Charles Bukowski, el máximo símbolo del realismo sucio, dueño de una prosa inigualable e influyente escritor hasta nuestros días. Nacido en Andernach, Alemania y posteriormente nacionalizado estadounidense Bukowski basó sus escritos en vivencias personales que le sirvieron como catarsis y escape de las dolencias que afronto desde pequeño.
A través de sus textos y composiciones retrato la vida de un poeta maldito melancólico, bohemio, amigo de las farras y amante eterno de las mujeres. Charles se atrevió a vivir a su modo, hizo lo que quiso y cuando quiso, escribió con la pasión de un hombre atormentado que convirtió el sufrimiento en poesía, novelas y cuentos que le dieron reconocimiento internacional.
Su existencia no fue fácil, la miseria económica, el maltrato físico y psicológico de su padre marcó de por vida al escritor, haciéndolo un hombre con baja autoestima, alcohólico (él decía que su creatividad era producto del alcohol) y dependiente de las relaciones tóxicas. Asiduo al sexo casual y renuente al amor Bukowski tomo a las mujeres de su vida como musas para escribir algunas de sus novelas, entre ellas “La máquina de follar” “Mujeres” “El amor es un perro del infierno” “Escritos de un viejo indecente” donde plasmo las vivencias y desavenencias que tuvo con ellas.
[Te podría interesar: ‘Amor liquido: cuando el amor se limita a encuentros ocasionales‘]
Considerando por algunos como misógino, soez, vulgar, violento, exhibicionista literario que solo relato sus obsesiones y carencias, para otros, auténtico, atrevido, distinto, insobornable e irrepetible, Bukowski dejó en claro que su retórica no era apta para mentes cerradas y adoctrinadas, su escritura siempre fue libre, atrevida, arrebatada, autentica, cronista de su vida y tiempo dio voz a los marginados a los que él pertenecía, prostitutas, vagabundos, delincuentes, ludópatas, todos ellos formaron parte de sus narraciones.
Su extensa y exquisita obra literaria compuesta por poemas, ensayos y cuentos son prueba de su enorme capacidad y talento para escribir todo a través de su particular realismo sucio influido por autores como: D.H. Lawrence, John Dos Pasos o Ernest Heminway.
A cien años de su nacimiento (que sin duda él hubiera celebrado con una botella de buen vino) recordamos al último de los “poetas malditos” mote creado por el poeta francés Paul Verlaine con el que se le llamaba al grupo de escritores quienes no aceptaban la sociedad en la que vivían, la realidad que los rodeaba y se rebelaban contra ella, se consideraban incomprendidos, eran revolucionarios y lo mostraban con su literatura, pensamiento y actuar.
Bukowski ha sido traducido a más de una docena de idiomas, incluidos español, francés, alemán y portugués, visto como icono de la decadencia estadounidense y de la representación nihilista característica después de la Segunda Guerra Mundial. Su falta de ambición y compromiso con él mismo y con el resto del mundo, convierten a este escritor en una de las influencias de bastantes autores contemporáneos entre los cuales podemos encontrar a Alberto Fuguet, Pedro Juan Gutiérrez, Karmelo C. Iribarren, Roger Wolfe, Raúl Núñez y al grupo de rock inglés Dogs D’amour.
Charles Bukowski murió el 9 de marzo de 1994 en San Pedro, California, a la edad de 73 años a causa de la leucemia que padeció por varios años, antes de su deceso logro terminar su última novela titulada “Pulp”. En su lápida se puede leer como epitafio «Don’t try» irreverente y original hasta la muerte.