos e instituciones para atender problemas de discriminación, etc), sin embargo quedan desafíos para estas personas. Por ello, a 51 años del inicio del movimiento de la sexo-diversidad, es pertinente revisar los logros y los desafíos de este grupo.
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28 de junio de 1969
El Stonewall Inn, entre el 27 y 28 de junio de 1969, tenía aproximadamente doscientas personas que eran calificadas por la sociedad estadounidense de ese momento como maricones, hombres vestidos de mujer, mujeres masculinas, afeminados, entre otros. Dichas personas habían tenido que pagar tres dólares para ingresar al bar, el cual a pesar de no cumplir con varias medidas sanitarias (común en este tipo de establecimientos), se mantenía operando gracias a la corrupción imperante.
Quienes se encontraban pasando la noche en este lugar, en su mayoría, se encontraban bailando. Y es que Stonewall era uno de los pocos lugares donde las personas LGBTTTIQA podían reunirse. Es necesario recordar que la homosexualidad era considerada un delito en Estados Unidos (y la mayor parte del mundo), que se castigaba hasta con 20 años de prisión. También se debe mencionar que a las personas detenidas por este cargo se les exponía en los periódicos, pues se consideraba que atentaban contra las buenas costumbres y la moral estadounidense.
Lo anterior se debe a que las orientaciones sexuales diferentes a las establecidas por la heteronormatividad eran calificadas como padecimientos mentales, los cuales podían ser corregidos con terapias de conversión. Esta visión era respaldada por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría, APA), quien en un primer momento señaló a los homosexuales y lesbianas temerosos del sexo opuesto por relaciones traumáticas con los progenitores; dicha situación ocasionó la inclusión de la homosexualidad en el primer Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales. La situación se mantuvo hasta 1973, año en que APA eliminó esta orientación de la segunda versión de su manual.
Así, el 28 de junio de 1969, a la 1:20 a.m., la policía de Estados Unidos en una de sus ya rutinarias misiones encubiertas para atrapar homosexuales inició una redada en Stonewall. A diferencia de situaciones anteriores en donde los agraviados no luchaban ni cuestionaban el atropello de sus derechos, en esta ocasión los más de 100 asistentes del bar decidieron no dejarse amedrentar y hacer frente a los oficiales de la justicia. Gracias a los testimonios de las personas involucradas y los testigos del evento se sabe como los travestis se rehusaron a entrar a las patrullas, mientras algunas personas que iban pasando se unieron a los afectados y aventaron monedas a los oficiales, pues se pensó la redada había empezado porque los dueños de Stonewall no habían pagado a los policías la famosa gayola.
Además, más gente se fue integrando, como el cantante Dave Van Rok y el periodista Howard Smith. La policía al verse no sólo superada en número sino sufriendo las burlas de los ciudadanos llamó a la Tactical Police Force, la cual formó a sus hombres en línea para dispersar a la multitud. Sin embargo, la comunidad sexo-diversa y los aliados formaron una línea de cancán y se pusieron a cantar. Durante los siguientes días las revueltas continuaron: la lucha por la libertad y la representación había comenzado.
Junio de 2019
Junio es el mes del orgullo para el colectivo LGBTTTIQA. Y si bien se reconocen los grandes logros alcanzados por la comunidad, aún queda bastante por hacer. En primer lugar, se encuentra la cuestión de la desvirtualización de la marcha del orgullo. Parece que esta fecha ha sido vista por grandes empresas como una forma de vender productos (Converse con suelas arcoíris, Doritos con los colores de la bandera del orgullo, Skittles blancos, etcétera). No obstante, la crítica que se hace a dichas corporaciones es que no se preocupan por contratar a personas de la comunidad sexo-diversa, y cuando lo hacen no buscan que el ambiente laboral sea amigable para ellos.
En segundo lugar, esta la cuestión de la representatividad. Si bien ya aparecen personas LGBTTTIQA en televisión, revistas, teatro y otras industrias del entretenimiento, en algunos casos se siguen representando bajo estereotipos que favorecen a la estigmatización de lo diferente a la heterosexualidad. Por ejemplo, Disneyland París se suma a las celebraciones del orgullo y realizará una marcha en sus instalaciones. Sin embargo, la compañía no ha dudado en emplear el queer coding en sus películas, es decir, tomar características de la diversidad sexual y asignarlas a sus villanos (Scar de El rey león, Úrsula de La Sirenita, Jafar de Aladdín…). Parece, entonces, que ciertos actores económicos sólo se acercan a este grupo para aumentar sus recursos, no para apoyar su lucha.
En tercer punto se encuentra la cuestión del anacronismo de las victorias. Si bien ya el matrimonio igualitario va ganando espacios falta bastante: en Asia el único territorio que reconoce este tipo de unión es Taiwán; en contraste, de acuerdo a la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero e Intergénero (ILCA) en más de 70 países, se criminalizan las relaciones del mismo sexo. Esto permite que las terapias de conversión sean consideradas legales en ciertos Estados, a pesar de que las personas expuestas a este tipo de tortura pueden perder la vida.
Por último, queda la discriminación al interior del colectivo LGBTTTIQA, amén de la visibilidad de todos sus miembros. Respecto al primer tema se encuentra la cuestión de cómo miembros de la diversidad sexual tienen tan interiorizada la heteronormatividad que consideran a los participantes exhibicionistas y/o degenerados por sus vestimentas. Sin embargo, se les olvida que las personas con este tipo de expresiones de género fueron quienes empezaron la lucha. Y con relación a la visibilidad, desde lesbianas hasta transgénero critican que los gay son quienes tienen mayor atención y representación, por lo que deben de reformar el movimiento o comenzar sus propios espacios de lucha.
Así, este año mientras se celebra la marcha del orgullo, si eres aliado considera la importancia del movimiento para un grupo que ha sido sistémicamente oprimido e invisibilizado. Y si formas parte de la comunidad LGBTTTIQA recuerda a aquellos que precedieron el movimiento y más allá de la publicidad piensa en formas colectivas de organización para defender y recuperar derechos, para que la situación sea mejor para las generaciones futuras.