La muerte de Kobe Bryant ha sido un balde de agua helada a nivel mundial. Independientemente de que te guste o no el baloncesto son pocas las personas que no saben quién era esta figura. Es indudable que este fue un hombre que escribió historia en su deporte y también fuera de el.
Kobe Bryan fue un basquetbolista que marcó época, siendo reconocido por la afición y especialistas como unos de los mejores de todos los tiempos, admirado y querido por el mismísimo Michael Jordan, quien luego de su muerte dijo “…era como un hermano pequeño para mi”. Ganador de 5 campeonatos de la NBA, 1 vez MVP de la liga, 2 medallas olímpicas de oro y otros premios relacionados con su deporte.
EL jugador de los Lakers pasó por esa complicada fase donde un jugador debe de decidir dejar el juego, la edad y el físico lo piden a gritos, aunque la mente y el corazón digan lo contrario. Para Kobe fue una transición, y parte de ese proceso lo hizo mediante un poema, así como si fuera una declaración de amor; el jugador escribió su sentir para bien y para mal sobre el baloncesto: lo que lo inspiraba, lo que lo hizo crecer desde niño, la energía, la pasión y hasta la derrota, todo lo que el deporte le había dado desde pequeño hasta decidir terminar con su grandiosa carrera.
El escrito lo tituló ‘Dear Basketball’ y fue publicado en noviembre de 2015 en el sitio web The Player’s Tribute, año en que anunció su retiro. El poema por si solo ya era inspirador y muchos jugadores y famosos alrededor del mundo se encargaron de replicarlo y demostrarle a Kobe lo mucho que lo extrañarían.
No fue hasta dos años después que Glen Keane se convertiría en socio de Bryant y llevarían ese texto, que ya era un éxito, en algo más grande: un cortometraje animado leído por el mismo jugador y animado con ilustraciones de su paso por la NBA y su crecer hasta volverse un hombre. El video estaba acompañado de la música de John Williams, ganador de 5 premios Oscar y musicalizador de una gran variedad de películas.
El resultado, un video de poco menos de 4 minutos que resulta muy inspirador, la vida de un hombre que se volvió símbolo de éxito luego de diferentes adversidades. Así fue que la Academia notó esto y decidió nominar este corto en los Oscars como mejor corto animado en el 2018.
El corto ‘Dear Basketball’ compitió contra ‘Garden Party’, de Victor Caire y Gabriel Grapperon; ‘Lou’, de Dave Mullins y Dana Murray; ‘Negative Space’, de Max Porter y Ru Kuwahata, y ‘Revolting Rhymes’, de Jakob Schuh y Jan Lachauer.
‘Dear Basketball’ ganó, y Kobe subió al escenario por otro premio más, sostuvo su estatuilla y dijo:
“Como jugadores de baloncesto, se supone que solo tenemos que lanzar y driblar. Pero me alegro de que hagamos un poco más que eso”.
“Desde el momento en el que empecé a ponerme las medias de jugar de mi padre, disparando mi imaginación con tiros ganadores en el Great Western Forum, supe que una cosa era verdad: quedé enamorado de vos. Un amor muy profundo al que le entregué todo, desde mi mente y mi cuerpo hasta el alma y el espíritu.
Siendo un niño de seis años, profundamente enamorado de vos, nunca vi el final del túnel, solo me veía a mí mismo corriendo para salir de uno. Y corrí, corrí hacia arriba y abajo de cada cancha, después de cada balón perdido, por vos. Exigiste mi empuje, te di mi corazón, porque eso vino con mucho más.
Atravesé el sudor y el dolor, no porque el desafío me llamase, sino porque VOS me llamaste. Hice todo por VOS, porque eso es lo que haces cuando alguien te hace sentir tan vivo como vos me has hecho sentir.
Concediste a un pequeño niño de seis años su sueño Laker, y siempre te amaré por ello. Pero no puedo amarte de manera tan obsesiva por mucho más tiempo. Esta temporada es lo último que tengo que dar. Mi corazón puede atajar los golpes, mi mente puede lidiar con la dura rutina, pero mi cuerpo sabe que es tiempo de decir adiós.
Y eso está bien. Estoy listo para dejarte ir. Quiero que lo sepas para que ambos podamos saborear cada momento que dejamos juntos. Los buenos y los malos. Nos hemos dado todo lo que tenemos mutuamente.
Y los dos sabemos que no importa lo que haga después, siempre seré ese niño con las medias y los cubos de basura en la esquina: «05 segundos en el reloj, balón en mis manos 5. 4. 3. 2. 1»
Siempre te amaré.
Kobe