La devastación causada por la peste negra en Europa en 1348 fue una de las más intensas de la que se tenga registro la historia. Se estipula que entre el cuarenta y el cincuenta por ciento de la población pereció. A la Europa medieval le costó mucho trabajo subsanar las afectaciones de esta enfermedad, aún en el siglo XV la sociedad europea resentía los estragos de esa devastadora epidemia. Cada estrato social sufría de manera distinta, aunque en términos generales existía una escasa oferta de trabajo; la clase aristocrática disminuyó significativamente; los monarcas y la nobleza competían por poder y recursos.
Sin embargo, las empresas navales acrecentaron su manufactura, dado que la expansión tanto como española y portuguesa incrementaron su búsqueda de nuevas tierras para el cultivo. Estas naciones poseían una ventaja geográfica considerable. Además, desarrollaron una combinación y adaptación de conocimientos tanto en la construcción de mejores navíos, como el uso y perfeccionamiento de instrumentos de navegación, tales como el astrolabio, el cuadrante y el compás magnético.
Portugal estaba mayormente interesado en rodear la costa africana, puesto que buscaba una ruta más eficaz hacia la India. Tan avanzada estaba su empresa que se dio el lujo de despreciar el proyecto de Cristóbal Colón. Fueron los reyes de Castilla y Aragón, quienes acababan de unificar sus reinos por medio del matrimonio, los que patrocinarían el viaje del navegante. El apoyo otorgado, además del permiso para acometer una empresa de descubrimiento, consistía en un pequeño préstamo para equipar una expedición de tres embarcaciones. En caso de que su proyecto tuviera éxito sería nombrando virrey hereditario y gobernador de cualquier tierra que descubriera, asimismo, debido a su insistencia fue nombrado Almirante del mar de Océana. También le prometieron el derecho de designar oficiales judiciales, pero no administrativos y sólo en el territorio de su jurisdicción. Aunado a lo anterior se sumaría el diez por ciento de las ganancias del comercio entre las colonias y la metrópoli.
Colón zarpó del puerto de Palos, en Andalucía el tres de agosto de 1492. Llegó a una isla en las Bahamas que nombró San Salvador el 12 de octubre del mismo año. A su regreso en marzo de 1493 llegó a España con escaso oro y sin una ruta más corta hacía la India, lo cual era su principal objetivo. A consecuencia de esto la corona se replanteó lo prometido a Colón.
Las empresas conquistadoras absorbían todo el gasto, ya sea por empresarios que invertían o por los propios soldados quienes se financiaban desde la armadura hasta la espada que portaban. En muchas ocasiones lo retribuido no era suficiente para pagar las deudas obtenidas por la compra de insumos de la guerra o de subsistencia. Respecto al repartimiento del botín, se dividía en cinco partes: una primera se enviaba directo a la corona, esto se denominaba quinto real; otra quinta parte se le otorgaba al capitán general; lo restante se dividía entre los soldados. En ocasiones era tan poco lo recibido que apenas alcanzaba para reponer el arma perdida en batalla. Quienes frecuentemente fungían como inversionistas eran los gobernadores de las islas y en menor cantidad empresarios desde España. Debido a que los gastos eran absorbidos por particulares y no por la corona se maximizaban los conflictos entre conquistadores y la monarquía.
La cantidad repartida entre los soldados tuvo que ver con el desempeño mostrado en el campo de batalla, aunque es de suponer que había una carga bastante notable de corrupción, por eso no sorprendería que algunos recibieran más que otros por el simple hecho de estar emparentados con un superior o tener un tipo de estima. Los empresarios quienes sólo habían invertido económicamente a la empresa sin hacer acto de presencia, también recibían su parte correspondiente. Un caso particular es el Diego de Velázquez a quien Cortés le envío una parte del botín, para apaciguarlo, y así evitar algún tipo enfrentamiento posterior.
En las actuales islas del Caribe: Cuba, Jamaica y Santo Domingo se empezaron a establecer los primeros gobiernos y a su vez funcionaron como base de organización para la inmersión hacía tierra continental. Silvio Zavala menciona “los españoles salían de Castilla con propósitos vagos, que sólo ante la realidad isleña concretaban”. Las primeras expediciones hacia tierras mexicanas fueron dirigidas desde Cuba. La vida en las islas era bastante incierta, dado que había pocos recursos y éstos tenían precios altos, para colmo el trabajo escaseaba. La mejor salida era el oficio de las armas, animada por la esperanza de encontrar riqueza.
El sistema de gobierno de las islas estaba subordinado directamente a España, por lo tanto, las declaraciones de guerra a las etnias originarias americanas eran consignadas sólo por la corona. Mientras que la repartición de indios, la prestación de servicios en las minas para la extracción de minerales y la disposición de las poblaciones tanto españolas como indias, eran reglamentadas por las ordenanzas.
