Hay un contraste que tiene lugar en Hamburgo, una ciudad alemana que alberga al modesto club St. Pauli, cuya filosofía consta de cuatro ejes: antiracista, antihomófobo, antisexista y antifascista; además de que se catalogan como una institución anarquista, comunista y socialista.
Los Piratas son un fenómeno sin precedentes. Ubicados en la segunda división de Alemania. Sin tener un sólo título en su palmarés es uno de los equipos más seguidos en el mundo con aproximadamente 20 millones de aficionados, y cuentan con más de 600 peñas que alientan semana tras semana desde donde estén. Su máximo logro fue derrotar en 2002 al Bayern Munich por marcador de 1-0, con gol de Samuel Kuffor.
St. Pauli. Otro futbol es posible
Pero esa popularidad radica en su ideoligía. Son casi 109 años de una historia que incluso ha sido motivo de libros como “St. Pauli. Otro futbol es posible”, donde narran como una institución formada por trabajadores del Puerto de Hamburgo a quienes se les debe el color marrón del uniforme, pues el mismo que usaban en el inicio del siglo pasado, ha navegado contra la corriente en un futbol globalizado.
La austeridad es uno de los estandartes del equipo comunista. El fichaje más caro de su historia es el turco Cenk Sahin, quien les costó 1.3 millones de euros, pues prefieren invertir parte sus ingresos en programas para mejorar la convivencia en la localidad, educación a los jóvenes y el rescate a minorías vulnerables.
Este equipo tiene espacio para todas las causas
Cada partido en el Millerntor Stadion es un espectáculo, pues las ‘Jolly Roger’ invaden la tribuna en la que lo mismo puede haber trabajadores, punks, refugiados o indigentes que miembros de la LGTB, todos conviviendo por una misma causa, incluso, entre 2002 y 2010, el equipo fue presidido por Corny Littmann, quien es gay declarado.
También en la grada se pueden apreciar banderas con el rostro del Che Guevara, un personaje al que adoptaron desde 2005, cuando entrenaron en Cuba, su segunda vez en América, pues hace más de 30 años disputaron un encuentro ante la Selección de Nicaragua, como muestra de apoyo a la revolución sandinista.
Más que un deporte es una ideología
Para coronar el show en el estadio, debemos mencionar que los equipos visitantes entran al campo con el tema “Hells Bells” de AC/DC y cada que el local marca un tanto el inmueble retembla con “Song 2” de Blur.
El St. Pauli cuenta con una difícil de resumir, pero toda está enfocada a la lucha social, a ir siempre en busca de sus ideales aunque eso represente fracasos deportivos. Todo a cambio de llevar al pie de la letra su doctrina de igualdad, inclusión y respeto, sin juzgar a la gente por su origen, poniendo el ejemplo a sociedades enteras de países tercermundistas como el nuestro.