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El ser mujer en México podría ser considerado como deporte de alto riesgo. ¡Ya basta!

El 12 de agosto de 2019, a las 13 hrs., comenzó la marcha de las mujeres para protestar contra la violencia policiaca. Lo anterior era más que necesario; en menos de un mes se han denunciado cuatro casos de violación hacía mujeres por parte de la policías. La marcha que inició a las afueras de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) continuó hasta la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México.

Chicas, jóvenes y señoras se reunieron a marchar por la rabia y la impotencia de no poder estar seguras en las calles de la CDMX, amén de que los garantes de la seguridad púbica en lugar de protegerlas son quienes las agreden. En este tenor, las manifestantes se convocaron al grito de «No me cuidan, me violan» (el cual también fue hashtag en redes sociales). Y es que, de los cuatro casos de violación presentados contra policías de la capital de México, dos son realizados por adolescentes.

https://www.vice.com/es_latam/article/gyavj9/griten-hagan-ruido-no-se-detengan-voces-y-cifras-de-la-violencia-en-el-metro

Foto: vice.com

El primero de ellos casos es de Estefanía “N”, el cual sucedió el 8 de agosto de este año. Estefanía, de 16 años declaró que mientras estaba en el Museo de Archivo de la Fotografía, un guardia de seguridad de la Policía Bancaria e Industrial abusó sexualmente de ella en un sanitario. La chica llamó al servició de emergencia y el agente fue detenido.

El segundo caso es de una adolescente de 17 años. Ella ha declarado que regresaba de una fiesta a su casa, en la alcaldía Azcapotzalco. La chica señaló que unos amigos la dejaron en la esquina de la calle Nopatitla, sobre la que caminó media cuadra y al ver que un coche patrulla iba en la misma dirección que ella sintió miedo, por lo que decidió tocar el timbre de una casa, con la intención de simular que había llegado a su domicilio. En la patrulla viajaban cuatro policías, uno de ellos le preguntó hacia donde se dirigía, mientras un segundo le dijo que la llevarían a su casa. La joven, al negarse, habría sido metida a la patrulla por un oficial, quien la tomó del brazo, y fue ahí donde la agredió. Posteriormente, la menor bajó de la patrulla y durante diez minutos continúo tocando el timbre de la casa para que le abrieran. Posteriormente llegaron otras patrullas.

El relato anterior fue filtrado a los medios, lo que ocasionó la desconfianza de la denunciante y sus familiares, quienes se molestaron, motivo por el cual -de acuerdo con la PGJ- no se ratificó la denuncia. Causó aún más rabia que saliera la titular de la Procuraduría, Ernestina Godoy, a señalar que no se suspendería a los policías presuntamente implicados, pues no existe una imputación directa.

Foto: Animal Político

Aún más enojo ocasionó la primera respuesta de la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaun, quien señaló que los actos cometidos durante la marcha del 12 de agosto (arrojar diamantina morada a Jesús Orta, jefe de la SSC; destrozo de cristales, arcos detectores, videocámaras de vigilancia, computadoras y otros objetos en el área de registro, vandalizar las puertas de cristal de acceso al bunker de la PGJ; y de acuerdo a algunas fuentes, realizar pintas al interior del mismo), eran una provocación contra su gobierno. La rabia creció más cuando las autoridades capitalinas señalaron que se iniciaría una investigación para sancionar a las mujeres que dañaron la infraestructura gubernamental.

Para complejizar aún más la ecuación, el noticiero En punto con Denise Maerker presentó el 14 de agosto de 2019 unas grabaciones de cámaras particulares, donde se aprecia una perspectiva de los hechos diferente a los narrados por la menor de 17 años que vive en Azcapotzalco. En este tenor, la PGJ no ha tardado en señalar que los hechos no coinciden con las declaraciones de la joven. Las investigaciones sobre este caso continúan en proceso, por lo que tendremos que esperar para escuchar el veredicto. Sin embargo, es necesario señalar algunas cuestiones que hacen de la CDMX y el país poco amable para las mujeres, en particular, y otras minorías, en general.