Primeras avanzadas en territorio mexicano
En una primera instancia zarpa Francisco Hernández de Córdoba hacía territorio del actual Yucatán en México. Esta expedición a pesar de haber sido un fracaso, debido a que los mayas de la región de Champotón repelieron la avanzada, sirvió como catalizador para nuevas expediciones, debido a que mostró un territorio mucho más cuantioso y prometedor que lo ya conocido hasta al momento. Las siguientes expediciones fueron encabezadas por Juan de Grijalva, Alonso Álvarez de Pineda y Francisco de Garay, respectivamente. Fueron varios los intentos de penetrar estás tierras con fuerza, pero sin algún progreso considerable hasta que Hernán Cortés marcó la pauta de como adentrase con éxito.
El territorio con el que se encontraron los españoles tras adentrarse en el continente era muy diferente al que se habían enfrentado en las Antillas. En contraste, la conquista del Caribe fue rápida, violenta y relativamente fácil. Después de concluir el proceso de sometimiento la población nativa casi se extinguió. Por lo tanto, fue necesario adquirir fuerza de trabajo externa, la cual provenía de una red de esclavos originarios principalmente de África. Con la experiencia obtenida tras la conquista caribeña se tuvieron que modificar las formas de la ocupación. Las huestes españolas se adentraron al territorio continental y se dieron cuenta de la fuerza militar con la contaban las civilizaciones mesoamericanas.
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Hernán Cortés quién a pesar de ir en contra de su superior inmediato, el gobernador de Cuba Diego de Velázquez, armó una hueste de no más de 600 soldados y varios capitanes subalternos y se adentró hacía el continente. Cortés entendía muy bien el sistema político de su época y lo aprovechó de manera notable. Al llegar a tierra, cerca del actual puerto de Veracruz en 1519, le dio la categoría de población a su pequeño campamento. Fundó la Villa Rica de la Vera Cruz, se escogió un consejo, se eligieron alcaldes y regidores y se designó como Capitán General y Justicia Mayor al mismo Cortés. Esa fue una artimaña política muy acertada ya que no tenía permiso de poblar ni de fundar, pero esta acción le otorgó cierta autonomía con respecto a Velázquez, dándole mayor libertad y quedando sólo bajo la jurisdicción de la corona.
Las sociedades con las que se encontraría la avanzada dirigida por Cortés, como ya se mencionó anteriormente, serían muy distintas a las conocidas en las Antillas. Las ciudades estaban mucho más densamente pobladas, además tenían una estratificación política compleja. No serían un blanco fácil para el pequeño grupo de soldados que acompañaban al originario de Extremadura. La principal amenaza que vislumbró Cortés fue Mexico-tenochtitlan. El capitán aprovechó el repudio que sentían algunos pueblos hacía los mexicas para lograr alianzas muy significativas.
La hueste que conquistó la capital mexica se componía en su mayoría de indígenas. Sobre las ruinas de Tenochtitlan, los españoles, fundaron su ciudad capital, desde ahí, se controlaba todo el intercambio de la Nueva España con las Antillas, con Centroamérica, con el Perú y a la postre con Filipinas. En la nueva capital se congregaba todo lo obtenido por tributos o en saqueo, posteriormente era enviado al reino español su respectivo quinto real.
Estructuras sociales en los primeros años de la Nueva España
El primer sistema administrativo que se creó en la Nueva España fueron las encomiendas. Esto dio lugar a que cada conquistador tenía que hacerse cargo de dos o tres señoríos indígenas. El encomendero debía controlar que no se diera marcha atrás a las alianzas pactadas durante la conquista, como también de supervisar que no existiera indicios de alguna sublevación, así todos los señoríos quedaron bajo el domino de un español establecido en la Nueva España; salvo algunas excepciones, como los tlaxcaltecas, que estaban subordinados directamente al rey.
Posterior a la conquista del centro de México se llevaron a cabo intensos debates sobre los indígenas sobrevivientes. La controversia se centraba en la categoría que debían poseer, por ejemplo, se discutía si eran o no humanos o si poseían alma. La conclusión fue que eran individuos semejantes a los europeos, por lo tanto, también eran súbditos del rey. No fueron considerados infieles, puesto que nunca tuvieron una instrucción religiosa. Es por eso que la función principal de las encomiendas empezó a ser la evangelización de los indígenas, además de mantener a los frailes y doctrineros. Estás encomiendas vivían sólo del tributo indígena y no tenían la capacidad, ni la preparación para administrar los impuestos recibidos, por lo que se apoyaban en la forma de administración nativa existente antes del contacto, pactaban con la elite indígena, pero seguían manteniendo el control y la administración de los territorios.
