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La Zona de la Muerte en el Everest, donde si te ven muriendo, nadie te ayuda

El Everest es una montaña parte de la Cordillera de los Himalayas y la montaña más alta del planeta con 8,848 m. No así el lugar más alejado del centro de la tierra, pues está a 6.382,605 km. del centro, mientras que el Volcán Chimborazo en el Ecuador se encuentra a 6.384,416 km. desde el centro de la tierra. Sin embargo, sí es el lugar en la tierra donde el hombre podría realizar el mayor ascenso.

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Fuente: Sun Times

El Monte Everest supone un logro para la humanidad en condición de raza, pues conquistarlo requiere de un logro físico y mental que cada año cientos de alpinistas profesionales (y otros que no) buscan conquistar. Este logro supone sacrificio y sufrimiento, y a pesar de ello, varios pagan miles de dólares para conseguirlo.

Los sherpas, los mejores alpinistas del mundo

En 1953 fue el año que el primer ser humano logró conquistar la montaña, el alpinista neozelandés Edmund Hillary, y el sherpa nepalí Tenzing Norgay, fueron quienes lograron esa proeza. Desde entonces se cree 200 personas han perdido la vida en el intento.

Muchos alpinistas invierten una gran cantidad de recursos y tiempo para intentar conquistar el Everest, entre equipo, viaje, suministros, entrenamiento y hasta el pago por guías y sherpas para lograrlo. Eso suena lógico, pues hablamos de un riesgo muy alto al intentar subir a la cima; sin embargo, muchos prefieren ahorrarse dinero.

Los sherpas son habitantes de las regiones montañosas de Nepal en los Himalayas. La gran mayoría de ellos nació en esa zona, por lo que su condición física los hace personas muy adaptadas a las grandes alturas, por ello, siempre es recomendable intentar subir con un guía sherpa, quienes por cierto son los rescatistas de más alto nivel en el Everest.

Fuente: matadornetwork.com

La zona de la muerte

Subir el Everest requiere de varias etapas previas a alcanzar la cima: campamento base, base 1, base 2, base 3 y base 4. Cada una con un recorrido muy variado en cuanto a condiciones, siendo la más peligrosa el recorrido entre la base 4 y la cima, con tan solo 1,200 m de distancia, pero con las peores condiciones del recorrido, a esta ruta se le conoce como ‘la zona de la muerte’.

‘La zona de la muerte’ es el trayecto final del ascenso, en esta etapa el oxígeno escasea (dos tercios menos) y los vientos huracanados son de hasta 285 km/h. Subir por esta ruta sin oxígeno es un suicidio. Las temperatura en enero pueden llegar hasta los -60 grados centígrados. Las condiciones físicas de los seres humanos hacen imposible la aclimatación en esta zona, debes subir rápido, pero a tu ritmo y bajar de la misma manera, el tiempo de ascenso y descenso es crucial para superar tales condiciones.

En el último tramo cada paso consiste en tres respiraciones que agotan a cualquiera, la energía se consume rápidamente tan solo con el peso corporal, y si le sumamos el equipo que carga una persona, es por ello se debe tener una preparación previa. Por eso, agotarse o lesionarse, es la muerte, así de simple.

La solución a cualquier lesión, mal de montaña o agotamiento es recuperarte o morir, por ello la importancia de ser asesorado por un sherpa, quien puede darte oxígeno o más de un sherpa apoyarte para que recuperes energía y puedas caminar solo.

Fuente: Database

¿Por qué es imposible rescatarte o apoyarte en caso de emergencia?

Bajar una persona requiere de por lo menos 6 sherpas, el tiempo estimado de bajada por encima de los 8 mil metros es de 5 días mínimo; los helicópteros no suben más allá de la base 2, pues el riesgo de caída es alto; y en caso de que sea un rescate de cadáveres el costo de repatriación es de 25 mil euros.

Las misiones de rescate rara vez se llevan a cabo, pues los riesgos que existen para los rescatistas son tan altas, que pueden perder la vida también. Entre los costos y los riesgos, es mejor dejar una persona a su suerte o dejar a los muertos en la montaña.

Antes de intentar subir la montaña las autoridades locales te hacen firmar un documento llamado ‘Body disposal form’ (formulario de disposición del cuerpo). En este documento el alpinista decide que es lo que se debe hacer con su cuerpo en caso de muerte: dejar el cadáver en la montaña, regresarlo a Katmandú o regresarlo a casa.

Pero el rescate de un cuerpo siempre dependerá de la zona y las condiciones del clima para hacerlo, de no ser accesible, el cuerpo permanecerá en la montaña sin intenciones de recuperarlo.

Fuente: Kristoffer Erickson

Lo macabro es la indiferencia

Uno de los debates que ha habido en torno de los muertos del Everest no son los riesgos, sino la indiferencia de los alpinistas por ayudar a quien lo necesita. Uno de los escándalos que ha horrorizado al mundo fue el caso del alpinista David Sharp. Este alpinista intento subir en 2006 con la agencia Asian Trekking únicamente hasta el campamento base, de ahí hasta la cima él lo haría solo: sin guía, sherpas y pocas provisiones de oxígeno.

David en un momento se agotó, no se sabe si iba en ascenso o descenso, se sentó a unos metros de «botas verdes» (un alpinista muerto que no fue recuperado su cadáver y que hoy en día sirve de señalamiento para otros alpinistas). Mientras estaba sentado y agonizando, muchos lo vieron mal, pero no se detenían pues su objetivo era alcanzar la cima. Justo ese día el alpinista Mark Inglis, quien sería el primer alpinista sin piernas en subir, lo vio y pregunto a su equipo que hacer, el director en el campamento base le ordenó continuar el ascenso y prestarle ayuda al descender.

El guía Jamie McGuinness y el sherpa Dawa intentaron auxiliarlo y le dieron oxígeno, David no reaccionó y tuvieron que abandonarlo. Llevaban cámaras en sus cascos y pudieran grabar los últimos momentos del alpinista:

“Mi nombre es David Sharp y estoy con Asian Trekking. Tengo mucho sueño”

«Botas verdes», el alpinista que sirve de señalamiento, era un indio llamado Tsewang Paljor. En 1996 cuando intentaba hacer ascenso a la montaña se encontró con uno de los peores cambios climáticos de la montaña, él y otros 6 alpinistas fueron sorprendidos por una fuerte ventisca que los sorprendió y murieron en pocos minutos.

Más historias que permanecen en la montaña

En mayo de 1998, Francys Arsentiev, quería convertirse en la primera mujer en subir sin el uso de oxígeno. Ella junto a su esposo Sergei Arsentiev eran alpinistas profesionales. Ambos habían alcanzado la cumbre, pero por las condiciones del clima se separaron en el descenso. Sergei había llegado a la base y al enterarse que su esposa no lo había logrado regreso por la mañana con oxígeno extra para ayudarla.

El día siguiente encontraron a Francys aún con vida a metros de la cima, la intentaron ayudar pero fue imposible levantarla y tuvieron que abandonarla hasta que murió horas después. Ese mismo grupo vio subir a su esposo, nunca lo volvieron a ver con vida. Un año después su cuerpo fue encontrado en una ladera, cayó pocos metros antes de alcanzar a su mujer.

Alcanzar la cima del Everest requiere un reto mental y físico que pone en riesgo la vida de cualquier persona. Los discursos en torno a lo que el ser humano puede lograr se contra ponen cuando también se ignora a otro ser humano en problemas; mientras se enaltece el poder del hombre por alcanzar la cima, se pierden los valores humanos que nos quedan si abandonamos a otro ser humano en riesgo de muerte.

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