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Conoce la historia del Palacio de Bellas Artes

Para los mexicanos, en especial los capitalinos, es un orgullo y símbolo el Palacio de Bellas Artes, el máximo recinto de cultura de México; pero ¿cuántos de nosotros conocemos algo de su historia?


Origen

El siglo XX recién había comenzado y en México eso significaba otro año del mando total de Porfirio Díaz y del refinamiento francés de la clase alta de los Estados Unidos Mexicanos. Para Díaz, 1901 significó el comienzo de una nueva etapa de la capital mexicana que comenzó con la publicación de Obras de embellecimiento y utilidad para la capital con motivo del centenario de la independencia.

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Fuente: Centro Urbano

Una de las obras a realizarse fue la remodelación del Teatro Nacional, abierto desde la inauguración de 1844 bajo el nombre de Gran Teatro de Santa Anna. Tal lugar –ubicado entre Filomeno Mata y Bolívar– dedicado a la cultura, cambió varias veces de nombre por la situación política del país, sin embargo, más tarde se dio a conocer que la reparación de éste era demasiado caro por lo que de remodelación pasó a demolición y finalmente a la construcción del Gran Teatro Nacional.

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Inauguración

Decidido el plan, se llamó al arquitecto francés Adamo Boari para la edificación del nuevo recinto, pero a finales de 1910 el Plan de San Luis llevado por Madero irrumpió  la construcción por el recorte de fondos de parte del gobierno de Díaz y más tarde con la cambiante situación del país, el teatro cayó en un estancamiento que impidió su apertura a pesar de que la fachada contaba con un 80% de avance.

Finalmente con el Maximato y Abelardo L. Rodríguez en la presidencia, el país y las arcas públicas logran la suficiente estabilidad para que el Palacio de Bellas Artes fuera inaugurado el 29 de septiembre de 1934.

Fuente: My Modern Met

Curiosidades

El teatro previo al Palacio de Bellas Artes inició sus funciones con el nombre de Gran Teatro de Santa Anna, también llamado Teatro Vergara -por la calle donde estaba ubicado- , a la llegada de Maximiliano de Habsburgo recibió el nombre de  Teatro Imperial y finalmente, cuando Juárez vuelve a la capital, toma el nombre de Gran Teatro Nacional.

La Decena Trágica (1913) tomó como lugar protagónico la Casa fotográfica Daguerre, que estaba justo enfrente de las obras de construcción del Teatro Nacional. Esto sucedió cuando Madero, Huerta y Manuel Bonilla se refugiaron allí a la mitad del tiroteo de los insurrectos contra los federales, el resto de la historia es bien conocida, la traición de Huerta.

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