A la postre, la corona se preocupaba por perder el control de sus colonias de forma paulatina. Por lo tanto, procedió a limitar el poder de las encomiendas. A su vez el grupo de aventureros y deseos de riqueza que llegaban desde la península aumentaba, al igual las relaciones entre los originarios y los colonos. Por un lado, estaban los conquistadores-encomenderos quienes buscaban a costa de cualquier cosa preservar sus privilegios obtenidos durante la conquista; por otro lado, se tenía a los que llegaron posteriormente reclamando un lugar donde establecerse. Pérez Herrero menciona: “los primeros representaban la tradición, los segundos la modernidad”.
Durante este primer periodo de conquista no había una autoridad clara, ni estable. La corona empezaba a preocuparse por conceder tanto poder a los conquistadores o a sus hijos, los cuales reclamaban ser los herederos de las nuevas tierras conquistadas. Los primeros en ser enviados, directamente por la metrópoli, fueron los oficiales reales. La Audiencia Real de México, así se le denominó, incluía a un tesorero, un contador, un factor y un veedor. Bernardo García Martínez remarca que la llegada de la Real Audiencia fue principalmente para mantener el control de los botines y tributos. Esta institución se convirtió en el máximo tribunal de México, mientras que los encomenderos iban siendo reemplazados poco a poco.
Los conquistadores el ver limitado su poder se vieron forzados a moverse cada vez más a los extremos norte o sur, ambos alejado de la capital novohispana. El desorden y el caos reinaba en la Nueva España, cada quien veía por sus propios intereses. La corona al querer fortalecer su control, ordenó el remplazo de los miembros de la primera audiencia creyendo que esto le daría estabilidad a un gobierno bastante fragmentado. Sin embargo, una segunda audiencia no tuvo el éxito esperado. En 1535 con la instauración del cargo de virrey, Antonio de Mendoza fue el encargado de cubrir este puesto, se modificó el aparato de gobierno central de la Nueva España. El virrey en teoría, tenía el control total, pero en la práctica era limitado principalmente por la Real Audiencia. El modelo completo estaba encabezado por el Rey y el Consejo de Indias quienes trataban de poner orden desde la península.
Posteriormente con el ingreso de los representantes del rey en la Nueva España se buscó limitar de una vez por todas el poder de los conquistadores, dado que estos no estaban sujetos a algún reglamento como los frailes, por ejemplo. Por lo consiguiente, las empresas conquistadoras, empezaron a formar ayuntamientos para gozar de una cierta autonomía, por eso la corona limitó el poder de los ayuntamientos quitándoles la facultad de efectuar mercedes de tierra. Con esta acción la corona reafirmaba su jurisdicción. Después, se creó el cargo de regidor, que según García Martínez fue clave dentro los ayuntamientos.
A manera de reflexión
Las empresas privadas tuvieron diversos problemas al momento de equilibrar las ganancias con lo invertido. Fueron pocos los que realmente llegaron a hacer fortuna. Incluso, para evitar una problemática mayor se designaron evaluadores, quienes se encargaban de tasar y poner el precio justo a las mercancías y labores médicas, así se podría fijar una deuda a pagar en un plazo de varios años. Otra medida, comenta Zavala, fue la de crear una moneda de inferior denominación. Esta moneda se denominó “peso de baja ley” u “oro tepuzque”, pero los mercaderes enterados de dicha acción triplicaron los precios de sus mercancías, y aunque hubiera alguna intervención en última instancia, los mercaderes, negarían la venta.
Si bien el virrey era la representación del rey en los territorios americanos, este era controlado por el inmenso organigrama político introducido o modificado por el mismo Rey en turno. Ejemplo de esto son alcaldes mayores y corregidores, los cuales estaban encargados del gobierno de los distritos. La función de los alcaldes era la administración de justicia local, mientras que los corregidores se encargaban de la administración de los pueblos de indios. En estos cargos se practicaba una cuantiosa corrupción, muy difícil de regular por el gobierno central. El territorio era inmenso y difícilmente controlable por un gobierno estático y centralista. La creación de nuevos cargos fue común en las provincias más alejadas, como la de Yucatán, Nuevo León, Nueva Vizcaya y Nuevo México. Debido a esto, existió el cargo de gobernador y magistrado, éstos tenían un poder semejante a los del virrey, aunque sólo en el ámbito político y administrativo. Los cambios en las estructuras de gobierno en la Nueva España fueron un tanto vertiginosos, la necesidad de la corona por mantener el control hizo que se dieran muchos ajustes a lo largo del periodo virreinal, la burocracia aumentó a lo largo de los años de forma constante sin lograr subsanar todas las problemáticas.
- Ilustración portada: «El sito de Tenochtitlán» / Fuente: wikipedia.org