Casi todos, al menos una vez en la vida, nos hemos planteado interrogantes acerca de tener hijos o más aún, si es que todavía estamos solteros, hemos planeado nuestro futuro familiar al lado de una pareja.
Para muchos, el tener hijos se perfila como uno de los objetivos más importantes en la vida, motivado por el sentimiento de realización personal, el amor a la vida o bajo el argumento de que es «lo normal». Para otros, la procreación no forma parte de un proyecto de vida, prefiriendo enfocarse en la vida profesional, los intereses personales y/o en la pareja.
Sea cual sea tu forma de pensar, lo cierto es que tienes todo el derecho a decidir y optar por aquello que te brinde felicidad y te haga sentir pleno. Sin embargo, hay algunas consideraciones que valdría la pena analizar antes de tomar la decisión de ser padre o madre.
Razones para tener hijos
El entorno habitual y cotidiano demuestra que la paternidad/maternidad es una de las mejores experiencias en la vida; muchos aseguran que no hay nada mejor que sentir el amor hacia nuestros descendientes y saber que son nuestra propia creación, nuestra sangre.
La procreación no es más que un proceso natural que garantiza la perpetuidad de la especie, creando vínculos afectivos y derivando en la unidad más básica e importante de la sociedad: la familia. En este sentido, para muchas personas la autorrealización se logra con la conformación de su propia familia y es que, de acuerdo con nuestra biología, estamos predeterminados al cuidado de los demás y a la creación de grupos para asegurar nuestra supervivencia.
Ya en el plano de la convivencia, el sentirse amados de forma incondicional, recibir un abrazo al llegar a casa, participar en el proceso de aprendizaje durante los primeros años, compartir momentos en familia y disfrutar de buenas experiencias, son las mayores satisfacciones que se obtienen, principalmente, en el proceso de crianza de los hijos.
Esto indudablemente nos hace valorar las cosas sencillas o por muy simples que sean; en un mundo en el que las posesiones y riquezas se han convertido en el emblema de la felicidad y la plenitud, una sonrisa o las tiernas palabras de un hijo nos hacen valorar los pequeños placeres de la vida.
A su vez, tener un hijo es una responsabilidad muy grande, lo que implica muchos cuidados y compromisos. Esto obliga a que los padres maduren rápidamente y los dota de grandes experiencias, las suficientes para resolver gran parte de los problemas que se presentan a lo largo de toda la vida.
Por otro lado, la procreación nos permite establecer un linaje y dar continuidad a nuestra generación, misma que muy probablemente nos recordará después de morir, al menos durante varias décadas. De esta manera, mediante un legado, tenemos la oportunidad de trascender en la historia, algo que, si bien no nos retribuye algo tangible a cambio, dota a nuestra vida de un significado más profundo.
Razones para no tenerlos
Es muy común escuchar a las personas adultas hacer referencia al “pensamiento millennial”, reprochando que la idea de no querer tener hijos es una característica innata de las nuevas generaciones. Sin embargo, optar por no traer más individuos al mundo trasciende de este argumento reduccionista y puede encontrar sus bases en análisis más profundos y una planeación más objetiva.
Las condiciones económicas de las últimas décadas han encarecido con creces el costo de la vida y cada vez es más complicado vivir de manera decente, incluso si es con apenas lo necesario. Los salarios han caído de manera abrupta (en términos reales) en los años recientes y quienes apenas se incorporan al mercado laboral, personas menores de 30 años en su mayoría, sobreviven con sueldos verdaderamente bajos.
Tan solo por mencionar un ejemplo, el salario promedio de los profesionistas a nivel licenciatura en el año 2019 fue de entre 11 mil y 12 mil pesos mensuales. Si a esto se agrega el hecho de que ni siquiera el 20% de la población mexicana cuenta con estudios superiores, el panorama es aún más desalentador.
Los bajos ingresos limitan en muchos aspectos las posibilidades de criar a un hijo, ya que además de alimentación y vestido se requiere de servicios médicos, inversión en educación, entretenimiento, recreación, cultura, entre otras cosas. A su vez, la crianza de un hijo requiere de mucho esfuerzo y sobre todo de tiempo, uno de los recursos más escasos en esta época, debido a las largas jornadas laborales y el terrible ajetreo de la ciudad.
Por otra parte, el escenario medioambiental plantea verdaderos retos y nos hace dudar sobre la sostenibilidad del planeta en el futuro cercano. Cada vez es más común escuchar nuevas investigaciones acerca del calentamiento acelerado de la atmósfera, la destrucción de los hábitats naturales, la perdida de especies y la escasez de recursos tan valiosos como el agua.
Con base en estas perspectivas, diversos autores han hecho énfasis en la necesidad de reducir el crecimiento poblacional y apostar por políticas demográficas en aras de conseguir un desarrollo sostenible. Dentro de esta gran variedad de estudios destaca la visión del investigador canadiense Seth Wynes, quien afirma que una familia que decida tener un hijo menos tendrá el mismo impacto en cuanto a reducción de emisiones que 684 adolescentes que decidan adoptar un estilo de vida de reciclaje por el resto de su vida.
Así mismo, el contexto sociopolítico exhibe un gran número de problemáticas que están muy lejos de ser resueltas. Las amenazas de nuevas guerras, el crecimiento de la inseguridad y la delincuencia, así como un mundo con niveles de vida deplorables, son solo algunas de las situaciones que deberán enfrentar nuestros descendientes en los próximos años y razones importantes por las que cabría preguntarse si esto es lo que deseamos dejar a nuestros hijos como herencia: un mundo contaminado y lleno de problemas.
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Tu vida, tus decisiones
Como señalé en un inicio, cada persona tiene plena libertad para decidir su futuro y cómo quiere vivir su vida. Sea que optes por tener hijos o decidas vivir sin ellos, lo relevante es que logres tu felicidad.
Pese a ello, vale la pena hacer una última reflexión acerca del tema: actualmente somos cerca de 7,700 millones de personas las que habitamos el planeta; proyecciones para el año 2050 apuntan a que seremos poco más de 10,600 millones, ¿puedes imaginarlo?: 40% más autos, más contaminación, más escasez, más problemas.
Como seres humanos creemos que para sentirnos amados y lograr una plena convivencia familiar, requerimos que las personas salgan de nuestros propios cuerpos. Lo que buscamos en esencia es involucrarnos en nuestra sociedad: ¿acaso no podemos hacerlo con las personas que tenemos a nuestro alrededor?