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Los demonios internos, cuando el peor enemigo puedes ser tú mismo

En otros artículos he mencionado la importancia del amor propio, de la autodestrucción, e incluso de la percepción corpórea que tengamos de nosotros; la realidad radica en que todos estos elementos tienen un factor común: la construcción social del ser humano,  externa e internamente; esto involucra construirse a diario trabajar en nosotros mismos a diario es una constante que puede fortalecernos mental, anímica y físicamente.

Todo aquello refleja un constructo acerca de nosotros mismos, y todas aquellas «críticas» que en nuestro camino hemos recibido han creado (para bien o para mal) una percepción positiva o negativa para y de nosotros, es importante que como lector sepas lo siguiente y que trabajes en ello: si tienes una autoestima baja creerás que no eres lo suficientemente bueno para algo, en ningún aspecto de la vida mostraras que eres apto.

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Ilustración: Lainey Yehl

Todas las palabras que te dices y que piensas influyen en el inconsciente, mi recomendación es la siguiente: haz una lista de diez frases que te motiven, cuando dudes de ti repítelas cómo si fueran un mantra, realiza esto diariamente hasta que te sientas tranquila, la cuestión para que este ejercicio funcione es que te las creas. Aquellas personas que tienen una baja autoestima o un amor propio nulo, sufren porque buscan en otras personas, en relaciones afectivas, amigos o en familiares el amor que ellos mismos no pueden crear, desarrollar y fortalecer, y adivina qué, esa búsqueda constante suele terminar en decepciones, porque están buscando en lugares incorrectos. El amor propio nace y se desarrolla en ti. Tú eres suficiente y siempre lo serás, por ello existen relaciones tóxicas en donde la violencia es permitida, en donde los gritos y la falta de respeto son continuos, y de la dignidad ni hablar.

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El lugar favorito de los demonios internos es en tú cabeza pero también anidan en las personas que te rodean, como en la familia. El tipo de relación que tengas con tus padres es fundamental y por supuesto, el tipo de trato e incluso la educación que te hayan inculcado; existen padres que viven constantemente agrediendo verbalmente a sus hijos: «Eres un tonto, así no se hace, quítate, yo lo hago, eres un inútil, ni para eso sirves». Y déjame decirte que sí, desafortunadamente estas palabras influyen en el acontecer diario, las va guardando el inconsciente para que cuando se presente otra ocasión similar salga mágicamente a relucir el conjuro pronunciado por los padres.

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Fuente: vistapointe.net

Todo tiene relación y el cerebro guarda todas aquellas palabras que otros han pronunciado para agredirte; y el cúmulo de todas estas experiencias negativas van cobrando vida en los momentos más oportunos.

Los demonios internos habitan en el recuerdo y surgen en los peores momentos. El punto es que tú has dejado que sean y te has tomado la molestia de alimentarlos a diario con todo aquello que te han dicho, trayendo el recuerdo al presente y añadiéndole más insultos de ti para ti. El menosprecio, la baja estima, la tristeza, los insultos, la victimización son sus comidas favoritas. Y el único que puede detenerlos y callarlos eres tú mismo.

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Fuente: lt9.com.ar

Si un pensamiento negativo pasa por tu mente, déjalo ser, déjalo estar, contémplalo, ya no puede hacerte daño, porque ese acontecimiento y esas palabras ya sucedieron, el acontecimiento que ahora forma parte del pasado ya no está en tu presente. Da gracias porque por esa circunstancia estás aquí y ahora, dándote cuenta para mejorar como persona, para aprender a cuidarte, aprender a valorarte y a partir de ello si logras amarte como es debido, ya no permitirás condescendencias de nadie, ni agresiones, ni insultos.

Los demonios internos están a la orden del día y el peor enemigo que puedes tener eres tú. Ya basta de menospreciarte, basta de victimizarte, basta de estar repitiendo en tu cabeza esa sarta de insolencias para contigo mismo. Comienza a amarte, pronuncia palabras de amor para ti porque te lo mereces y nadie tiene el derecho de decirte o hacerte creer lo contrario. Mantén tu mente ocupada y realiza actividades que te agraden, tienes derecho a ser tú y de disfrutar de tu vida plenamente, en amor y en armonía.