Crea Cuervos

Joker, los riesgos de idolatrar al anti-héroe

Antes del estreno de Joker, Warner Bros externaó una postura oficial diciendo que de ninguna manera esperan que el personaje se convierta en un héroe, en el sentido de su comunicación, se refieren a héroe como un  modelo a seguir.

En su estreno en festivales como el de Venecia, en donde la película ganó el León de Oro, la prensa y diversos críticos desataron una serie de polémicas, diciendo que la historia enaltece los vicios de carácter del personaje y que esto puede incitar a la criminalidad. Incluso un reportero preguntó al actor Joaquin Phoenix si no temía que su rol inspirara actos violentos, esto y más comentarios han propiciado que los ejecutivos de Warner salieran a decirnos que ni el film ni el personaje son una aprobación de la violencia. 

¿Son necesarias dichas aclaraciones, nos tienen que decir quienes son los malos, nos deben señalar cuáles son valores a seguir y cuáles no, o en verdad estamos tan adiestrados para idolatrar a cualquier figura que aparezca en pantalla o tenemos más criterio como audiencia?

Antes de entrar en detalles, debemos reflexionar sobre la figura de la ficción cinematográfica conocida como el anti-héroe y es que es cierto, no todos los “malos” provocan en la cultura popular ese efecto de quererlos seguir o hacer lo mismo que ellos hacen, tienen que cumplir ciertas características para que nosotros como el personaje de Robert De Niro en Goodfellas (1990) vitoreemos por el malo.

En términos estrictos el anti-héroe idolatrado no es un villano de caricatura lleno de todos los vicios posibles, está construido con muchos más matices y áreas claro oscuras, pero tampoco es un salvador, puro de corazón y bondadoso de alma, es algo justo a la mitad y eso es justamente lo que lo hace tan atrayente, al menos en comparación con los protagonistas y antagonistas de antaño, ¿por qué?

Robert McKee, uno de los gurús de la escritura de historias nos dice que el elemento principal para generar empatía con un personaje es su “humanidad” y por este término se refiere al compendio de fallas y virtudes que toda la raza humana tiene, un ser ficticio totalmente bueno o totalmente malévolo pueden llegar a conectar con la audiencia, pero solo a un nivel superfluo.

Comparando la cinta con los orígenes como la novela gráfica Killing Joke de Alan Moore, podemos entender de dónde proviene la encumbración del personaje y su irrefrenable magnetismo.

Un aspirante a comediante, que lo único que quiere es llevar comida a su casa y que se enfrasca en una serie de injusticias y por más que se esfuerza el mundo en el que vive lo termina aplastando es más poderoso para conectarnos emocionalmente que tan solo ver a un payaso burlón haciendo fechorías y cuyo único propósito pudiera ser “dominar al mundo”.

Pero bueno, la creación tanto de héroes, villanos y anti-héroes con motivantes poderosos y razones entendibles para sus actos (mas no justificables) es la labor de todo buen escritor, pero no serán estos últimos responsables de a quien se elija como icono popular, ni de los valores que se terminen agenciando como propios.

Y es que el problema es que a veces no nos detenemos a reflexionar sobre el verdadero mensaje de las historias, ha habido otros casos de antagonistas idolatrados cuando justo el mensaje de sus historias es precisamente, ser como “el anti-héroe” te traerá la ruina.

Como ejemplo puedo pensar en el Drácula interpretado por Gary Oldman en la película de Francis Ford Coppola, que se volvió una efigie de la cultura en su momento, pero si ponemos atención, la verdadera moraleja llega cuando el “antagonista” encuentra la liberación, dejando ir a la mujer que atormentó y encuentra así su descanso, todos quieren ser El Conde Drácula, pero nadie quiere encontrar la paz, todos quieren vivir atormentados por un amor imposible eternamente.

Otro caso que me parece muy similar es el de Michael Corleone, el anti-héroe por excelencia, hay mucho glamour en ser el padrino de la mafia, en tener el poder absoluto y que todas tus órdenes se cumplan, pero si nos detenemos a pensar en la travesía del personaje, no es más que una historia trágica, la de un hombre que mató a su hermano, le mintió a su hermana, prohibió el amor entre su sobrino y su hija provocando su muerte y que a final de cuentas murió más solo que su propio padre, el mensaje es claro, vidas violentas llevan a muertes desoladas.

Caso similar es el de Tony Montana (Al Pacino) en Scarfacetambién idolatrado en la cultura popular, pero en el que pocas veces se repara en el testamento contundente de su apoteósica escena final, un hombre muerto ante la inmensidad de la soledad, una reflexión clara y tajante sobre los peligros de la ambición coronada con la frase «el mundo es tuyo.»

Pero este fenómeno no es exclusivo del cine y tampoco de los villanos, también ocurre con los “buenos” y también pasa en la literatura, como es el caso de Alonso de Quijano, el Don Quijote de la Mancha, sí un soñador y aventurero, pero que al mismo tiempo se negaba a enfrentar la realidad y no lo digo yo, basta recordar las palabras en su lecho de muerte; “yo fui loco y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.” Si fuéramos una sociedad capaz de interpretar bien las historias, las leyendas enaltecerían a Alonso Quijano y no a don Quijote.

No digo para nada no veamos Joker, es más los insto a verla, pero siempre con el sentido crítico atento para encontrar el verdadero tema detrás de una historia. 

Ninguna trama y ningún personaje por sí mismos generan la violencia que vivimos en nuestros días, es la falta de educación, la ausencia de tolerancia por las ideas y el poco respeto que tenemos hacia los demás lo que nos lleva a una espiral de auto destrucción.

Por lo mismo es nuestra responsabilidad como espectadores y de vital importancia ver a los personajes como lo que son, entenderlos sin juzgarlos, no cometer sus errores, identificar sus fallas en nosotros para pulirlas y aprender, pues a final de cuentas, eso son las historias, vehículos para entender mejor nuestro mundo.

Salir de la versión móvil