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‘La culpa es de los tlaxcaltecas’, un cuento de Elena Garro que subvierte la idea de la traición en la conquista de México

El género fantástico ha sido un medio por el cual, a través de las letras, se ha podido explorar lo desconocido y se han quebrantado los límites entre lo real y lo irreal.  Asimismo, a través de éste, los autores han ejercido una crítica o rechazo a su realidad. En la literatura mexicana el género fantástico representó una ruptura con la narrativa de ese momento. Si bien desde el siglo XIX ya existían algunas obras que transgredían lo real, hasta mediados del siglo XX empezaron a abundar textos y autores que encontraron en este género un lugar propicio para desarrollar parte de su escritura. Nombres como los de Francisco Tario, Guadalupe Dueñas, Amparo Dávila, Juan José Arreola, Carlos Fuentes y Elena Garro destacan cuando hablamos de literatura fantástica

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“Nacha oyó que llamaban en la puerta de la cocina y se quedó quieta. Cuando volvieron a insistir abrió con sigilo y miró la noche. La señora Laura apareció con un dedo en los labios en señal de silencio. Todavía llevaba el traje blanco quemado y sucio de tierra de sangre”

Este es el comienzo de ‘La culpa es de los tlaxcaltecas’ de Elena Garro, un cuento cuya trama gira alrededor de Laura, una mujer que se encuentra enganchada entre dos tiempos: su pasado y su presente. La narración comienza en la mitad de la historia, in media res, con la llegada de Laura a su casa tras su desaparición, y a través de las confesiones que le hace a Nacha, su cocinera, se irá desarrollando la historia.

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Durante un viaje a Guanajuato, el auto en el que viajaban Laura y su suegra se quedó sin gasolina y se tuvieron que detener en Cuitzeo. Mientras su acompañante iba en busca de un mecánico, Laura experimenta un suceso sobrenatural: se reencuentra con su primo-marido, un guerrero indígena que venía huyendo y que la acusa de traidora. Es en este momento en el que se produce el cruce de dos realidades, pues Laura desde un tiempo y espacio en especifico- México en el siglo XX- se reencuentra con un hombre del pasado que la acusa de traición y que remite al momento de la conquista de la Nueva España.

Nueva perspectiva de la traición

Los constantes giros a la época de la conquista no sólo producen una transgresión a la realidad, sino también le permiten a Elena Garro subvertir la idea de que Malitzin, conocida como la Malinche, es una traidora y es responsable de la conquista efectuada por los españoles. Laura en ‘La culpa es de los tlaxcaltecas‘ encarna a este personaje histórico que carga con la culpa de ser la informante de Cortés y causante de la caída de Tenochtitlan.

Después del reencuentro de Laura con su primo, ella enfrenta diversos cambios que dan cuenta de su deseo de pertenecer a otra época. Así, a pesar del encierro y vigilancia a la que la sometió su esposo, quien claramente encarna la figura de los conquistadores, decide escapar para apoyar a su primo marido en la lucha contra los españoles.

“Me miró y se fue a combatir con la esperanza de evitar la derrota. Yo me quedé acurrucada. No quise ver a las gentes que huían, para no tener la tentación, ni tampoco ver los muertos que flotaban en el agua para no llorar”.

A través del personaje de Laura y del cruce de dos tiempos y realidades, Garro intenta desmitificar, en el cuento, esta deslealtad y ofrecer otra perspectiva de los hechos, en la cual no se asuma a Malitzin como la culpable, sino a los tlaxcaltecas como los verdaderos cómplices. Así, el personaje de Laura sí llega a  concebirse como traidora, pero con Pablo, su esposo en el siglo XX, puesto que huye de él y de su tiempo para reencontrarse con su pasado y acompañar a su primo en la lucha contra los españoles.

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