Desde hace dos años, diversos organismos de defensa de las mujeres han pedido que se active en la capital del país la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género. Lo anterior debido a la violencia feminicida aunada a las irregularidades cometidas por las autoridades proveedoras de justicia. Por ello, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) lanzó el 14 de agosto de 2019 el Comunicado de Prensa ‘Inminentes: las acciones de la violencia feminicida en la CDMX’, en donde se señala que:

Las prácticas inadecuadas de las autoridades al filtrar información, revictimizar a las mujeres y poner en entredicho su palabra, pone en riesgo, no sólo las investigaciones sino la seguridad de las víctimas que se atreven a denunciar. Tal es el caso de la joven violentada sexualmente por policías capitalinos, cuya respuesta no asertiva, derivó en actos que evidencian el hartazgo social como el ocurrido el pasado 12 de agosto en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX).

Foto: lanacion.cl

La cita anterior resulta reveladora por varias razones. Primero, porque el filtrar la información no sólo de este caso, sino cualquiera relacionado con violencia sexual, no sólo pone en el ojo público al agredido, en situaciones de asimetrías de poder (como este caso) las represalias están a la orden del día. Además, en el caso de menores de edad, la confidencialidad ayuda a que superen los daños tanto físicos como psicológicos por el ataque recibido, situación que no se puede mantener si la víctima es noticia. Por otra parte, la desestimación de declaraciones de las mujeres, por el simple hecho de serlo, obedece al sistema heteropatriarcal capitalista, el cual ha oprimido e invisibilizado a las minorías históricamente.

Por otra parte, destaca el reconocimiento del OCNF del hartazgo social, el cuál es entendible, porque de acuerdo con el mismo documento:

  1. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Púbica (SESNSP), en el primer semestre del año se han registrado 118 asesinatos de mujeres en esta ciudad, siendo investigados como feminicidios solo 19 (16% del total), es decir, no se está investigando con perspectiva de género.
  2. En el caso de la violencia sexual, en el primer semestre del año se documentaron 369 denuncias de violación en la CDMX, ubicando a dicha entidad como el primer lugar a nivel nacional en este delito.

Entonces, queda claro que no es ninguna provocación, como inicialmente señaló la jefa de gobierno. El simple hecho de existir es razón suficiente para que se cometan feminicidios. No son el lugar, la hora o la ropa que vestían, el ser mujer en México podría ser considerado como deporte de alto riesgo. La señora Otilia, de 70 años, fue violada en su propio departamento ubicado en la colonia Tenorios, alcaldía Iztapalapa. Su hijo la encontró tirada en el piso de su recamara, con golpes en el rostro, hombros y cuello. Una vez que fue trasladada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el personal médico detectó la violencia sexual. Sin embargo, la señora falleció antes que se pudieran presentar los elementos de la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales.

Foto: mexicanisimo.com.mx

Otro caso que ha obtenido la atención de la ciudadanía es el de una menor que denunció ser drogada y violada en las instalaciones de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) número 3, Justo Sierra. El presunto agresor le habría dado una bebida con droga a la joven, ocasionado que esta perdiera la conciencia. Así, la chica despertó violada y semidesnuda y al intentar presentar su denuncia ante las autoridades correspondientes, estas desestimaron el caso. Cabe resaltar que no es la primera ocasión que dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se presentan casos de violencia contra la mujer: no se debe olvidar el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio. La investigación de este caso presentó varias irregularidades y apenas en 2019, dos años después del asesinato, la titular de la PGJ ofreció una disculpa pública por todos los errores cometidos, destacando las violaciones al acceso a la verdad.

También es necesario señalar que no son casos aislados. De acuerdo con datos de la SESNSP, un 94% de las violaciones que se comenten en este país no son denunciadas. Lo anterior no es extraño si se recuerda que el principal lugar donde se cometen actos de violencia sexual es el hogar. Para otros escenarios, la desconfianza en las autoridades es el principal motivo por el que no se presentan las denuncias de estos ilícitos. Y esto es sólo la punta del iceberg.

