Para muchos chilangos, más allá de las icónicas Torres de Satélite en Naucalpan, se acaba la ciudad, «ya no hay nada para allá», muchos dicen. Sin embargo, después de las torres continúan otros 20 kilómetros de mancha urbana, de los cuales se necesitan recorrer más de 12 para llegar a Cuautitlán Izcalli, la última frontera del área metropolitana. Allá en Izcalli (corto, como todos lo conocen) viven casi medio millón de personas, de las cuales casi la mitad desaloja el municipio en días hábiles para trasladarse hacia la CDMX. Los habitantes van y vienen diariamente recorriendo un trayecto de mínimo 40 minutos sin tráfico para llegar a sus trabajos o escuelas.
En otros países, o incluso en otros estados de la república, una ciudad de medio millón de personas sería hasta cierto grado autosuficiente y se consideraría como «grande». No obstante, para muchos «izcallenses», Izcalli solo sirve para ir a dormir, es una ciudad dormitorio. Sumergida y afectada por otros problemas sociales como la inseguridad y de infraestructura como pobre transporte público y malas vialidades, y que depende en gran medida de la Ciudad de México para subsistir. Esto contrasta demasiado con el plan que se tenía para el municipio cuando se fundó en 1973, donde se conceptualizó como una ciudad planeada que pudiera haber sido el nuevo modelo de ciudad mexicana contemporánea.
El inicio de la utopía
La historia de Cuautitlán Izcalli se conoce poco, en verdad poco. El municipio se fundó en julio de 1973 con hectáreas de terreno cedidas por otros municipios como Cuautitlán, Tepotzotlán y Tultitlán. Además de que el nacimiento del municipio fue autorizado por el priísta inmortalizado, entonces gobernador del Estado de México, Carlos Hank González (aquel presunto creador del Grupo Atlacomulco y amigo de López Portillo y del «Negro» Durazo), así como también otros de datos históricos y técnicos que se repiten sin cesar pero no dicen gran cosa más. En realidad, es díficil encontrar muchos otros datos sobre el municipio, y solo los primeros habitantes de este conocen realmente como fue en sus inicios.
Actualmente casi nadie sabe que Cuautitlán Izcalli fue planeado desde sus inicios, en un plan desarrollado tanto por el gobierno estatal como el federal para una nueva urbanización de las afueras de la Ciudad de México. La idea era desarrollar un núcleo urbano a las afueras de la ciudad que atrajera a poblaciones aledañas para vivir y trabajar, para así reducir los fuertes flujos poblaciones que comenzaban a llegar a la ciudad desde el Estado. Así, en un área que ya tenía establecidas zonas industriales, las cuales se contemplaban que serían las principales fuentes de trabajo, se inició la construcción de la nueva ciudad.
Estructura
Es normal que muchos izcallenses no sepan casi nada de esto, ya que actualmente no queda mucho del plan actual, pero inicialmente se hizo una traza urbana planificada para hacer funcionar a la ciudad. Esta funcionaba a base de dos avenidas principales, Dr. Jiménez Cantú con sentido vial hacia el sur, y Primero de Mayo con sentido vial hacia el norte. En medio de estas se desarrolló un Centro Urbano, que funcionaba como núcleo comercial del municipio, y también alberga los edificios gubernamentales del municipio. Hacia las afueras de las avenidas, se adjudicaron algunos predios para el desarrollo de colonias de viviendas, así como para áreas verdes y parques, a los cuales se les dio suma importancia en el plan inicial.
En términos urbanísticos, la traza inicial pintaba para funcionar bastante bien, y marcaba un fuerte cambio y una revolución en en el desarrollo de ciudades y pueblos en México. Con un esquema ortogonal y bien equilibrado de calles y avenidas amplias, buena infraestructura urbana y una dada importancia a las áreas verdes, Izcalli parecía pintar bien para ser la ciudad utópica que tanto se decía. En poco tiempo llegaron sus primeros habitantes, los cuales aún recuerdan con cariño los primeros años en el municipio antes de cayera en una fuerte debacle social, económica y urbana.
Cuando llegaron los problemas
Muchos izcallenses también están de acuerdo en que su municipio empezó a caer cuando empezó a crecer más de lo que debía. Después de varios años, más gente se vio atraída a llegar a Izcalli, y fuertes flujos poblacionales comenzaron a arribar. La situación se agravó en 1985 tras el terremoto, donde cientos y cientos de personas de la Ciudad de México y otros municipios como Nezahualcóyotl y Ecatepec perdieron sus hogares, y buscaron nuevos puntos de la zona para residir. Todos estos factores hicieron que Cuautitlán Izcalli creciera sin control y regulación, lo cual derivó al desarrollo de nuevas zonas habitacionales auto-construidas sin ninguna planeación urbana o estructural.
Los nuevos gobiernos tanto del municipio como del estado dejaron de voltear a ver las problemáticas y el estado urbano-arquitectónico del municipio. Construcciones mal planeadas elaboradas tanto por los mismos pobladores como por constructoras corruptas invadieron las zonas aledañas y lograron hacer que se rompiera el esquema urbano inicial. Al final, los más afectados fueron estos nuevos pobladores, quienes tuvieron que adecuarse a residir en colonias y barrios sin servicios como drenaje y agua, calles sin pavimentar y ubicadas a grandes distancias del centro urbano. Así como otras colonias existentes que posteriormente se convirtieron en puntos de delincuencia debido a su marginación socio-económica.
La distancia, la falta de trabajo. La actualidad.
Para los años 90, Cuautitlán Izcalli ya tenía mucha más población de la que podía soportar inicialmente, y ya estaba completamente unido al monstruo metropolitano de la ciudad a pesar de su lejanía. Esto hizo que la proporción entre habitantes y fuentes de empleo fuera bastante dispareja, por lo que miles de personas tuvieron que salir hacia el Distrito Federal para trabajar. De igual forma, muchos de sus servicios se quedaron atrás para abastecer a la población, por lo que muchas personas tienen que salir diariamente para asistir a lugares como bibliotecas y centros comerciales, hasta lugares más indispensables como universidades y hospitales.
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Hay puntos del municipio que se ubican a 40 kilómetros del centro de la CDMX, y aún así, montones de personas recorren estos o incluso más para hacer sus actividades diarias. Ya es normal que los izcallenses pasen 4 horas diarias en el transporte público, el cual se encuentra en un estado también mediocre debido a la ausencia de redes públicas de transporte como el metro o el metrobús, lo cual deja solamente camiones y combis en mal estado que son controladas por empresas corruptas y sindicatos transportistas, y que diariamente están expuestos a asaltos y otras situaciones como acoso y violencia de género.
La situación de Izcalli no es muy distinta a la de otros municipios y otras ciudades de la zona metropolitana, las cuales también son simples ciudades dormitorio ubicadas a decenas de kilómetros de distancia. A pesar de todo, muchos izcallenses agradecen que su municipio aún dista de estar al nivel de otros como Ecatepec y Chimalhuacán, donde realmente puede ser mortal e insufrible vivir. Sin embargo, aquellos que pueden no dudan en salir de aquí e irse hacia el centro y sur de la CDMX o hacia Querétaro, para escapar de este municipio fallido que por un tiempo pudo haber sido uno de los mejores lugares para vivir.