Negarlo es inútil, y cegarse a los cambios generados a partir de la lucha emprendida por miles de mujeres en búsqueda de igualdad y respeto, resultaría ser un insulto. Durante años, las mujeres a lo largo del mundo se han levantado en medio de una extenuante batalla en contra de una sociedad que apenas generaciones atrás se ha dado el valor de derribar estereotipos y creencias toxicas que, atentaban contra nuestra integridad como seres humanos. No obstante, pese a que la lucha ha ocasionado grandes y beneficiosos cambios para nosotras, es necesario hacer hincapié en que aún falta mucho por conseguir. La batalla contra una sociedad retrograda y misógina persiste, especialmente en favor de todas esas mujeres que inclusive, continúan sufriendo violencia y discriminación por el simple hecho de pertenecer a comunidades indígenas. En manos de hombres y hasta de otras mujeres.
Este lunes, 5 de septiembre; se conmemoró un día sumamente especial. Un día que, fue establecido para defender a todas nuestras mujeres indígenas. No solo en México, sino en todo el globo terráqueo: el día Internacional de la Mujer Indígena. Dicha conmemoración, surgió durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América; suscitado en Bolivia, durante el año de 1983 en honor a la heroína suramericana, la indígena peruana Bartolina Sisa, reconocida por haber luchado durante la época colonial junto a su esposo, Julián Apaza. Entre uno de los objetivos principales por los que esta fecha quedó inmortalizada, se encuentra el brindar reconocimiento a todas esas mujeres indígenas, quienes desde siempre han jugado un rol importante en la preservación de la cultura de sus comunidades, así como de sus dialectos.
Desafortunadamente, las mujeres indígenas lejos de ser vistas como testimonios vivientes de nuestra cultura. Son objeto de una triple discriminación. La primera discriminación, se enfoca en su género, pues infelizmente la mayoría de los pueblos indígenas a los que pertenecen, son machistas. La segunda, se debe justamente a su “condición de indígenas”, pues en muchos lugares, este es motivo suficiente para ser vistas como inferiores. Por si eso fuera poco, la tercera discriminación nace a raíz de la pobreza en la que mayoría de estas mujeres vive.
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El día de hoy, como un pequeño homenaje a cada una de esas mujeres y niñas que forman parte de un auténtico legado histórico y de nuestra identidad cultural, es que he decidido escribir y dar a conocer estos tres poemas, inspirados en este día, pero sobre todo en ellas.
Plumaje
Muestra altiva.
Muestra orgullosa.
Que de siete colores se pinta tu pasado.
Que de mil historias se tiñe tu lengua al hablar.
Que de mil cielos se proclama tu coraje.
Que el color del bronce y del oro saqueado descienda sobre tu piel.
Muestra tu plumaje, señora de tantas vidas.
Muestra tu plumaje, niña del sol.
En tus ojos
Si en tus ojos, se viese.
El amanecer de tus menesteres.
Sonrisas sinceras, valientes y de fortaleza.
Lucha y libertad desde tiempos colapsados.
En tus ojos se refleja todo un cielo de promesas.
De telas coloridas se rodea tu cuerpo y espíritu.
En tus ojos se plasman vivencias pasadas.
En tus ojos se muestra tu alma inmortalizada.
En tus ojos se divisa tu historia cristalizada.
Solecito
Solecito que desciende y trasciende.
Solecito que deslumbra y atiende.
Que encanta y cobija con su belleza.
Eres tan bello que no necesitas de la luna para sobresalir.
Das testimonio de tu existencia que es más longeva que la de la tierra.
Hija de trigales.
De maíz, de huertas y de la madre naturaleza.
De fuerza y coraje.
De cabellos nocturnos que se cubren de estrellas.
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Foto portada: fuente / terceravia.mx