Alejandro Encina Rodríguez declaró que México es una fosa clandestina. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentó el informe Panorama estadístico de la violencia contra niñas, niños y adolescentes en México, el cual parece darle la razón. De cada diez casos de desaparecidos sin ser resueltos en este país, seis corresponden a niños. Sin embargo, se presenta una feminización de la desaparición:

  1. Hasta finales de 2017 se encontraban en calidad de desaparecidos 5,790 niños y adolescentes. Del total de desapariciones, un 60% corresponde a niñas y jóvenes.
  2. Las niñas y jóvenes son quienes afrontan más agresiones (psicológicas y violencia sexual) en una plétora de entornos (hogar, escuela, medios de comunicación…).
  3. Las niñas y adolescentes son más vulnerables a ser víctimas de ciberacoso.

Quedan explicados de forma más clara el enojo, la rabia y la impotencia que sienten las mujeres frente a casos de feminicidios y desapariciones. Y para quienes crean que las protestas como las del 12 de agosto de este año no deben darse, además de replantear sus prioridades, deben recordar que Mary Raleigh Richardson, a manera de protesta por el encarcelamiento de Emmeline Pankhurst, rasgó el 10 de marzo de 1914 la pintura La Venus del espejo (del español Diego Velázquez). Esto en el marco de la lucha del derecho al voto de la mujer en el Reino Unido. Entonces, y sólo como recordatorio, las obras de arte pueden restaurarse; las cámaras de vídeo, puertas de vidrio y otros objetos, reponerse; la diamantina puede limpiarse y las pintas pueden borrarse; pero ¿cómo se recupera una vida humana?

Basta de minimizar la situación. Basta de culpar a las víctimas. Es momento de ejecutar políticas públicas enfocadas en la protección de los sectores vulnerables de la ciudadanía. Es momento de rescatar trabajos como los de Alejandra Massolo Género y seguridad ciudadana: el papel y reto de los gobiernos locales en donde se reconoce como desde la infancia las mujeres aprenden a estar continuamente en guardia, en detrimento de su libertad y autonomía personal, pues las ciudades son lugares inseguros para ellas. De ahí la importancia de emplear perspectiva de género para la construcción de un tejido social y un aparato burocrático que reconozca los retos y desafíos a los que se enfrentan las mujeres, en aras de darles solución.

Foto: cnnespanol.cnn.com

En la emisión de El Diario de Confianza, del 12 de junio de este año, los conductores recordaban como el actual Presidente de México le decía a la Jefa de Gobierno de la CDMX que no estaba sola (esto por la indignación por el secuestro de Norberto Ronquillo, amén de otros datos presentados por Semáforo Delictivo que mostraban como la delincuencia iba a la alza en la Ciudad de México) y decían que ella no estaba sola, pero la ciudadanía sí. Más que esperar que la ciudadanía y las mujeres no estén solas, es momento de pasar a la acción.

La seguridad, especialmente la seguridad ciudadana, es bidireccional: viene de arriba abajo (Estado-sociedad) y viceversa (sociedad-Estado). Por ello, es momento de exigir a las autoridades que cumplan con los compromisos en materia de seguridad, profesionalización de las fuerzas de seguridad pública y esclarecimiento de hechos en este tipo de casos (desde quien filtra información confidencial hasta funcionarios implicados) pero también aportar desde nuestra trinchera: renunciar a actitudes misóginas, fomentar la cultura de la denuncia, fortalecer el tejido social…

La indignación, tan popular en estos días, debe canalizarse para cambiar situaciones estructurales como la violencia contra la mujer. Los derechos de las mujeres, como los de todas las minorías, son derechos humanos. Es momento de garantizar estos derechos para que casos como los de esta columna no vuelvan a repetirse.

¡Ya basta de violencia! ¡Ya basta de feminicidios!

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