Ésta semana se estrena en México la nueva versión del clásico de Roald Dahl: ‘Las brujas’. Una divertida y escalofriante película de aventura para niños y adultos que disfrutamos en los años 90.
El imaginario de Dahl
La presencia de las brujas en la cultura popular es vasta y podríamos dar numerosos ejemplos de ellas y sus características; Dahl hace más inquietante para los niños la existencia de estos seres: cualquier señora puede ser una bruja y son de cuidado, pues odian a los niños en demasía.
‘Las brujas’, publicado en 1983 pone a un niño y su abuela en un predicamento cuando se encuentran con la reunión anual de brujas de Inglaterra con la presencia de nada más y nada menos que de su líder, La Gran Bruja. En dicha reunión, se han puesto de acuerdo para acabar con sus enemigos en un abrir y cerrar de ojos buscando convertir a todos los niños del país en pequeños ratoncitos.
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Tenemos pues una nueva y actualizada concepción de las brujas: señoras comunes y corrientes que te puedes encontrar en la calle, maestras, vendedoras o hasta la señora que te ofrece un dulce al cruzar la calle. Todas son un peligro para los niños pues para ellas son insoportables de ver y sobre todo de oler.
«No quiero decir, naturalmente, ni por un segundo, que tu profesora sea realmente una bruja. Lo único que digo es que podría serlo. Es muy improbable. Pero -y aquí viene el gran «pero»- no es imposible.»
Pero hay una forma de salvarse de ellas y es identificándolas, siempre de guantes blancos, aún en verano; se rascan la cabeza demasiado, pues usan peluca; usan zapatos muy apretados para sus pies, por lo que caminan mal y sobre todo: no soportan el olor de los niños limpios, así que cuánto menos te bañes, mejor.
Roald Dahl, historias para todos
Si bien es una narrativa simple, la premisa de el bien contra el mal está elaborada a detalle y logra mantener la atención en la historia de principio a fin. Al igual que demás textos como los sucesos mágicos Matilda y otras historias.
Pero Dahl también incursionó en otro tipo de relatos más maduros y claroscuros que rayan en el erotismo o lo perturbador como sus relatos en Historias extraordinarias (1977) y particularmente Mi tío Oswald (1979) que carece de toda inocencia.
Muchos son sus personajes infantiles que nos tienen una enseñanza y un recordatorio para los adultos que no hay nada mejor que ser niños.
Charly y la fábrica de chocolates, El gigante bonachón, Matilda y hasta el Superzorro son personajes que nacieron de la mente de este magnífico autor que dejó un legado enorme no sólo en cuentos, novelas y poemas sino en fundaciones para apoyar a la niñez.
Del papel a la pantalla
En 1990 Anjelica Huston nos dió una gran representación de la Gran Bruja en la versión cinematográfica que pasó un poco desapercibida en su protección pero que con el tiempo se convertiría en un clásico, con ligeras diferencias con el libro y una caracterización increíble de las brujas.
Este jueves se estrena en cines de México, la nueva versión ahora con Anne Hathaway como la antagonista principal esperando tenga una actuación tan buena como las que la caracterizan.