Siempre tras el telón se esconden cosas bastante nubladas, no todo siempre es color de rosa. En el futbol, como en todo espectáculo, siempre existen especulaciones, verdades a medias, y tal vez algunos misterios que jamás saldrán a la luz.
¿Curioso no?, millones de psiques centradas en algo tan pequeño, esférica que rebota en pilares de oro dentro de un campo de juego, pilares que cobran vida, dan magia y excentricismo a un deporte, o ¿tal vez un arte?; Pareciera que sí, pues es un deleite, una función hedonista completa en su máxima expresión, es lo que mortales conocemos como futbol.
Al pasar de las décadas, en la actualidad el deporte del balompié ha evolucionado en sus diferentes aspectos; reglas, estadios, manera de dirigir y orquestar el campo de juego. Pero un tema que causa disyuntiva y asombro en pleno siglo XXI es el capital que se maneja en el intercambio de las actuales estrellas del deporte, ¿Quiénes son los magnates tras todos los benjamines que sustentan estas transacciones?
Siempre tras el telón se esconden cosas bastante nubladas, no todo siempre es color de rosa. En el futbol, como en todo espectáculo, siempre existen especulaciones, verdades a medias, y tal vez algunos misterios que jamás saldrán a la luz.
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911 millones de euros, ¿cifra alta no?, si lo convertimos a la moneda americana nos da la módica cantidad de 1097.25 dólares; una persona ordinaria podría vivir una vida placentera con esa cantidad y dejar para sus próximas generaciones, y tal vez para las generaciones de sus generaciones. Pero en el mundo del futbol, en solo 30 días, esa cantidad desaparece. Se esfuma, se convierte en “inversión”, que en algunos casos, resulta ser una moneda al aire, pues las piernas que se adquirieron no germinan en el césped, no se adaptan, no adquieren los colores deseados.
Una fracción del capital ya mencionado, equivale a tal vez solo cuatro movimientos en el juego del ajedrez del mercado de fichajes, las manos del poder deben escoger bien su estrategia, pero no deben demorar tanto, pues hay lunfardos a la espera de la pieza deseada, de la más codiciada. ¿De dónde sale tanto dinero? ¿Patrocinadores?, puede ser; ¿inversiones de fuentes dudosas? , quizás. Pero la pregunta que en cabeza en cenit este dilema es el ¿Por qué un hombre vale tanto?, ¿Quién es catador de piernas y como se imputan estos estándares? o ¿Será por qué es arte?
Es curiosa esta perspectiva, pues el arte es de apreciación, el futbol una práctica maravillosa, pero, orquestada por reglas. Es aquí donde puede fluir el disparo del capital, el valor de un artista. Tanto en el arte como en el futbol, existen hombres que sobrepasan reglas, las rompen, las hacen añicos y nos llenan de asombro; pagamos por ver algo que no podemos entender, o eso es lo que tal vez, y solo tal vez, no hemos dejado de pensar, de almacenar en nuestra gran mente. Exagerado, pero hermoso a la vez, de índole maniqueista. Bien dicen que por eso, no todos pueden tener un Picasso.
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Foto portada: fuente/espanol.cgtn.com