México es sin lugar a duda, tierra de muchas bonanzas. Y no sólo por sus recursos naturales, su gastronomía o incluso, del calor de su gente, sino también es cuna de grandes talentos; porque cuando hablamos de talento, no es justo dirigir la mirada sólo a grandes nombres como Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón o Fernanda Melchor – por mencionar algunos recientes ejemplos –, grandes del arte, cada uno en sus ramas, que han logrado ser la bandera de nuestro país ante los ojos del mundo.
Sin embargo, en cada rincón de nuestro país existe gente que es digna de posar sus ojos en ella. Mexicanos quizá comunes, pero no por ello menos extraordinarios que esos grandes nombres que, paso a paso, han ido forjado un camino más plano para que quienes se acerquen a él, puedan caminar sin temor a caer. Así, todo comienza con un escalón a la vez.
Y para escalar, se necesita sólo un espacio; se necesita ser sólo un eco de su voz cada vez más alto para llegar a más y más gente, porque aquí, entre mexicanos, todos nos echamos la mano.
Y hay que creer en ellos. Hay que creer en nosotros. Y Ainhoa R. Verdugo, es un buen ejemplo para comenzar.
Con 33 años y de sangre chilanga, Ainhoa – que significa “la de la Tierra fértil” o “la elegida” – lleva el amor por las letras y las historias fantásticas desde antes de nacer.
De familia literaria y de sangre poeta, Ainhoa creció en medio de bibliotecas, imaginación e historias. Siempre historias. Lo que la llevó a imaginar mundos desde los siete años de edad.
Y aunque su espíritu es libre y tranquilo como el mar, llegó a pensar en dejar sus estudios y dedicarse a algo más porque “tenía miedo de perder las alas; esas voces de los intelectuales que te dicen que no eres lo suficientemente bueno para ser escritor” pero el destino, sin embargo, le mostró que su camino estaba y siempre ha estado en las letras.
A lo largo de los años y de su formación académica – que concluyó en la UACM como licenciada en creación literaria – pasó de ser “La Capitana Raven” alter ego inspirado en su pasión por el mar y los piratas, a ser ella misma y encontrar su propia voz: sin miedos, empoderada, valiente, aguerrida, aventura… se convirtió en quien siempre soñó con ser. Todo, en un mar de letras. Lo que la ha llevado a este momento: la publicación oficial de su primera novela.
¿Qué dirías si la CDMX se convirtiera en uno de los escenarios principales de una historia de fantasía épica, con dragones, magos, elfos, enanos, y de más? ¿Podrías imaginarte a un dragón tan grande posado en el monumento a la Revolución, que pareciera no ser más que un huevo para él?
Una historia de evolución personal y aventura de un ser humano que tiene el poder más grande de todos: el poder de decidir y encontrar un equilibrio que quizá, se creía perdido u olvidado.
La novela, que llega en formato electrónico gracias a las plataformas de auto-publicación, es el reflejo y el trabajo de muchos años. Es la materialización de un sueño, de alcanzar nuevos horizontes, y como un intento de llevar buenas historias a manos de jóvenes lectores que buscan mucho más de lo que parece que hay; más que los títulos de los grandes best-seller que abarrotan los estantes de las librerías y que muchas veces, parecen tan lejanos.
México, no es diferente de cualquier otro país. México tiene todo el potencial, la garra y las ganas para abrir los ojos y oídos a nuevas voces y propuestas; de brindar oportunidades y voto de confianza a jóvenes con grandes historias y mundos escondidos en mundos de tinta y papel. Es momento de apostar por el talento emergente, por nombres que aun no se conocen pero que, con una pizca de talento y suerte, algún día se unirán a los grandes exponentes que hoy, son un referente en nuestro país y en el mundo.
Y todo, empieza con un sí.
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