Corea del Norte puede llegar a tener alcance e influencia en Japón y en otros países. De igual forma, para muchos japoneses y para el mismo gobierno, la Chongryon se ha convertido en una considerable amenaza debido a las tensiones entre ambos países.
En las inmediaciones del centro de Tokio se encuentra un edificio de aspecto bastante corporativo, occidental y muy poco relevante, que en realidad, es la sede del grupo de seguidores de la ideología Juché más grande del mundo. O bueno claro, al menos, de todo el mundo excepto Corea del Norte. En este edificio tienden a reunirse miles de personas de ascendencia coreana, expatriados de esta región, o simplemente comunes japoneses y de otras nacionalidades, para convivir, llevar a cabo actividades culturales y recreativas, y claro, para recibir adoctrinamiento y adorar al líder norcoreano Kim Jong Un.
A este grupo de personas se le conoce como la Chongryon, y forman una asociación cultural formal que promueve las doctrinas comunistas de Corea del Norte en Japón. Y que también busca acercar a todos los coreanos (ya sean del norte o del sur) hacia esta ideología, aunque de ciertas maneras bastante peculiares.
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Dando un poco más de contexto de lo que es esta asociación, y porqué existe, hace falta voltear un poco hacia atrás en la historia. Los primeros orígenes de las comunidades coreanas en Japón datan de hace poco más de un siglo, cuando el imperio japonés invadió Corea, y envió a miles de los habitantes de esta a su territorio. Ahí, los coreanos duraron varias décadas, como ciudadanos de segunda clase, y siendo constantemente discriminados debido al fuerte nacionalismo japonés. No fue hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando los «zainichis» (término despectivo japonés para los coreanos) pudieron regresar de nuevo a su patria, aunque no todos tuvieron los medios para lograrlo.
En Japón quedaron miles de coreanos a la deriva, que siendo ignorados por un gobierno japonés en cenizas, tuvieron que valerse aún entre la discriminación y la pobreza. Tras el término de la Guerra de Corea, y el surgimiento de los gobiernos formales de la Corea capitalista y la Corea comunista, muchos coreanos expatriados en el archipiélago empezaron a solicitar ayuda y asilo a ambas naciones. Y al final, quien más prestó atención a estos grupos, fue Corea del Norte, la cual al parecer se tocó el corazón en ayudar a los zainichis, y a la vez vio la oportunidad de un medio de influencia hacia el mundo capitalista.
Así, una muy buena parte de los zainichis entraron a formar parte de la Chongryon, mientras que los otros, que decidieron apegarse a la otra Corea, formaron la asociación llamada Mindan. Y si bien ambos grupos son técnicamente asociaciones culturales y de asistencia, en realidad funcionan algo diferente. Mientras que la Mindan es meramente una asociación representativa de la cultura surcoreana, la Chongryon funciona más como una especie de escuela y centro de educación, donde niños, jóvenes, e incluso adultos, asisten no solo a llevar acabo actividades tradicionales norcoreanas, si no que también asisten a clases en las cuales aprenden las doctrinas y los principios del régimen. Aquí aprenden la disciplina extrema y el respeto por el régimen que también se enseña en Corea del Norte, y básicamente se crean ciudadanos norcoreanos completamente adoctrinados, aunque desde Japón.
Si bien, la Chongryon es un tanto desconocida en Japón, y aún más en el resto del mundo, ha ido ganado relevancia e importancia conforme las acciones de Corea del Norte y de su excéntrico y tiránico líder se hacen más populares en los medios. la asociación ha sido de gran importancia para el gobierno de Kim Jong Un y sus predecesores, quienes han visto que a través de esta, Corea del Norte puede llegar a tener alcance e influencia en Japón y en otros países. De igual forma, para muchos japoneses y para el mismo gobierno, la Chongryon se ha convertido en una considerable amenaza debido a las tensiones entre ambos países.
Muchos japoneses repudian a este grupo de personas que coexisten con ellos en cubierto. Ya sea por motivos políticos, o por motivos xenófobis y nacionalistas. Mientras que varios coreanos perdidos en la isla, han visto a través de esta organización una manera de ayuda en un país que nunca los ha querido del todo, y una forma de acercarse un poco más a casa, aunque no sea la casa que antes llegaron a conocer.